jueves, 6 de diciembre de 2018
miércoles, 5 de diciembre de 2018
Las falsas virtudes y las virtudes de la esencia
"Desapegarse de los deseos, tal como lo aconsejan las Escrituras, va más allá de un desapego del placer y del dolor: se aplica además a las formulaciones mentales de vicio y virtud. El hombre que es virtuoso en forma tradicional no está más libre ó más abierto a su verdadero ser que el que cae presa de los automatismos del deseo. Pues dice un proverbio hindú: «Un ruiseñor en jaula de oro no es más libre que otro en jaula de hierro»".
[Claudio Naranjo, Psicología
de la Meditación].
Nuestro mundo está cansado de una virtud aparente,
inconsistente, que sólo sirve para mostrar a la sociedad cuánto el ego educado
se ha esforzado para crear una máscara suficientemente adaptada a las pautas
sociales. Es en el fuero interno del hombre, empero, y no en su fachada social,
donde se juegan los valores más importantes tales como el despertar de la
consciencia, la auto-realización y la felicidad.
Originada en Aristóteles y reforzada en la Escolástica, se ha
hecho tradicional la noción y práctica de la virtud como un hábito operativo de
hacer el bien. Esto es, el hábito de practicar voluntariamente lo que se
considera moralmente correcto en un determinado contexto sociocultural.
Esta noción de virtud es la que ha dominado durante siglos
nuestra educación occidental ligada, particularmente a partir de la Reforma
Protestante, al voluntarismo exagerado, la disciplina rigorista y las
penitencias impuestas y autoimpuestas con fines supuestamente éticos y
pedagógicos. Es claro, por otra parte, que en nuestro tiempo esta noción y
práctica de la virtud han caído en desuso y, en el contexto de un globalizado
relativismo en el que toda autoridad y los valores tradicionales están en
crisis, nuestro mundo prefiere hoy hablar de valores, una noción, por lejos,
mucho más abstracta y menos encarnada que la de virtud en su sentido originario.
Etimológicamente, "virtud" deriva del término griego
areté, que significa "perfección, excelencia" y también
"pericia, arte". Su traducción latina es: “virtus", de
donde deriva directamente nuestro vocablo en español. La raíz latina tiene
originariamente el sentido de “fuerza”, "energía que surge" y que se
abre paso hasta manifestarse. Para la espiritualidad y la mística en general, y
para la filosofía oriental en particular, la persona virtuosa es aquella que
obra no a partir de un hábito adquirido a fuerza de voluntad — por importante
que sean los buenos hábitos – sino a partir de la "energía ó fuerza
interior" que brota de una consciencia pura, de un alma cada vez más
autoconsciente ó iluminada. La virtud entendida en este sentido es como una
llama viva que transforma, mueve, produce cambios, pero siempre desde el centro
del alma hacia afuera, y no al revés.
Las falsas virtudes
En los distintos egotipos podemos hallar falsas virtudes. Éstas
no son sino cualidades características —y en cierto punto
"connaturales"— de cada tipo de personalidad que, aún siendo
positivas y valiosas en sí mismas, son frecuentemente utilizadas por el ego con
fines más o menos sutiles de manipulación (¡la manipulación es el arte por
excelencia del ego!). De allí que sirven al individuo para dar una imagen socialmente
aceptable, e incluso laudable, pero que no van más allá de eso.
Así, no sin una paradojal ironía, se ha llamado irónicamente al
E1 "la virtud enojada". Utilizando este egotipo la formación reactiva
como mecanismo de defensa principal, desde niño fue construyendo una fachada de
autocontrol, disciplina y rectitud que lo caracterizan pero que están lejos de
hacerlo feliz, sino todo lo contrario: cuanto más se esfuerza por ser virtuoso
más siente crecer dentro de sí el resentimiento y el enojo hacia los demás,
porque "los otros no hacen lo que deben"; y hacia sí mismo, por no
estar nunca al alcance de su superyóica exigencia interna, y por tanto, de
falsa perfección.
En el E2 podemos encontrar una seductora generosidad. Pero pese
a su fachada de filántropo capaz de ofrecer su cariño y ayuda concreta a todo
el que lo necesita (y al que no lo necesita también), el ego del E2 sustenta
una no reconocida necesidad de afecto y valoración, que hace de la misma ayuda
y sacrificio por el otro una herramienta de seducción y manipulación para
obtener afecto, reconocimiento y valoración.
En el E3 destaca una cualidad ejecutora capaz de potenciar al
máximo los propios recursos, siendo así que incluso con poco ó muy poco es
capaz de brillar lo suficiente para sobrevivir en medio de la cada vez más
selvática competencia social, y abrirse paso a la mirada de los demás. Pero en
una consciencia dormida, los logros exteriores no llegan a otorgar un auténtico
valor y sentido existencial.
En el E4 encontramos una sensibilidad especial para empatizar
con el dolor y sufrimiento del otro, pero detrás de esa empatía con el dolor
ajeno muchas veces se encuentra soterrado un masoquismo emparentado con una
baja estima de sí.
En el E5 encontramos una objetividad serena para tratar los
problemas de la vida. Pero en una consciencia dormida, lejos de ser una
auténtica sabiduría espiritual, es utilizada por el ego para enmascarar un
insano aislamiento afectivo y una desconexión tal que permite ver las cosas,
mas no dejarse tocar por ellas y amarlas como son.
El E6 suele gozar de un innato olfato para detectar la
injusticia y la falsedad. Pero debajo de ello muchas veces se esconde una
suspicacia de tipo paranoide al punto que aún rodeado de gente, como le gusta a
este ego, no llega a vincularse profundamente con los otros, de los cuales
siempre hallará una razón para desconfiar.
En el E7 encontramos una característica capacidad para abarcar
lo múltiple, ya a nivel de proyectos, ya a nivel de perspectivas en general.
Pero detrás de esa amplitud mental muchas veces asoma un trasfondo de ansiedad
por la cual se planifica mucho y se concreta poco, amén del desgaste de
energía, por un lado, y la frustración, por otro, que eso conlleva.
El E8 suele ser directo y firme. Pero ello es muchas veces
utilizado por el ego para enmascarar no sólo una típica torpeza de modos,
insensibilidad ó falta de tacto sino, más aún, un intento de dominio de la
situación y de los otros, que no es un auténtico interés por la verdad y la
justicia.
En el E9 todo parece ser paz y amor, dada su característica
adaptabilidad y capacidad para desaparecer en medio de los demás. Pero detrás
de esa aparente armonía interna, el ego esconde un profundo adormecimiento
psico-espiritual; y un intento de no ser molestado por nada ni por nadie para
gozar, imperturbable, de su mundo de fantasías ó falso santuario interior.
Vemos, pues, que todos los Eneatipos gozan de cualidades
características. Pero las mismas, aún siendo valiosas en sí mismas, están aún
lejos de ser auténticas "virtudes"; dado que si no media un despertar
profundo de la consciencia, sólo serán meros epifenómenos conductuales
socialmente adaptados de tendencias egóicas más profundas, en gran medida
inconscientes, latentes y operantes desde la Sombra.
Las virtudes de la esencia
Según el Eneagrama, las virtudes de la esencia son la contracara
de las pasiones del ego ó motivaciones deficitarias. Éstas últimas están
basadas en tres pilares: la ignorancia de sí, la avidez de lo aparente, y la
aversión de aquello que se desconoce y teme. [Cf. Naranjo, Carácter
y Neurosis]. Podemos deducir a partir de ello que, las virtudes, en
tanto brotan de la Esencia ó Ser en una consciencia despierta, constituyen un
núcleo motivacional luminoso —por llamarlo de alguna manera, opuesto a la
Sombra de la ignorancia de sí—, cuyos tres pilares, opuestos a los del ego,
serían: el auto-conocimiento profundo; la confianza básica; y la amorosa
auto-aceptación.
Según la tradición Sufí, cada persona humana es depositaria de
todos los atributos divinos; pero uno de ellos brilla en cada individuo con una
intensidad peculiar. Esta peculiaridad está dada en el nacimiento, ya que todos
nacemos en un estado puro y de benevolencia absoluta.
Las virtudes de la esencia y las falsas virtudes (pasiones)
I. Opuesta a la pasión de la Ira habita, dormida, en el interior
del E1 la virtud de la Paciencia (del lat. "patior" = padecer, soportar); gracias a la
cual el Perfeccionismo (fijación) y la implacable auto-exigencia del ego dan
paso a la aceptación serena de la realidad tal y como es, con sus ritmos y
tiempos propios, con sus luces y sombras. En el proceso del despertar de la
consciencia, mediante el constante trabajo de auto observación, y
particularmente en la meditación, el E1 es capaz de advertir que detrás del
caos y la imperfección humana todo el universo está ordenado y cada cosa
tiene un sentido a la luz del Todo, y que más allá de los parámetros del
deber ser, el Ser en sí mismo es bondad y Perfección, y por eso es posible
descansar y confiar, dejar ser, manipular menos y disfrutar más (el E1 deja
surgir aspectos positivos análogos a los del E7 sano).
II. La contracara de la pasión del Orgullo es la virtud de la
Humildad (del lat. "humus" = tierra).
Y así como la tierra no puede ser generosa ni dar fruto sin agua, sol y
cuidado, así también el progresivo despertar de la consciencia del E2 le
permite reconocer que no sólo tiene mucho para dar, sino que también tiene
legítimas necesidades de afecto, valoración, aceptación. Y particularmente en
la meditación va experimentando que el Ser es amorosa y generosa Libertad, pero
sólo para quien es sincero y verás consigo mismo, y se pone a la misma altura
de los otros, ni más arriba, ni más abajo. Este reconocimiento hace que aquello
que se brinda al prójimo surja, no ya de un Falso amor (fijación), sino de
sentimientos profundos y auténticos capaces de empatizar con el otro (el E2
deja surgir aspectos positivos análogos a los de los E4 sanos) a partir del
reconocimiento sincero de la propia realidad y sus necesidades.
III. Mediante el trabajo de autoconocimiento y progresivo
despertar de la consciencia, la búsqueda de brillo, la incansable construcción de
la fachada y la Vanidad del ego (pasión), dan paso al surgimiento de la virtud
de la Autenticidad (del gr. "autós" =
el mismo). Ésta permite al E3, particularmente gracias a la práctica de la
meditación, no sólo dejar de lado la falsedad (fijación) de sus mil máscaras
con lentejuelas, sino mirar su verdadero rostro en el espejo del Ser que habita
en su interior. Y puede comprender progresivamente que el Ser en sí y por sí
mismo es Armonía y que, por subsistir en
su incondicionada plenitud no depende de los logros alcanzados, ni de la
fachada construida, sino que es siempre don y gracia para la consciencia
despierta y sincera. Y así, además, comprende que es capaz de pensar no sólo en
el propio provecho sino también, con auténtica sinceridad, en el provecho de
los demás (E3 deja surgir aspectos positivos análogos a los del E6 sano).
IV. Pocas pasiones hay tan interiormente intensas como la
Envidia, que es el núcleo de motivación deficitaria del E4. Proporcionalmente,
es inestimable el valor de la virtud de la Ecuanimidad (del lat. "aequus" = igualdad; "ánimus" = ánimo; equilibrio de
ánimo), esencial en toda vida espiritual auténtica y fecunda. La ecuanimidad,
lejos de ser mediocridad, es la elevada capacidad de aceptar en todas las cosas
ese "justo medio" del que hablaba Aristóteles. Ella surge cuando,
mediante el progresivo despertar de la consciencia, y particularmente durante
la meditación, la mente logra trascender los engaños del ego y puede ver que
lejos de la insatisfacción constante y la falsa necesidad (fijación), la propia
existencia está arraigada y fundamentada sólidamente en el Origen trascendente
del que brota toda energía creadora, belleza y plenitud. Al contemplar esta
verdad superior, particularmente en la meditación, el E4 deja surgir de su
interior paciencia, serenidad y amor por la perfección inefable del universo (cualidades
análogas a las del E1 integrado), trocando así la envidia en auténtica y
profunda gratitud hacia la vida.
V. La pasión de la Avaricia puede considerarse un intento deficiente
de llenar un vacío inefable producto de la desconexión con el Ser. El desapego
patológico (fijación) y el desamor que caracteriza al E5 en niveles insanos, no
son sino epifenómenos consecuentes de haber perdido la conexión con la Fuente y
el Origen de toda riqueza interior. De allí que los E5 sufran en silencio una
inenarrable sensación de vacío, y por tanto sientan que no tienen nada valioso
para ofrecer, y se resignen a conservar para sí lo único que creen poder conservar:
sus ideas, recuerdos y sentimientos, primariamente; y su tiempo, palabras
y manifestaciones visibles de afecto e interés por el mundo y por los otros,
secundariamente. De allí su resignación y minimalismo generalizado, frutos de
la avaricia egóica retroalimentada. Por eso considero que la virtud esencial de
este eneatipo no es, como se ha dicho, el desapego (sano), sino más bien la
Generosidad (del lat. "genus" =
raza). Ya que ésta es por definición lo opuesto a la avaricia. Y consiste en un
doble aspecto: por un lado, reconocer que — contrariamente a la fijación del
desapego patológico— la riqueza de la humanidad toda (de nuestra raza humana)
habita en el corazón de cada persona, incluidos los E5!, y saborear
internamente la Conexión que existe entre sí mismo y todas las cosas; y
segundo, consiste en compartir de esa misma abundancia del Ser con todos los
hombres; porque la consciencia que despierta llega a entender, particularmente
en la meditación, que los bienes espirituales sólo se conservan, e incluso
crecen, si se los comparte con los demás. De allí que los E5 más integrados
tiendan a tomar un papel amoroso y generosamente proactivo (semejante a los E8
sanos) respecto del bien de sus semejantes.
VI. La Cobardía (pasión) que motiva a los E6 a buscar constante
seguridad en las autoridades exteriores, en las instituciones, en las
normas, en los renombres, en las marcas reconocidas…, ligada a una
flotante suspicacia y acusación de tipo paranoide (fijación), hace que, sea
quien sea la autoridad a la que busque aferrarse, nunca llegue a confiar
plenamente en ella. Esto engendra, por otra parte, la paradoja por la cual los
E6 tienden a agruparse con quienes comparten ideas, modelos e incluso la
misma inseguridad de base, pero no obstante su gregarismo, nunca llegan a
confiar plenamente en el grupo, dada su soterrada duda y vacilación. A lo
sumo, en su variante contrafóbica, este egotipo se mostrará más seguro de
sí e independiente, aunque seguirá teniendo temor y vacilación como centro de
los resortes de motivación deficitaria, generalmente inconscientes. Pero
en una consciencia despierta, la virtud esencial de los E6 es la Valentía (del
lat. "valens" =
robusto, fuerte), que nada tiene que ver con la respuesta más impulsiva y
ansiosa del contrafóbico, sino que está basada en el aplomo interior (análogo
al de los E9 integrados) que brota de la Confianza en el Ser cuya presencia es
experimentada, particularmente en la meditación, como una Base Firme presente
siempre, incluso en momentos de oscuridades y vicisitudes. Es así como san
Agustín de Hiponna, un iluminado E6, llegó a confesar: "Te buscaba fuera,
pero estabas dentro".
VII. La Gula de experiencias, ideas y sensaciones (pasión),
ligada a una imaginación siempre inquieta aplicada a la Planificación (fijación)
de innumerables proyectos, más de los que se pudiera emprender, puede verse
como un complejo mecanismo egóico, de apariencia siempre alegre, optimista e
indulgente, tendiente llenar no sólo una profunda sensación de vacío, sino
además orientado maníacamente a escapar del temor a ser tragado por ese mismo
vacío interior y quedar sumido en la oscuridad de la impotencia y el dolor.
Cuando el E7 empieza a comprender profundamente, particularmente en la
meditación, que el auténtico placer no está tanto en la cantidad sino en la
calidad y profundidad de cada experiencia, y en saborearla
sapiencialmente, comienza a surgir de su interior la virtud de la Moderación
(del lat. "moderor" =
señalar el tiempo, el modo y la regla). Mediante la cual ya no se busca saltar
maníacamente de un estímulo a otro, sino que se es capaz de planificar con
realismo y Compromiso; no ya desde la ansiedad que huye del dolor, sino
desde una visión holística y sapiencial de la realidad (análogamente a los E5
integrados), enmarcando la propia existencia dentro de un orden mayor y
trascendente.
VIII. Para quien hizo de la intensidad instintiva una lucha
contra el mundo, para no ser dominado por los otros en ninguna de sus formas,
el placer tiende a desaparecer. La pasión de la Lujuria es, en ese sentido,
para el E8 más que un desenfreno, un modo de lucha y dominación para no
sentirse vulnerable y dominado. Inseparable de esa pasión se halla la fijación
de la Venganza, muchas veces disfrazada de justicia. Pero cuando la consciencia
es capaz de elevarse por encima de los tortuosos mecanismos del ego, el E8 es
capaz de percibir, particularmente durante la meditación, que más profundo aún
que la lujuria y la venganza se hallan en su interior, latentes, las semillas
divinas de la Inocencia y la virtud de la Compasión (del lat. "cum" = con; y "passio" = padecer,
sentir; esto es, sintonizar con el sentir del otro). Esta última, al brotar de
la esencia va trocando la tosquedad e insensibilidad del E8 en sensibilidad
capaz de percibir aquél fondo de carencia óntica que está detrás de todo error
y malicia. Lo cual permite a la consciencia superior comprender cada vez mejor
que quien se equivoca y causa daño no sólo es merecedor de castigo,
sino, antes que eso, un pobre infeliz, un ignorante del bien y la verdad, y que
por tanto es objeto de enseñanza por parte de quien puede ver más
allá de las tinieblas y espejismos del ego. De esta manera, el progresivo
despertar de la consciencia de los E8 va trocando la cólera ciega y
vengativa en compasión lúcida hacia los ignorantes y malvados (análogamente a
la compasión del E2 integrado). Y así se parecen más al Divino Maestro que, no
sólo sacó a latigazos a los usureros del Templo, sino que antes y
principalmente entregó su vida para sanar, enseñar e iluminar. Testimonian esta
transformación grandes maestros E8, entre los que se encuentra el mismo
Gurdjieff.
IX. Detrás de la apariencia de paz y armonía generalizada de los
E9, se esconde una gran caparazón psicológica de Adormecimiento mental ó Acidia
(pasión), que favorece el incremento de la fantasía y aleja al individuo de su
misma consciencia de individualidad conduciéndolo al Olvido de sí (fijación)
—que es el origen de todos los egos, tal como lo muestra la posición
central del E9 en la parte superior del Eneagrama—. Y ello para evitar el conflicto y
permanecer siempre tranquilo. Por tanto, el rasgo de amabilidad pacífica de los
E9 no llega a ser aún virtud. Sólo cuando la consciencia del E9 despierta puede
empezar a percibirse a sí mismo no sólo como un individuo único e irrepetible,
sino además, principalmente en la meditación, llega a percibir que está
conectado a la Fuente del Ser que habita en su interior. De ese modo surge la
virtud de la Diligencia (del lat."diligere" =
amar con predilección). Ésta no es un mero hacer de tipo robótico, propio del
ego, sino todo lo contrario: un amor lúcido y activo, amor que "hace"
porque antes experimentó la presencia interior y transcendente del "Bonum
diffusivum sui", como decían los místicos medievales, esto es: el Bien que
se difunde y expande por sí mismo, que es creador y renovador, que ama a todo y
a todos porque antes pudo ver el inenarrable misterio de la individualidad de
cada cosa, su valor particular, y la armonía que todas ellas forman en orden
universal, donde cada cosa, cada ser, y cada persona ocupa su lugar. Y así, con
un amor consciente de sí y de los otros, y con una adecuada auto-estima
(análogamente a los E3 sanos), el E9 va trocando su hacer en cada vez algo
menos robótico, más lúcido y por tanto más profundamente eficaz.
* * *
En suma, como bien decía Aristóteles, la auténtica virtud es
capaz de hacer feliz al hombre. Ojalá la educación y la psicoterapia
enseñen al hombre de hoy a remover los obstáculos para permitir el progresivo
surgimiento de la Esencia y sus Virtudes. Esto se logra, no a partir del
voluntarismo ciego, sino todo lo contario: a partir de un progresivo despertar
de la consciencia mediante la auto-observación —y de la gran ayuda que en tal
sentido aportan la Meditación y el trabajo con los Sueños—.
El Eneagrama de las Virtudes nos señala un camino que, lejos de
basarse en la manipulación y el voluntarismo, el rigorismo y la moralina,
apunta a simplemente, como decía Heidegger: "Dejar ser al ser";
a dejar surgir aquella riqueza que habita en nuestro interior y que constituye
nuestro auténtico ser, nuestro verdadera riqueza. En tal sentido, bien podemos
entender que
"El Eneagrama no nos encierra en una caja; nos muestra la
caja en la que ya estamos y la salida" [Riso-Hudson, La Sabiduría del Eneagrama].
- Artículo publicado en la Revista
"Sintoniza Eneagrama", de la IEA Española, con el título
de:"Recuperando la Dimensión Espiritual de la Virtud, según el Eneagrama
de la personalidad".-
martes, 4 de diciembre de 2018
TIPO DE PERSONALIDAD SEIS: EL LEAL
MIEDO BÁSICO: No tener apoyo ni
orientación; ser incapaz de sobrevivir solo.
DESEO BÁSICO: Encontrar seguridad y
apoyo.
MENSAJE DEL SUPERYÓ: «Vales o estás
bien si haces lo que se espera de ti».
EL TIPO COMPROMETIDO, ORIENTADO A LA
SEGURIDAD, ENCANTADOR, RESPONSABLE, NERVIOSO Y DESCONFIADO
Hemos llamado leal a este
tipo de personalidad porque, de todos ellos, los Seis son los más leales a sus
amigos y fieles a sus creencias. Se hundirán con el barco y perseverarán en las
relaciones de todas clases mucho más tiempo que la mayoría de los otros tipos.
También son leales a ideas, sistemas y credos, incluso a la creencia de que hay
que poner en duda o desafiar toda idea o autoridad. En realidad, no todos los
Seis se llevan bien con las cosas como están; sus ideas podrían ser rebeldes y
anti-autoritaristas e incluso revolucionarias. En todo caso, van a luchar por
sus creencias con más fiereza con la que luchan por sí mismos, y defenderán su comunidad
o familia con más tenacidad que con la que se defienden ellos.
El motivo de que sean tan leales es
que no desean ser abandonados ni quedar sin apoyo (su miedo básico). Así, el
problema principal para el tipo Seis es la falta de seguridad o confianza en sí
mismo. Llegan a creer que no poseen los recursos internos para hacer frente
solos a los desafíos y caprichos de la vida, por lo cual, para orientarse,
dependen cada vez más de estructuras, aliados, creencias y apoyos exteriores.
Si no existen las estructuras convenientes, contribuyen a crearlas y
mantenerlas.
El Seis es el primer tipo de la
triada del pensamiento, lo cual significa que estas personas tienen la mayor
dificultad para conectar con su orientación interior; en consecuencia, no se
fían de sus mentes ni juicios. Esto no significa que no piensen; por el
contrario, piensan, y se preocupan, ¡muchísimo! También temen tomar decisiones
importantes, aunque al mismo tiempo se resisten a que otra persona las tome por
ellos. Desean evitar que las controlen, pero también temen asumir responsabilidades
que pudieran colocarlas en la línea de fuego. (El viejo adagio japonés, «La
hoja de hierba que crece demasiado alta la cortan», alude a esta
idea.)
Los Seis son conscientes de sus
ansiedades en todo momento, y siempre buscan maneras de construirse baluartes
de «seguridad social» para protegerse de ellas. Si se creen con respaldo suficiente
son capaces de avanzar con cierto grado de confianza; pero si el respaldo se desmorona,
la ansiedad y las dudas los invaden y se reactiva su miedo básico («¡Estoy
solo! ¿Qué puedo hacer ahora?»). Una buena pregunta para este tipo podría ser,
por lo tanto: «¿Cuándo voy a saber si tengo suficiente seguridad?», o, si vamos
al fondo: «¿Qué es la seguridad?». Sin la orientación interior esencial y la
profunda percepción de apoyo que da, los
Seis están en un eterno esfuerzo por
encontrar terreno firme.
Tratan de formarse una red de
personas de confianza sobre un fondo de inestabilidad y miedo; suele invadirles
una ansiedad indecible y luego intentan encontrar o inventarse motivos que la expliquen.
Con el deseo de que haya algo sólido y bien definido en sus vidas, podrían aferrarse
a explicaciones o posturas que creen que justifican su situación. Dado que les
cuesta «creer» (confiar, tener fe, convicciones, posturas), y dado que eso es
tan importante para su estabilidad, una vez que establecen una creencia fiable
no la ponen en duda fácilmente ni desean que lo hagan otros. Lo mismo vale para
las personas que forman parte de sus vidas: cuando logran confiar en alguien,
hacen todo lo posible por mantener la relación con esa persona, que actúa a
modo de medida de eficiencia, memora o reguladora de sus reacciones emocionales
y de su comportamiento; por lo tanto, hacen todo lo que está en su poder para mantener
esa afiliación («Si no me fío de mí, tengo que encontrar algo en este mundo de
lo que pueda fiarme»).
Aunque inteligente y hábil, Connie
todavía tiene que luchar con la inseguridad de su tipo: “Cuando tengo
controlada la ansiedad, también controlo la necesidad de consultarlo todo con
mis amigos. Solía necesitar el gesto de aprobación de varios cientos (¡es broma!),
de «autoridades». Casi para cualquier decisión tenía que reunir un consejo de amigos.
Normalmente lo hacía de uno en uno: «¿Qué opinas tú, Mary? Si hago esto podría
ocurrir aquello. Decide por mí, por favor». [...] Últimamente he reducido el número
de autoridades a una o dos amigas de confianza y, de tanto en tanto, tomo yo sola
mi decisión.”
Mientras no conectan con su
orientación interior, los Seis son como una pelota de ping-pong que va de un
lado a otro según la fuerza de las influencias que lo alcanzan en un momento dado.
Dada esta reactividad, digamos lo que digamos sobre los Seis, también suele
ser cierto lo contrario. Son fuertes y débiles, temerosos y
valientes, confiados y desconfiados, defensores y provocadores, dulces y
amargos, agresivos y pasivos, matones y enclenques, pensadores y realizadores,
están a la defensiva y a la ofensiva, en grupo y solos, son creyentes y
escépticos, cooperadores y obstaculizadores, tiernos y duros, generosos y
mezquinos, etc. Su «sello» característico es lo contradictorio, el hecho de que
son un manojo de opuestos.
Su mayor problema es que intentan
crear seguridad en su entorno sin resolver sus inseguridades emocionales. Pero
cuando aprenden a enfrentar sus ansiedades comprenden que si bien el mundo está
siempre cambiando y es, por naturaleza, incierto, pueden estar serenos y ser
valientes en cualquier circunstancia. Y son capaces de lograr el don mayor de
todos, estar en paz consigo mismos pese a las incertidumbres de la vida.
LA PAUTA INFANTIL
Ten presente, por favor, que la pauta infantil que describimos aquí no es causa del tipo de personalidad. Más bien describe las tendencias que observamos en la primera infancia y que tienen una influencia importante en las relaciones del tipo en su edad adulta.
Ten presente, por favor, que la pauta infantil que describimos aquí no es causa del tipo de personalidad. Más bien describe las tendencias que observamos en la primera infancia y que tienen una influencia importante en las relaciones del tipo en su edad adulta.
El miedo básico de los Seis (no
tener apoyo ni orientación y ser incapaces de sobrevivir solos) es un miedo muy
real de todos los niños. Un bebé no puede vivir sin su madre y su padre; depende
absolutamente de ellos. La mayoría de las personas han reprimido los recuerdos claros
del terror de esa dependencia. Pero a veces son lo suficientemente intensos
como para aflorar, como en el caso de Ralph, asesor de cincuenta y tantos años:
“Recuerdo que despertaba en mi cuna
y me incorporaba, sujetándome a un lateral. Oía reír y hablar a mis padres con
los vecinos, mientras jugaban a las cartas en la sala de estar. Oía el sonido
de las cartas al caer sobre la mesa. Llamaba varias veces a mi madre, para que
viniera a mi dormitorio a oscuras; con cada llamada el miedo iba en aumento.
Desesperado, entonces, llamaba a mi padre, pero nadie venía a ver qué quería, y
al final me quedaba dormido. Hasta los once años no quería perder de vista a mis
padres cuando estábamos a más de quince kilómetros de casa; tenía miedo de que me
abandonaran.”
En cierto momento de su desarrollo,
los niños pequeños hacen algo muy notable; pese a su enorme dependencia,
comienzan a caminar alejándose de sus madres, a afirmar su independencia y
autonomía; en psicología infantil esto se llama fase de separación.
Uno de los ingredientes más
importantes que ayudan al niño a encontrar el valor para separarse de su madre
es la presencia de la figura paterna (no siempre el padre biológico, aunque
suele serlo, es la persona que pone disciplina, estructura y autoridad en la
familia). Si la figura paterna está presente de modo firme y constante, ofrece
la orientación y el apoyo para que el niño se esfuerce por independizarse; le
enseña los usos del mundo, lo que es seguro y lo que no lo es, y refleja la
orientación y apoyo esenciales interiores del niño. Claro que para la mayoría
de nosotros, este proceso ha sido menos que perfecto, con la consecuencia de
nuestras inseguridades de adultos. Pero si bien todos experimentamos esto hasta
cierto punto, los Seis lo tienen particularmente presente.
Además, si el niño Seis percibe que
el apoyo de su padre a su independencia es insuficiente, podría sentirse en
peligro de verse avasallado por su madre y por todo lo que ella representa para
él. Esto hace que se intensifique la necesidad de mantenerse en guardia, y le
produce una fuerte ambivalencia y ansiedad respecto a la confianza, el cariño y
la intimidad. Así, anhelan la aprobación y la intimidad, pero sienten la
necesidad de defenderse de ellas al mismo tiempo. Desean ser apoyados pero no
avasallados.
Joseph, periodista cuarentón, ha
explorado algunos de estos problemas en terapia: “Tuve una madre muy poderosa,
controladora y algo deslumbrante. Era capaz de retirar su amor en un instante,
furiosa, y muchas veces de modo inexplicable. Era un amor muy condicional, que
dependía sobre todo de una lealtad absoluta a sus valores, creencias y juicios,
por variables y equivocados que fueran. Yo solía pensar que mi papel era
enfrentarme a ella, luchar por mi supervivencia. El problema era que mi método
era negativo: me resistía a ella y sobrevivía, pero nunca estaba seguro de
haber
triunfado. Nunca iba a ser posible
ganar la aprobación de los demás (sobre todo de mi madre) y al mismo tiempo
mantener mi independencia y desarrollar mi sentido de identidad.”
Para resolver ese dilema, los Seis
tratan de formar una alianza con la figura paterna. Pero normalmente eso lleva
a la ambivalencia; la figura paterna/autoridad parece o bien demasiado estricta
y controladora o demasiado indiferente y no apoyadora. Muchos Seis acaban
llegando a un acuerdo m cómodo: ofrecen obediencia externa pero conservan la
independencia mediante rebelión y escepticismo interior, además de actos
grandes y pequeños de pasividad y agresividad.
LOS SUBTIPOS ALAS
EL SEIS CON ALA CINCO: EL DEFENSOR
Ejemplo:
Rober Kennedy, Malcom X, Tom Clancy, Bruce
Springsteen, Michelle Pfeiffer, Diane Keacon,
Gloria Steinem, Candice Bergen, Mel Gibson, Janet Reno, Richard Nixon.
Sano. Las
personas de este subtipo suelen sobresalir en diversas clases de conocimientos técnicos,
lo cual las convierte en expertas en solucionar problemas, en excelentes
analistas, comentaristas sociales, profesores y editorialistas. Se sienten
atraídas por los sistemas de conocimiento en que están bien establecidos las
reglas y los parámetros, por ejemplo las matemáticas, las leyes y las ciencias.
Suelen tener mayor capacidad de concentración que las personas del otro subtipo,
aunque tengan menos intereses. Las causas políticas y el servicio a la
comunidad son campos de interés, y suelen servir de portavoces o defensores de
los grupos
o personas marginados o no
privilegiados.
Medio. Estos Seis son más independientes y
serios que los del otro subtipo, y menos propensos a acudir a los demás en
busca de consejo o aliento; suelen ser solitarios. Encuentran seguridad en
sistemas y credos, aunque se mantienen escépticos. Tienden a considerar
peligroso el mundo, lo cual los lleva a posturas guerrilleras o reaccionarias.
La reserva o furtividad puede generar recelos, y suelen considerarse rebeldes y
antiautoritarias, aunque, paradójicamente, se sienten atraídos por sistemas,
alianzas y creencias que contienen claros elementos autoritarios. Son reactivos
y agresivos, y tienden a denunciar o a creerse víctimas de amenazas a su
seguridad.
EL SEIS CON ALA SIETE: EL AMIGOTE
Ejemplos: Princesa Diana, Tom Hanks, Meg Ryan,
Julia Roberts, Jay Leño, Ellen DeGeneres, Gilda Radner, Katie Couric,
Jack Lemmon, Rush Limbaugh, «George Costanza».
Sano. Simpáticas
y divertidas, las personas de este subtipo son menos serias que las del otro subtipo;
tienden a evitar los temas «espesos» y limitan su atención a sus necesidades de
seguridad (impuestos, facturas, política laboral y cosas así). Pero son serias
en sus compromisos y se sacrifican por procurar la seguridad y el bienestar de
su familia y amigos.
También les gusta estar en buena
compañía, hacer bromas y cuidar sus contactos con los demás. Combinan
cualidades relacionales con energía, humor y entusiasmo por la experiencia.
También suelen ser modestos y
transformar sus miedos en ocasiones para hacer bromas y crear lazos de amistad.
Medio. A
estas personas les gusta agradar y ser aceptadas, pero también son reacias a
hablar de sí mismas o de sus problemas. Aunque son sociables también muestran
inseguridad y necesitan que sus seres queridos los alienten y aconsejen antes
de tomar decisiones importantes. Tienden a aplazar las decisiones y les cuesta
iniciar proyectos por su cuenta.
Suelen buscar diversiones y
distracciones para calmar la ansiedad, entre ellas el deporte, ir de compras y
«pasar el rato» charlando. Es posible que coman o beban en exceso o abusen de sustancias
nocivas. No tienen especial interés en la política, pero sí pueden ser
dogmáticas y expresar claramente sus gustos y aversiones. La ansiedad por sus
fracasos personales o en sus relaciones importantes puede ser causa de
depresión.
LAS VARIANTES INSTINTIVAS
EL INSTINTO DE CONSERVACIÓN EN EL SEIS
Responsabilidad. En la franja media,
los Seis auto-conservadores intentan calmar sus ansiedades por la supervivencia
trabajando mucho para crearse seguridad mediante la responsabilidad mutua.
Ofrecen servicio y compromiso con la esperanza de recibir lo mismo de los
demás. Aunque buscan relaciones seguras, tienden a ser lentos en hacer amigos: observan
a las personas por un tiempo para comprobar si son dignas de confianza y están verdaderamente
«de su parte». Son más hogareños que las otras variantes y suelen ocuparse de
mantener la estabilidad en su vida familiar. Con frecuencia se ocupan de las
necesidades de seguridad de la casa: facturas, impuestos, seguros, etcétera.
No disimulan fácilmente la ansiedad
y la necesidad. En realidad, podrían aprovecharlas para conseguir aliados,
alguien que les apoye; su vulnerabilidad podría inducir a otros a ayudarlos.
Tienden a inquietarse por
nimiedades, lo que los lleva a imaginar catástrofes y las peores situaciones
(«¿Nos hemos retrasado cinco días en pagar el alquiler? Seguro que nos van a echar
de aquí»). Por lo general, son frugales y se preocupan muchísimo por los
asuntos económicos. Es normal que haya conflicto a causa de dinero o bienes.
En la franja insana, los Seis auto-conservadores son muy empalagosos, dependientes y asustadizos.
Continúan en situaciones de gran desgaste (malos matrimonios o relaciones, trabajos
demasiado estresantes), porque les aterra quedarse solos y sin apoyo. Se
aferran a las relaciones con tal ansiedad que acaban alejando justamente a las
personas con quienes desean vincularse. La paranoia podría también causarles
una mayor agresividad: exageran los peligros y atacan a sus «enemigos» para que
no haya posibilidades de amenazas. Lo irónico es
que esto suele acabar destruyendo
sus sistemas de seguridad.
Expresión clavé SANO
Nivel 1: Independiente, valiente.
Ya liberados, abandonan la creencia
de que necesitan apoyarse en
alguien o algo exterior: descubren
su orientación interior.
Paradójicamente, también realizan su
deseo básico, encontrar seguridad y apoyo, sobre todo en su orientación
interior. Entonces
de veras se sienten seguros de sí
mismos, conectados, serenos, y
son valientes.
Nivel 2: Simpático, fiable.
Centran la atención en el entorno
para encontrar apoyo y estar
alertas a los peligros. Son
amigables, dignos de confianza y simpáticos, y buscan conexión y estabilidad en
su mundo. Imagen
propia: «Soy sólido, atento y
fiable».
Nivel 3: Comprometido, cooperador.
Refuerzan su imagen trabajando
responsablemente en crear y sostener sistemas de beneficio mutuo. Forman
alianzas, aportando economía, trabajo arduo y atención a los detalles. Son
disciplinados
y prácticos, y suelen prever los
problemas posibles.
MEDIO
Nivel 4: Obediente, leal.
Comienzan a creer que van a perder
su independencia, pero también se creen más necesitados de apoyo. Se entregan a
las personas y organizaciones que suponen los van a ayudar, pero eso
les molesta. Buscan seguridad y guía
en protocolos, reglas,
autoridades y filosofías.
Nivel 5: Ambivalente, defensivo.
Les preocupa no ser capaces de
satisfacer las contradictorias
exigencias de sus diversos
compromisos, por lo cual intentan
resistirse a que se les impongan más
obligaciones, sin enemistarse
con las personas que los apoyan. Son
nerviosos, pesimistas y
desconfiados, lo que los hace más
cautelosos, impulsivos e
indecisos.
Nivel 6: Autoritario, acusador.
Temen perder el apoyo de sus aliados
y se sienten muy inseguros de sí mismos, de modo que buscan las causas de su
ansiedad. Son
amargados, escépticos y reactivos, y
piensan que se aprovechan de
su buena fe. Culpan a los demás y se
meten en luchas de poder.
INSANO
Nivel 7: Asustadizo,
no fiable.
Temen perjudicar su seguridad con
sus actos, y eso podría ser cierto. Su comportamiento reactivo seguramente les
ha causado
crisis en la vida, por lo cual
desconfían cada vez más de sí mismos.
Se asustan, se deprimen y se sienten
impotentes, y entonces buscan algo que tos salve de su situación.
Nivel 8: Paranoide, agresivo.
Son tales su inseguridad y la
desesperación que comienzan a creer
que les van a destruir la poca
seguridad que les queda. Albergan
temores paranoides e ideas engañosas
sobre el mundo. Despotrican acerca de sus miedos obsesivos y es posible que
ataquen a enemigos reales o imaginarios.
Nivel 9: Se auto-degrada,
y/o destruye.
Comprender que han cometido actos
por los que podrían ser castigados es demasiado para los Seis insanos. El
sentimiento de culpa y el odio a sí mismos los induce a castigarse, a buscar la
desgracia v a destruir todo lo que han logrado. No son poco comunes los
intentos de suicidio con el fin de que los rescaten.
EL INSTINTO SOCIAL EN EL SEIS
Generar apoyo. En la franja media,
los Seis sociales sobrellevan la ansiedad buscando seguridad y respaldo en
amigos y aliados. Proyectan amistad e intentan crear lazos desarmando a los
demás con su simpatía y humor. Suelen burlarse de sí mismos a la vez que ofrecen apoyo y afecto a otros y a
veces se los podría confundir con el tipo Dos; son los más interesados en
encajar. Son bastante idealistas y les gusta sentirse parte de algo más grande que
ellos, una causa, una empresa, un movimiento o un grupo («En la cantidad está
la seguridad»), y están dispuestos a hacer sacrificios importantes para
asegurar esa afiliación.
A veces también se parecen a los Uno
en su adhesión a protocolos y formas. Buscan seguridad mediante compromisos,
obligaciones, acuerdos, contratos, un seguro de que nadie se aprovechará de su
arduo trabajo. Cuando se sienten más inseguros buscan espacios en los que
personas de igual mentalidad o problemas se ayudan mutuamente (grupos de doce
pasos).
Aunque son capaces de trabajar
muchísimo por los demás o por su grupo, suelen tener dificultad para trabajar
por su éxito o desarrollo personal. La ansiedad podría llevarlos a buscar un
consenso antes de actuar o tomar decisiones; también puede llevarlos a imaginar
las posibles reacciones de los demás. Pero esa irresolución les molesta y les
produce sentimientos ambivalentes respecto a la dependencia de aliados o
autoridades. Temen perder el apoyo del grupo o la autoridad, y eso los irrita.
Cuando se sienten frustrados y tienen en ocasiones problemas de
pasividad-agresividad con autoridades y amigos. Cuando están estresados, es fácil
que se sientan presionados, explotados o subvalorados; en esas ocasiones
tienden a ser negativos y pesimistas.
En la franja insana, los Seis
sociales tienden a sentirse atraídos por creencias, causas y grupos fanáticos;
podrían desarrollar la mentalidad «nosotros contra el mundo», pues se sienten asediados
por un entorno hostil (algo parecido a un Ocho insano). Es posible que se
adhieran ciegamente a sus creencias (aun cuando otros las pongan en duda) y que
adopten una actitud servil ante una determinada autoridad al mismo tiempo que
se muestran muy paranoides respecto a las autoridades que no están en línea con
su credo.
EL INSTINTO SEXUAL EN EL SEIS
Símbolos de poder y conexión. En la
franja media, los Seis sexuales desarrollan fuerza física, poder y/o atractivo
físico para sentirse seguros. Los más agresivos recurren a la fuerza y a despliegues
de dureza, más o menos a semejanza del tipo Ocho («No te metas conmigo»), mientras
los más fóbicos recurren a su sexualidad y a la coquetería para desarmar a los
demás y atraerse apoyo, de un modo que los asemeja al tipo Cuatro. Disimulan
sus inseguridades bajo una máscara de firmeza y
desafío a la autoridad, o por medio del coqueteo y la seducción.
Cuidan muchísimo de sus atributos
físicos, pasan bastante tiempo en gimnasios, por ejemplo, aunque no por motivos
de salud, sino para aumentar su fuerza y su atractivo. Desean atraerse una
pareja poderosa y capaz, de modo que suelen poner a prueba al otro, tanto para
ver su disposición hacia ellos como para darse tiempo para evaluar su carácter
y su fortaleza.
Son más abiertamente desafiantes de
la autoridad que las demás variantes instintivas del tipo Seis, sobre todo
cuando están nerviosos; también son los que más dudan de los demás y de sí mismos.
Cuando sus inseguridades quedan al descubierto o algún contacto con otros está
en peligro, tienen explosivas reacciones emocionales. Cuando sienten ansiedad,
se defienden poniéndose en contra de las personas que los apoyan, en lugar de
ocuparse de la verdadera causa de sus ansiedades. Suelen tratar de sabotear a otros
o arruinarles la reputación de diversas maneras, especialmente propagando
rumores.
En la franja insana, los Seis
sexuales tienden a ser depresivos y volubles, sobre todo si piensan que han
estropeado una relación íntima con su reactividad. El comportamiento impulsivo
y auto-destructivo alterna con repartos de golpes a diestra y siniestra. Tal vez
aparezcan episodios de paranoia, aunque por lo general con un claro matiz
obsesivo, puesto que está dirigida a determinados enemigos personales.
LAS DIFICULTADES PARA CRECER DE LOS SEIS
Los siguientes son problemas que la
mayoría de las personas tipo Seis experimentarán en algún momento de sus vidas.
Observar estos comportamientos, «sorprendernos en el acto», y simplemente ver
nuestras reacciones subyacentes habituales frente a lo que nos presenta la vida
harán mucho para liberarnos de los aspectos negativos de nuestro tipo.
LA LLAMADA A DESPERTAR PARA EL TIPO SEIS:
BÚSQUEDA DE ALGO SEGURO (GUÍA O APOYO EXTERIORES)
«En qué puedo confiar?»
Los Seis de la franja media suelen
preocuparse por el futuro. Dado que tienen serias dudas sobre ellos mismos y el
mundo, comienzan a buscar «algo seguro» que les garantice la seguridad,
cualquier cosa, desde un matrimonio, un trabajo, un sistema de creencias, un
grupo de amigos hasta un libro de autoayuda. Muchos tienen más que una cosa
segura, por si acaso.
Son partidarios de ahorrar para
épocas de vacas flacas, además de invertir en el futuro y ser leal a una
empresa para asegurarse la pensión.
Dicho en palabras sencillas, los
Seis buscan seguridad y garantías, e intentan proteger sus apuestas o
inversiones. Piensan que la vida está plagada de peligros e incertidumbres, por
lo cual hay que abordarla con cautela y expectativas moderadas. Claro que
tienen deseos y sueños, pero temen que actuar según ellos socavaría su
seguridad («Me encantaría ser actor, pero uno necesita algo de qué echar
mano»). Les interesa más establecer y mantener sus redes de seguridad que
trabajar por sus objetivos y aspiraciones verdaderos.
Optan cada vez más por apuestas
seguras, procedimientos fiables y métodos contrastados para resolver sus
problemas. Hacer las cosas como se han hecho antes les da una sensación de peso
y solidez. Teniendo detrás a otras personas o la tradición, creen que disfrutan
del respaldo que necesitan para avanzar. Por ejemplo, en general, un Seis
dudaría en aceptar un trabajo en una empresa que no tuviera un historial
sólido, o una que pareciera prometedora pero arriesgada.
Prefieren un empleador que dé la
impresión de tener un poder de permanencia avalada por el tiempo. Lo irónico,
sin embargo, es que cuando se sienten inseguros respecto a su situación, actúan
impulsivamente tan sólo para poner fin a sus ansiedades. A veces eso da
resultado, y a veces les socava la seguridad.
Recuerda algunas ocasiones en que
actuaste en contra del sentido común y te arriesgaste. No nos referimos a actos
impulsivos, sino a las ocasiones en que realmente decidiste esforzarte.
¿Cuál fue el resultado? ¿Cómo te
sentiste? ¿Hay aspectos de tu vida actual en los que sabes que te resistes a
tus verdaderos deseos por miedo o por dudar de ti? ¿Qué podrías hacer de un modo diferente?
ATREVERSE A SEGUIR LOS DICTADOS DEL CORAZÓN
Los Seis tienden a pecar por exceso
de cautela, y desaprovechan así muchas posibilidades de desarrollo y
realización. En tu diario de trabajo interior escribe sobre cualquiera de las ocasiones
en que dejaste pasar por tu lado importantes oportunidades de crecimiento y
reto.
¿Por qué las dejaste pasar? ¿Serían
distintas las cosas si hubieras creído en tus capacidades?
EL PAPEL SOCIAL: EL INCONDICIONAL
«Puedes fiarte de mí.»
Los Seis de la franja media desean
reforzar el sistema en que se apoyan, fortalecer sus alianzas y/o su posición
con las autoridades. Con ese fin, invierten la mayor parte de su tiempo y sus
energías en los compromisos que han contraído, con la esperanza de que su sacrificio
les compense en mayor seguridad y apoyo mutuo. De modo similar, se entregan a determinadas
creencias, sean políticas, filosóficas o espirituales, a modo de defensa de su
creciente ansiedad o incertidumbre.
Se ofrecen incansablemente para ser
«el responsable». Dedican largas horas a trabajar para que la relación, el
trabajo o la creencia a que están entregados continúe prosperando y apoyándolos.
Es inevitable que esto les plantee dudas: ¿Se estarán aprovechando de ellos?
¿Los querrán sólo por su trabajo y
fiabilidad? Y así, irónicamente, representar su papel social les crea inseguridad,.
Les gustaría tener la garantía de
que si hacen todo lo que deben hacer, Dios (la empresa o su familia) va a
cuidar de ellos. Creen que si en unión con sus aliados dirigen bien el entorno,
se evitarán o controlarán todos los acontecimientos imprevisibles y
posiblemente peligrosos.
Pero las naciones se elevan y caen, e
incluso las empresas más grandes se acaban o tienen ciclos de crecimiento y
recesión. Nada pueden hacer en el mundo externo para sentirse seguros si están
inseguros por dentro.
¿QUÉ TE APOYA?
Examina los sistemas de «seguridad
social» que has creado en tu vida. ¿De veras te han hecho sentir más seguro?
¿Qué harías sin uno de ellos? Aparte de esas inversiones de tiempo y energía,
piensa en todas las diferentes formas en que se sustenta a diario tu vida.
(Sugerencia: ¿Criaste o cultivaste,
procesaste y envasaste los alimentos que comiste hoy?)
MIEDO, ANSIEDAD Y DUDAS
«Siento ansiedad y busco motivos que
la expliquen.
Aunque no es uno de los «pecados
capitales» clásicos, el miedo se ha asignado como la pasión (o
deformación emocional subyacente) del tipo Seis, puesto que gran parte de su comportamiento
está motivado por la inseguridad y la reacción al miedo. Ese miedo se manifiesta en preocupación por la
seguridad y los problemas futuros, pero también en las constantes dudas sobre
sí mismos y en las ansiedades respecto a los demás; si bien en la superficie
parecen muy amistosos y orientados a las personas, suelen albergar profundos temores
de ser abandonados, rechazados o heridos. Creen que cometerán algún error
que estropeará sus relaciones y los demás se volverán contra ellos
inesperadamente. Así, gran parte de su actitud amistosa proviene del deseo de
«cotejar» las cosas con los demás para estar seguros de que todo continúa bien.
A diferencia de los tipos que
reprimen su miedos y ansiedades (o al menos se apartan de ellos), los Seis dan
la impresión de ser siempre conscientes de ellos. A veces los temores les producen
energía, pero con mayor frecuencia los confunden, desconciertan y ponen
nerviosos.
Sin embargo, es posible que por
fuera no parezcan nerviosos porque la mayor parte de la ansiedad va por dentro.
Mirando a Laura, abogada serena y
próspera, uno no se imaginaría los terrores que pasan por su mente: “Me
inquieto por todo tipo de cosas, por ejemplo que haya goteras en el techo, que
los neumáticos del coche se desinflen repentinamente, en fin, la mayoría de
estas cosas ocurren rara vez y muchas son totalmente imposibles. El miedo es
algo con lo que vivo día a día, minuto a minuto. El miedo se manifiesta en
nerviosismo, ansiedad y preocupación, aunque rara vez es simplemente miedo o
terror. Yo diría que la agitación, la ansiedad y la expectación se mezclan en
una sola sensación. Creo que por lo general soy una persona positiva, pero el
miedo y el pesimismo asoman sus feas cabezas y son capaces de hundirme.”
Los Seis aprenden a arreglárselas
con el miedo o bien reaccionando con él o en contra de él.
Algunos se expresan con más
agresividad mientras otros son más tímidos. Esto no quiere decir que haya dos
clases de Seis, sino que algunos se expresan de un modo antifóbico con más
frecuencia que otros y que tal vez gran parte de eso proviene de mensajes del
superyó aprendidos en la infancia. A algunos Seis se les enseñó que debían ser
resistentes, y descubrieron que eran capaces de protegerse siendo agresivos hasta
cierto punto; otros aprendieron a evitar los problemas y a ofrecer
la otra mejilla.
Ciertamente, en la mayoría de los
Seis coexisten estas dos tendencias, alternándose en el predominio, como Connie
sabe muy bien:
“Me siento como un conejo asustado
que no sabe qué camino tomar; necesito reunir valor para moverme. Por otra
parte, cuando hay una crisis funciono muy bien; no siento miedo. Cuando atacan
a mis seres queridos, ¡cuidado!, me pongo en piloto automático y corro a
defender y rescatar a cualquiera que me necesite. Pero me aterra tener que
tomar la iniciativa o responsabilizarme de otras personas en situaciones en que debo pensar y conservar la
cabeza.”
EXPLORACIÓN DE LA ANSIEDAD
En tu diario de trabajo interior
trata de hacer una lista de diez o más ocasiones o aspectos en los que surge
habitualmente en ti el miedo, la ansiedad o la duda.
¿Logras identificar ocasiones,
personas, lugares u otros desencadenantes que generen en ti más ansiedad y
nerviosismo? Si bien en esos estados hay un claro componente negativo, ¿podrías
discernir alguna compensación que tal vez buscas también sin darte cuenta, por ejemplo
inspirar compasión o deseo de protegerte? ¿Cómo te quejas o manifiestas tu desagrado
o tu malestar? ¿Cómo sería no comportarte así? ¿Qué crees que ganarías? ¿Qué perderías?
BÚSQUEDA DE APOYO PARA LOGRAR LA INDEPENDENCIA
«Una mano lava la otra.»
Los Seis desean sentirse apoyados,
no «engullidos» por los demás; se sienten incómodos cuando alguien comienza a
abrumarlos con demasiada atención o intimidad; les gusta guardar las
distancias, pero sabiendo que pueden contar con los demás.
Al mismo tiempo, paradójicamente, corren
el riesgo de depender de alguien para ser independientes. Sería como la
chica que, desesperada por marcharse de un hogar en que se siente
oprimida, se casa con un hombre controlador y posesivo. La ansiedad suele hacer
que se precipiten hacia una aparente solución, como el ejecutivo que
deja su trabajo para iniciar una empresa propia, y luego se siente aún
más oprimido por los inversores exigentes o por las regulaciones
gubernamentales con que debe cumplir.
Lo irónico es que cuanto más
inseguros se sienten, más dependen del apoyo externo y más pierden su
independencia. Si su confianza en sí mismos está gravemente disminuida, la dependencia
de una persona o credo puede hacerse tan acentuada y amplia que creen que no podrían
vivir sin ella. En algunas personas se desarrolla una «mentalidad de asedio»,
la sensación de que los demás se proponen explotarlas; esta sospecha puede
llevarlas al aislamiento social.
RECUPERARSE DE LA «AMNESIA DEL ÉXITO»
Eres mucho más capaz de lo que
crees; todos necesitamos ayuda y apoyo de tanto en tanto, pero a veces
subvaloramos el apoyo o la ayuda que prestamos a otros. Dedica un momento a hacer
una lista de cómo has apoyado a personas importantes de tu vida. Después haz
una lista de cómo te has apoyado a ti mismo; no olvides anotar en ella las
consecuciones importantes que han hecho que te sintieras a gusto contigo mismo.
¿Qué lista es más larga?
¿Cómo te sientes respecto a cada una
de ellas?
BÚSQUEDA DE RESPUESTAS
“No es nada fácil tomar conciencia.
Mi vida era mucho más fácil antes de conocer el sentido más profundo de la
opción, la capacidad de elección que acompaña al hecho de asumir
responsabilidades. Renunciar a la responsabilidad dejándola en manos de una
fuente externa puede parecer mucho más fácil, al menos de momento. Pero una vez
que se comprende mejor, no es posible continuar engañándose mucho tiempo”. CAROLINE MYSS
Dado que creen que no pueden fiarse
de su orientación interior, los Seis suelen buscar respuestas en ideas y
percepciones que han sido propuestas por otros; pero no se adhieren a ellas así
como así; las analizan y las ponen a prueba y es posible que al final las
reemplacen por otras. Los Seis más inseguros tienden simplemente a aceptar las
ideas de otros, pero incluso en ese caso también se resisten a ellas y las
ponen en tela de juicio agresivamente. En todo caso, su reacción natural es
primero buscar fuera algo en qué creer y, si eso ralla, reaccionar en contra y
buscar otra cosa. La duda, el interrogante, la creencia, la búsqueda, el escepticismo
y la resistencia siempre forman parte de la escena.
En general, tienden a desconfiar de
la autoridad mientras no estén seguros de que la autoridad es benévola y «sabe
de qué habla». Pero cuando creen haber encontrado una «buena» autoridad, se
identifican mucho con ella e interiorizan sus valores y enseñanzas (si caen
bien al jefe, eso hace que se sientan fabulosamente bien; si descubren un nuevo
mentor que les parece sabio y amable, se sienten eufóricos; si encuentran un
sistema o un líder político que les parece digno de confianza, se
comprometen con él con inmenso fervor). Pero nunca están convencidos del todo:
albergan persistentes dudas, y para acallarlas expresan sus opiniones con más energía. Suelen tratar de
resolver el problema de encontrar la respuesta «correcta» adhiriéndose a muchas
autoridades y sistemas. Podrían afiliarse a un credo religioso, tener fuertes convicciones
políticas, escuchar las opiniones de sus cónyuges, los comentarios del entrenador
de gimnasia o de deporte y leer libros de auto-ayuda para encontrar más información
y consejos. Si esos diversos mensajes y enseñanzas se contradicen, vuelven al punto
de partida, tratando de tomar una decisión.
Así pues, los Seis son cautos y
escépticos en la aceptación o adhesión a nuevas creencias o relaciones. Esto se
debe a que comprenden la intensidad de su compromiso cuando lo hacen, y desean evitar equivocarse. Si
tuvieran algún motivo para sospechar que su autoridad es injusta o imprudente,
las dudas se convertirían rápidamente en rebelión o rechazo. Por supuesto,
ningún sistema de creencias o. relación dan siempre la orientación y el apoyo perfectos.
Mientras no comprendan esto, los Seis repetirán una y otra vez su baile de confianza
y duda.
EXAMEN DE LOS FUNDAMENTOS DE LAS CREENCIAS
En tu diario de trabajo interior
trata de hacer una lista de diez o más ocasiones o aspectos en los que surge
habitualmente en ti el miedo, la ansiedad o la duda. ¿Cuáles son los cimientos de
tu sistema de creencias? ¿Se basan en tus experiencias o en la autoridad de
amigos de confianza, mentores, libros o enseñanzas? ¿Cómo disciernes la verdad
o la falsedad de una creencia?
BÚSQUEDA DE ESTRUCTURA Y DIRECTRICES
A los Seis les desagrada tener
demasiadas opciones; se sienten más seguros en situaciones en que los
procedimientos, las directrices y las normas están bien definidos, por ejemplo
las
profesiones de leyes, contabilidad o
académicas. Sin embargo, cuando lo que se les exige está claro pueden ser muy
eficientes en la creación de estructura y organización; suelen trabajar
de jefes de grupos o empresas que se rigen por consenso. Pero dada su
desconfianza de la autoridad, no todos los Seis se sienten a gusto en
organizaciones.
Los Seis encuentran mucha
flexibilidad y creatividad dentro de la seguridad de límites conocidos; para
ellos no es más restrictivo seguir las reglas de una organización que jugar al tenis
con la red puesta o leer un libro comenzando por el principio. Por lo que a
ellos respecta, las cosas tienen un orden natural, y normalmente están
conformes en trabajar dentro de él, siempre que también tengan la opción de
ajustarse a él o no (es posible que nunca tomen esa opción, pero de todos modos
desean saber que la tienen). Incluso a artistas, escritores, terapeutas y otras
personas creativas de tipo Seis les gusta trabajar con formas establecidas (blues,
country, sonatas, verso haiku) y encuentran libertad dentro de esas
estructuras.
Se sienten más seguros cuando tienen
cierta idea de lo que pueden esperar, de modo que les disgustan los cambios
repentinos. Tener una cierta capacidad fiable de prever calma sus ansiosas
mentes.
Annabelle, terapeuta, observa: “Soy
un ser de hábitos y rutinas; cada vez que creo un hábito deliberadamente, tengo
una cosa menos en qué pensar. Si no, gastaría muchísima más energía pensando.
Detesto los cambios; tengo una
reacción automática negativa a los cambios. Cambio significa que el futuro va a
ser diferente. Lo bueno es que me adapto tan pronto el futuro vuelve a ser
previsible, o tan pronto pongo en su lugar mis sistemas o explicaciones. Por
ejemplo, siempre voy a la misma gasolinera; si no tuviera el hábito de ir a ese mismo sitio, estaría
dando vueltas y más vueltas en mi cabeza para decidir en qué momento y en qué
lugar detenerme.”
CONFIAR EN EL CONOCIMIENTO INTERIOR
Observa las ocasiones en que tú u
otra persona plantea una pregunta sobre qué hacer en una determinada situación.
Por ejemplo, podría ser una pregunta sobre cómo enfocar un problema
en el trabajo, o alguien que acude a
ti en busca de consejo sobre su matrimonio. Observa cómo enfocas el problema.
¿Te atienes a los precedentes? («La norma de la empresa en estos casos es...» o
«La doctrina espiritual que sigo dice...».) ¿O recurres a tu inteligencia, sobre
todo a la inteligencia de tu corazón y tus instintos?
EXCESO DE COMPROMISOS Y «ESTAR EN TODAS PARTES»
«Mal si lo hago, mal si no lo hago.»
Los Seis tratan de cumplir sus
compromisos con todas las personas y en todas las situaciones, pero
inevitablemente les resulta imposible satisfacer a todo el mundo. Entonces se
vuelven como el niñito holandés que trataba de cubrir todos los agujeros del
dique con los dedos para impedir una inundación. Se exceden en sus compromisos
y suelen sentir que abusan de ellos.
Por ejemplo, un Seis que está en su
oficina recibe una llamada de su mujer, que le comunica que ha reservado mesa
en un buen restaurante para la noche del viernes, ellos dos solos; como desea
reforzar la seguridad que le aporta su matrimonio, él acepta y piensa con
ilusión en la agradable velada que van a pasar. Al cabo de un rato entra su
jefe, que sabe que es un empleado digno de confianza y trabajador, y le
pregunta si se puede quedar hasta tarde la noche del viernes para acabar un
trabajo que han de entregar el lunes por la mañana. Como no quiere decepcionar
a su jefe, o tener problemas con él, el Seis acepta quedarse hasta tarde y, preocupado,
comienza a pensar cómo se lo dirá a su mujer. Más tarde llama su mejor amigo para
recordarle que el viernes por la noche tienen una partida de cartas, acordada
la semana anterior. Y así se encuentra en un aprieto; por querer estar en todas
partes, se ha comprometido con tres personas, y no puede evitar decepcionar a
dos.
Lo invade el miedo de que se enfaden
con él, aunque tal vez no considere la posibilidad de que no sea así, ni lo
compruebe. No importa, su ansiedad dará lugar a terribles proyecciones, imaginándose
quejas y diatribas. Se siente presionado («Mal si lo haces, mal si no lo
haces»).
Le irrita que esperen tanto de él;
es imposible hacer todo lo que desean.
CONTENTAR A TODO EL MUNDO
Examina en qué aspectos de tu vida has tendido a comprometerte en
exceso. ¿Cuál era tu motivación? ¿Qué te impedía decir no cuando estabas
sobrecargado de trabajo o compromisos?
¿Cuáles han sido las consecuencias para ti? ¿Para los demás?
EL COMITÉ INTERIOR
Mientras los Uno tienen un poderoso
crítico interior en la cabeza, los Seis tienen un comité interior. En
cada situación suelen consultar con los miembros de ese comité, imaginándose
qué van a responder («No sé si debería aceptar este trabajo. ¿Qué diría
Julio? Seguro que diría que sí, pero mi padre lo desaprobaría. Por otro
lado, ese libro de autoayuda decía...»). Así, cuando tienen que tomar
una decisión se sienten atrapados entre diversas voces interiores que discuten
diferentes posiciones y responsabilidades. A veces gana i voz más fuerte y
otras hay empate y postergación. Es posible que los Seis no lleguen a
ninguna conclusión o decisión
final porque no pueden parar di
conjeturar y corregir la opinión anterior.
En consecuencia, suelen sentirse
indecisos; aunque tengan convicciones firmes, no están seguros de saber el
mejor camino a seguir. Cada opción genera deliberaciones de su comité interior,
lo cual suele llevarlos a dar vueltas en círculos. Por otra parte, en asuntos
muy importantes (por ejemplo, don de vivir o a qué religión adherirse), suelen
tener opiniones firmes y podrían ser casi inflexibles, porque alguna vez en el
pasado ya han resuelto sus dudas y han llegado a una conclusión a la que se
aforran tenazmente. En cambio en las opciones sobre cosas menos importantes
tienden a oscilar, cambiando una y otra vez las decisiones («¿Me serviré una
hamburguesa o un bocadillo de queso?»). La interminable conversación interior
perturba el silencio de la mente e impide que llegue la orientación interior de
la esencia. Necesitan despedir a ese comité interior.
DESPEDIR AL COMITÉ INTERIOR
¿Conoces a tu comité interior? ¿Quiénes lo forman? Cuando has tratado de
imaginar las respuestas de tus aliados y autoridades, ¿han sido sus respuestas
reales las mismas que tú imaginabas?
VIGILANCIA, DESCONFIANZA Y CATASTROFISMO
«¿Qué traman?»
Dado que se sienten sin apoyo, los
Seis desarrollan una extraordinaria sensibilidad a las señales de peligro. Esta
es mayor aún si se criaron en un ambiente inestable o inseguro, o si sufrieron
algún tipo de trauma. Si bien este tipo de percepción es una ventaja y puede
salvar la vida a una persona, muchos Seis continúan super alertas y
super vigilantes incluso cuando no hay ningún peligro. Nunca pueden relajarse,
nunca se sienten a salvo. Mueven los ojos
nerviosos, escudriñando su entorno
en busca de amenazas o posibles problemas. (Muchos han dicho que se fijan dónde
está la salida en cualquier habitación o sala que estén y qué hay entre ellos y la salida.) Esta relación
con el mundo es muy estresante y con el tiempo podría incluso cambiar la
química cerebral. Además, comienza a influir en la imaginación, lo cual produce
una constante expectación de contratiempo o peligro.
Joseph conoce muy bien ese estado: “Ser
un Seis es algo así como pensar que el cielo está siempre a punto de
desplomarse.
Mi visión del mundo está coloreada
por una constante sensación de que algo va a ir mal. Desde que me despierto por
la mañana me sorprendo escudriñando mi entorno, interior y exteriormente, por
si hay algún problema... La vida me parece un accidente a punto de ocurrir.
Incluso en los mejores momentos, la única pregunta es en qué momento se va a
caer el otro zapato.”
Los Seis de la franja media también
podrían resultar muy pesimistas y amargados; es posible que tengan muy poca
autoestima y sufran de «amnesia» respecto a sus logros y éxitos del pasado; es
como si en su pasado no hubiera nada capaz de convencerlos de que podrán arreglárselas
bien con sus problemas actuales, y ven problemas en todas partes.
Annabelle explica claramente la
tensión que crea esto: “Cuando voy de pasajera en un coche observo los coches
que van delante; veo la posibilidad de que ocurra algo malo y me imagino el
desastre; se me acelera el pulso, me late fuerte el corazón, se me agita la
respiración y la imaginación se me descontrola, ¡no hay forma de escapar! No
ocurre nada. Entonces paso a la siguiente posibilidad. Crear desastres en mi
mente es algo automático; puedo estar horas haciéndolo, hasta que de repente me
doy cuenta y me obligo a parar, pero muy pronto vuelvo a estar sumida en lo
mismo.”
Se imaginan que cualquier ínfimo
contratiempo significará su ruina. Hacen una montaña de un grano de arena y lo
más seguro es que se les ocurran todo tipo de razones de por qué un proyecto o
una empresa no va a ir bien. Como es natural, esto afecta sus actitudes hacia
el trabajo, pero también sus relaciones personales; un malentendido de poca
importancia o una diferencia de opinión pueden hacer creer a la persona que la
abandonarán de inmediato, o que sus amigos o las personas que la
apoyan se han vuelto contra ella. Si no se controla, esta tendencia puede
estropear relaciones importantes o desencadenar reacciones paranoides a lo
que perciben como injusticias.
SUPERAR EL PESIMISMO
Aprende a discernir entre los peligros reales y los potenciales. ¿Con
qué frecuencia esperas malos resultados? ¿Te cuesta creer que las cosas van a
salir bien? ¿Decides pensar en problemas o es un reflejo automático? Si bien
tiene cierta utilidad adelantarse a los problemas futuros, con más frecuencia
te distraes de atender la realidad del momento presente, el único en que
encontrarás la estabilidad y la orientación para pasar al momento siguiente.
CULPAR Y SENTIRSE VÍCTIMA
«¡Estoy hasta la coronilla de esto!
No estoy dispuesto a seguir tolerándolo.»
En la medida en que se sienten
incapaces de hacer algo constructivo, los Seis expresan sus ansiedades
quejándose y echando la culpa a otros. Esta propensión es mayor si temen ser
reprendidos o castigados de alguna
forma por una figura de autoridad a causa de sus deficiencias.
La costumbre de culpar bien podría
comenzar con esta frecuente escena: cuando llega el padre a casa ve una
chuchería rota y pregunta: «¿Quién ha roto esto?», y el niño Seis culpable responde:
«¡Ha sido Debbie! ¿Y sabes qué más? Ha desordenado la habitación y ha dicho una
palabrota».
En la vida adulta, es más frecuente
que los Seis desahoguen sus ansiedades expresando a otros sus quejas de las
personas con las que se sienten frustrados. Para muchos, la hora de la comida
en casa es el momento favorito para desahogarse de sus decepciones en el trabajo
o de la incompetencia de alguien. Lo mismo ocurre alrededor de la cafetera
automática de la oficina en bares a la salida del trabajo. En resumen, los Seis
se sienten víctimas y suelen caer en la costumbre de quejarse sin tomar
ninguna medida clara para cambiar la situación. Con el tiempo, esto
comienza a acentuar su imagen de víctimas, lo que suele conducir a la paranoia
y a las formas destructivas de «resolver problemas» que encontramos en la
franja insana.
¿POR QUÉ TODOS ME DESTROZAN LA VIDA?
¿Con qué frecuencia te quejas en tus conversaciones? De tu trabajo, de
tus relaciones, de tus hijos y tus padres, del equipo deportivo, de la
política, de la ciudad o incluso del tiempo atmosférico?
Cuando te quejas de una persona, ¿has hablado de ese asunto con esa
persona?
¿A quién o a qué le echas la culpa de los problemas de tu vida?
REACCIÓN AL ESTRÉS: EL SEIS VA AL TRES
Como hemos visto, los Seis invierten
constantemente su tiempo y su energía en «sistemas de seguridad». Cuando su
estrés aumenta hasta el punto de superar su capacidad normal para soportarlo,
podrían pasar al Tres y volverse aún más activos y tal vez adictos al trabajo.
También se esforzarían más aún en
encajar, adaptándose a su ambiente y tratando de ser ejemplares para conservar
su posición social y económica. Comienzan a preocuparse más de su imagen,
modificando su apariencia, sus gestos, la forma de hablar y la actitud para ser
más aceptables. Así esperan ganarse a las personas y evitar el rechazo. Pero
los demás suelen notar la falta de naturalidad de su actitud amistosa o su
profesionalidad, y eso los lleva a preguntarse qué pretenden.
Igual que los Tres, los Seis pueden
resultar competitivos, aunque normalmente identificándose con grupos o
ideologías (un equipo de fútbol, su empresa, el colegio, la nacionalidad o la
religión). También podrían volverse jactanciosos, adoptar actitudes desdeñosas
hacia los demás y dar bombo a su superioridad en su desesperación por
protegerse de sus sentimientos de inferioridad y poca autoestima. Aquí entrarían
en escena el engaño
sobre su pasado o su educación, la
explotación de sí mismos o de otros y un implacable deseo de triunfar contra
grupos o ideologías rivales.
LA BANDERA ROJA: EL SEIS EN DIFICULTADES
Si la persona tipo Seis lleva un
largo periodo de tiempo soportando demasiado estrés o ha sufrido una crisis
grave sin contar con un buen apoyo o recursos de compensación, o si en su infancia
sufrió malos tratos constantes, podría atravesar el punto de choque y entrar en
los aspectos insanos de su tipo. Es posible que esto la conduzca al horrible
reconocimiento de que sus actos beligerantes o sus reacciones defensivas
perjudican su seguridad.
Si logra reconocer la verdad de
estos temores, comenzará a cambiar su vida y avanzará hacia la salud y la
liberación. Pero también podría convertirse en una persona aún más asustadiza y
reactiva: «¡Haré lo que sea por ti!
¡No me dejes!», o el otro extremo, «¡Me las pagarán!». Si persiste en estas
actitudes, podría pasar a la franja insana.
Si en ti o en alguna persona
conocida observas las señales de alarma del cuadro durante un periodo de tiempo
prolongado (más de unas cuantas semanas), es muy aconsejable buscar orientación,
terapia u otro tipo de ayuda y apoyo.
SEÑALES DE ALARMA: PATOLOGÍAS POSIBLES:
Trastornos de paranoia, dependencia
y personalidad fronteriza; trastornos de disociación, comportamiento pasivo-agresivo,
ataques de ansiedad intensos.
► Intensos ataques de ansiedad y
pánico.
► Fuertes sentimientos de
inferioridad y depresión crónica.
► Miedo constante de perder el apoyo
de los demás.
► Alternancia entre dependencia e
impulsivas muestras de desafío.
► Asociación con «malas compañías» y
aferramiento a relaciones abusivas.
► Desconfianza extrema y paranoia.
► Ataques histéricos a supuestos
enemigos.
PRACTICAS QUE CONTRIBUYEN AL DESARROLLO DEL SEIS
► Fíjate en el tiempo que dedicas a imaginar la forma de solucionar
posibles problemas futuros. ¿Con qué frecuencia se presentan en realidad esos
problemas? Observa también cómo esa actividad mental te hace menos eficiente
para enfrentar las dificultades actuales. Si estás preocupado y obsesionado por
la reunión que vas a tener mañana o la próxima semana, hay muchas más
probabilidades de que olvides una llamada telefónica importante e incluso que
no veas una señal de verdadero peligro. Acallar la mente mediante practicas
disciplinadas de meditación, sobre todo de las que se centran en el cuerpo,
puede servir para eliminar el coro de voces de la cabeza. No olvides, el
conocimiento interior no suele hablar con palabras.
► Sueles tener dificultad para disfrutar de las ocasiones en que has
logrado tus objetivos sin lanzarte enseguida a la siguiente ronda de
ansiedades, incluso te preocupa que a los demás les siente mal tu éxito. Cuando
logres un objetivo, grande o pequeño, haz una larga pausa para relajarte,
respirar y saborear el momento; asimila la comprensión de tu capacidad.
Recuerda es impresión; esa sensación te va a ayudar a ver cómo te apoyas y
apoyas a otro constantemente. Ese recuerdo se convertirá en tu auxilio cuando
dudes de tu capacidad para arreglártelas.
► Adquiere el hábito de observar de qué te fías y cómo llegas a tus
decisiones Observa en especial los comportamientos o los aliados a los que
recurres automáticamente cuando te sientes inseguro. ¿Por qué crees que los
demás saben mejor que tú lo que hay que hacer?
Observa también tu enfado y cómo rechazas a las personas cuando está
claro que no tienen las respuestas que buscas. Puedes evitar esas situaciones
atendiendo más a lo que te dicen tu corazón y tus instintos en el momento. Tal
vez sientas muchas voces clamorosas en tu interior, pero comprende que son
aspectos asustados de tu imaginación y tu superyó, y nada más.
Cuanto más capaz seas de ver la verdad de esto, más conectarás con tu
mente callada y llegarás al camino correcto para ti.
► Cuando deseas dedicarte a todas las personas de tu vida de modo
responsable tiendes a defraudarte a ti, pues no crees que tu desarrollo valga
la pena. Esto podrían exacerbarlo los miedos al cambio, a entrar en lo
desconocido. Arriésgate, sobre todo cuando se trata de salir de las rutinas
conocidas, seguras. Trabajar con un terapeuta de confianza o un grupo
espiritual puede ser valiosísimo para crearte el tipo de apoyo que necesitas
para explorar asuntos difíciles. Pero ten presente que, en definitiva, son tu
valor y tu fuerza lo que necesitas (y tienes) para hacer esas exploraciones.
► Busca la diversidad y la variedad. Sin duda, te gustan los bocadillos
de queso, pero tal vez podrías probar uno de pollo. Te encanta el baloncesto,
pero es posible que también encuentres interesante otro tipo de depone o
actividad. Lo mismo vale para escoger amigos.
Relacionándote de vez en cuando con personas de otra cultura, profesión
o perspectivas aprenderás más sobre ti mismo y sobre el mundo. Todo esto, lejos
de ser amenazador o peligroso, ampliará enormemente tu base de apoyo y te
sentirás mucho más a gusto en el mundo.
► Aprende a encontrar tiempo para estar solo en la quietud. Con esto no
queremos decir que pases horas frente al televisor, sino que estés contigo
mismo de modo sencillo. Te beneficiarás muchísimo del contacto con la
naturaleza. Pasea, trabaja en el jardín, nada, medita y, sobre todo, no emplees
esos momentos en preocuparte, inquietarte e imaginar estrategias para tu trabajo
y tus relaciones. Son momentos en los que te sientes más a gusto con tu propio
ser.
Conectar más con tu entorno y con las sensaciones de tu cuerpo hará
mucho por aliviar y aquietar esa mente tuya.
APROVECHAMIENTO Y DESARROLLO DE LAS FUERZAS DEL SEIS
«¿Podemos ser amigos?»
Los Seis sanos están dotados de una
inmensa resistencia, y logran sus objetivos mediante esfuerzos diligentes y constantes.
Menos relumbrones que algunos de los otros tipos, son seguidores del adagio «El
éxito es un 10 por ciento de inspiración y un 90 por ciento de transpiración».
Prestan esmerada atención a los detalles y tienden a abordar los problemas con método
y detenimiento. Organizan sus recursos, dan orden de prioridad a las tareas y
llevan a término sus proyectos, pensando que su valía personal está en su
formalidad y en la calidad del trabajo que producen. Los Seis muy funcionales
respetan la formalidad y el trabajo bien hecho, y hacen lo posible por
ofrecerlos.
Dadas la vigilancia y la
sensibilidad subyacentes a las señales de peligro, también prevén los problemas
y son capaces de «atajarlos». Son apaga-fuegos naturales y suelen ahorrarse y ahorrar
a sus familias o empresas muchos dolores de cabeza al detectar irregularidades
y posibles problemas. Les gusta prever las cosas para que su mundo funcione con
los menos problemas posibles. Tener un seguro y pagar las facturas a tiempo son
comportamientos típicos del Seis.
Les gusta aprender y pensar en las
cosas, pero dentro de categorías conocidas y conocibles.
Les atraen los sistemas
independientes, por ejemplo las leyes, la contabilidad, la ingeniería, los
idiomas y las ciencias, que proporcionan respuestas definitivas. Por lo tanto,
tienden a ser excelentes en trabajos que requieren un minucioso análisis y la
capacidad de reconocer las variables. Su diligencia puede hacerlos detectar
discrepancias en los sistemas, problemas posibles o inexactitudes o
contradicciones en las afirmaciones de los demás. El mundo académico, por
ejemplo, apoya muchos de los valores del tipo Seis: observancia de una buena estructura
y de las formas, referencia a autoridades mediante citas y notas a pie de
página, análisis concienzudo y modo de pensar sistemático.
Destacan en la capacidad para
trabajar por un bien común sin necesidad de brillar; preguntan qué es necesario
hacer y lo hacen, sintiéndose parte de algo que trasciende sus intereses personales.
Nos enseñan todo respecto a los beneficios y alegrías del compromiso, la cooperación
y el servicio. Los Seis sanos son grandes partidarios del viejo dicho de que
las personas que actúan con una finalidad común pueden realizar más que
cualquiera que actúe sola, sobre todo en situaciones en que es necesario unirse
para sobrevivir: producir alimentos o ropa, construir una casa, mejorar la
comunidad o las condiciones laborales o defender una ciudad o un país.
Si bien los Seis muy funcionales son
muy leales y comprometidos con los demás, también están comprometidos a
conocerse mejor a sí mismos; hacerlo suelen descubrir dones abundantes e
insospechados para la creatividad y autoexpresión. Comprometerse con su
desarrollo personal les sin para fortalecer su autoestima y considerarse
iguales a los demás, igual de competentes, dignos de respeto y recompensa, capaces
de responsabilizar de y hacer frente a todos los aspectos de la vida.
El camino de desarrollo de Connie le
ha supuesto encontrar su centro en su interior: “Probablemente, el aspecto que
más ha cambiado en mi personalidad es mi capacidad de depender de mí misma.
Ahora sé en mi interior que estoy bien, que las cosas irán bien. En mi mejor aspecto, soy
fuerte y capaz de cuidar no sólo de mí misma sino también de las personas que
me rodean. En lugar de tener quince figuras de autoridad, tengo una o dos
personas amigas de confianza, y sigo mis criterios. En realidad, hay cosas que
no cuento a nadie; antes era un libro abierto. Ahora me respeto y respeto a los
demás.”
Los Seis muy funcionales tienen
confianza en sí mismos porque han aprendido a reconocer y a confiar en su
orientación interior. Su fe en sí mismos suele manifestarse con una valentía y un
liderazgo sobresalientes. Dirigen a partir de una profunda comprensión de las inseguridades
y flaquezas de las personas, y los demás les responden al ver la sinceridad y
su disposición a ser sinceros respecto a sus propias debilidades. Alientan un
espíritu de equidad, la idea de que en realidad no hay líderes ni seguidores,
sino sólo personas diferentes con diferentes talentos que encuentran formas de
combinarlos por un bien común. Ese deseo de engranar, de encontrar un terreno
común y de trabajar por la seguridad y el beneficio mutuos de todos es un don
que nuestra especie necesita para la supervivencia.
EL CAMINO DE LA INTEGRACIÓN: EL SEIS VA AL NUEVE
Los Seis se realizan y se conservan
sanos equilibrando sus instintos y conectando con sus cuerpos, como los Nueve
sanos. Para encontrar la estabilidad que buscan necesitan recurrir al apoyo
estable de su presencia física: conectar con el aquí y el ahora. Muchos son
activos, incluso atléticos, pero eso no es lo mismo que estar en contacto con
las sensaciones del cuerpo momento a momento. Atender a la inmediatez de sus
impresiones sensoriales actúa a modo de contrapeso de su imparable pensar y les
da algo con qué identificarse.
Al principio, centrarse en sus
sensaciones físicas podría producirles sentimientos de pánico o miedo, sobre
todo si han sufrido traumas en el pasado. No es infrecuente que personas Seis que
han sufrido malos tratos en el pasado se echen a temblar cuando ocupan más completamente
sus cuerpos. En esas ocasiones es importante que comprendan que esas reacciones
físicas son la forma que tiene el cuerpo de procesar los viejos miedos y heridas
y no son necesariamente indicaciones de peligro actual. Si son capaces
de percibirse y de percibir sus sensaciones sin reaccionar a ellas, comienzan a
entrar en una experiencia más receptiva y confiada de la vida.
Pero no podrán encontrar esta
estabilidad imitando las características de los Nueve de la franja media.
Volverse sumisos, intentar pasar inadvertidos o entregarse a rutinas agradables
simplemente refuerza la temerosa dependencia de personas y actividades para
encontrar seguridad. Tratar de ser acomodadizos o pasivos no elimina sus
ansiedades, e incluso podría aumentar su febril actividad mental. Pero cuando
adquieren más práctica en permanecer consigo mismos sin reaccionar a sus
ansiedades, comienzan a sentirse apoyados, no sólo por las personas importantes
de su vida o por su trabajo, sino por el propio ser. Perciben la benevolencia
de la vida y saben que el suelo no va a ceder bajo sus pies. Esto no se basa en
creencias ni en ningún truco de la mente, sino en un saber interior callado y
constante que no necesita explicaciones ni respaldo externo.
Desde esa posición de receptividad
conectada, los Seis son capaces de reconocer los lazos comunes que los unen con
toda la humanidad. Se sienten completos y aceptan a los demás, al margen de si
sus opiniones o estilos de vida les son o no familiares. Sienten un valor que
no es una reacción contra el miedo, sino una fuerza real. Ese valor nace de una
sensación de verdadera solidez interior y de una profunda conexión consigo
mismos y con todos los seres vivos. Así, los Seis en proceso de
integración, como los Nueve sanos, son capaces de enfrentar tremendas
dificultades, e incluso tragedias, con ecuanimidad y equilibrio interior.
TRANSFORMAR LA PERSONALIDAD EN ESENCIA
"Cuando comas una fruta, piensa en la
persona que plantó el árbol."
DICHO VIETNAMITA
"No se puede depender de nadie. No
hay guía, maestro ni autoridad. Sólo está cada uno, su relación con los demás y
con el mundo; no hay nada más." KRISNAMURTI
Todos los seres humanos necesitamos
apoyo y segundad para sobrevivir y, no hace falta decirlo, para crecer y
prosperar, pero rara vez comprendemos lo mucho que estamos apoyados,
sostenidos. Además del apoyo de nuestros amigos y seres queridos, está el
de las personas que cultivan o crían los alimentos que comimos, los empleados
de las fábricas de ropa, las personas que trabajan en las en empresas
proveedoras de electricidad, calefacción, etc. Ningún lector de este libro ha
carecido verdaderamente de apoyo y sostén, pero nuestra personalidad, basada en
las defensas contra los miedos y las sensaciones de carencia, no lo reconoce.
La capacidad de reconocer y reaccionar de modo inteligente al apoyo del mundo y
al apoyo y la orientación interior del ser sólo se puede lograr a través de la presencia,
viviendo en nuestra verdadera naturaleza.
La «equivocación» que cometen los
Seis es usar sus mentes asustadas e indecisas para decidir dónde pueden
encontrar orientación y apoyo fiables. Lo irónico es que cuanto más dudan y más estrategias inventan, menos
seguros se sienten. En lugar de obtener así la seguridad que buscan, su
identificación con pensamientos de temor los hace sentir pequeños, impotentes y
desorientados. Solamente advirtiendo
esa forma medrosa de pensar pueden comenzar a reconectar con su naturaleza
esencial. Al hacerlo, redescubren su autoridad interior y comienzan a ver que
el apoyo que buscan está en todas partes y a su disposición en todo momento.
Jenny, terapeuta de cincuenta años a
la que no hace mucho le practicaron una mastectomía, expresa bellamente esta
transformación: “Creo que me transformé en mi propia autoridad con la
experiencia de la mastectomía. Fui capaz de recibir el cariño de mis familiares
y amigos; antes siempre me había sentido insegura para hacerlo. Es un regalo
maravilloso. Tuve que ser mi propia autoridad porque estaba en juego mi vida, y
nadie fuera de mí sabe qué es lo mejor para mí. Fue fabuloso darme permiso para
sentirme sana. Últimamente he centrado la atención en plantar flores, en lugar
de vivir quitando malas hierbas; mis «voces interiores», las tonterías de mi
superyó, sólo permitían que me ocupara de las malas hierbas.”
Los Seis realizan la transformación
enfrentándose a su miedo básico de no tener apoyo ni orientación. Al hacerlo
comienzan a experimentar un inmenso espacio interior vacío y a veces tienen la
sensación de que se caen dentro. Si logran soportar esa sensación, ese espacio cambiará
y entonces lo sentirán sólido, o intensamente brillante y luminoso, o se tomará
distintas formas. Entonces reconocerán que el espacio interior que experimentan
es justamente el apoyo que buscaban; es libre, abierto e infinitamente sabio y
paciente. Cuando está presente esa espaciosidad, se sienten independientes,
valientes e inteligentes, en resumen, experimentan todas las cualidades que
buscaban.
EL SURGIR DE LA ESENCIA
En el fondo, los Seis recuerdan que
el Universo es benévolo y los apoya o sostiene completamente. Saben que están
conectados con el ser, que son parte de la naturaleza divina, y que esa gracia
está siempre accesible.
Cuando acallan sus mentes
experimentan la presencia del espacio interior, que es la «tierra firme» del
ser. Comprenden que la esencia es real y no sólo una idea; en realidad es lo
más real de la existencia, el fundamento mismo de la existencia. Esta paz
interior se ha asociado con la presencia de Dios, que se manifiesta en todo
momento y que es accesible en todo momento.
Cuando los Seis experimentan esta
verdad se sienten sólidos, estables y sostenidos, como si estuvieran sobre una
enorme cama de granito. Comprenden que ese terreno base es la única verdadera
seguridad en la vida, y es lo que les da una valentía inmensa.
Ese es el verdadero significado de
fe, su cualidad esencial particular. La fe no es creencia, sino un
conocimiento inmediato, real, que viene de la experiencia. La fe sin
experiencia es creencia; la fe con experiencia aporta una orientación fiable.
Gran parte de la personalidad de los Seis se puede considerar como expresión
del esfuerzo por imitar o recrear la fe en términos de creencias, y por
encontrar un sustituto de la certeza de que ya están seguros porque son una
expresión de lo divino. Pero cuando surge la esencia, tienen la certeza de que están
conectados al ser de un modo inmutable y absoluto. El ser los sostiene porque
son parte de él: su existencia tiene ser porque no puede no tenerlo.
Del libro "La sabiduría del Eneagrama" de Rizo-Hudson
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