miércoles, 19 de diciembre de 2018

GEORGE GURDJIEFF "EL ENEAGRAMA" - COMO TRABAJAR CON LOS DEFECTOS PARA DESARROLLAR LAS VIRTUDES


 El propósito principal del Eneagrama es descubrir el tipo al que pertenecemos cada uno, descubriendo así nuestra compulsión y aprender a trabajar sobre ella, a fin de lograr en definitiva nuestra libertad, sanación. Es un viaje de auto-conocimiento.





GEORGE GURDJIEFF: Rusia 1877. El Cuarto Camino. Conocimiento del maestro perpetuado hasta nuestros dias. El Eneagrama ingresó en la cultura occidental a través de las Escuelas de Gurdjieff, quien trabajó con sufíes y otras escuelas tradicionales de conocimiento esotérico en oriente. Posteriormente fue desarrollado por Oscar Ichazo, boliviano y fundador del Instituto Arica, estudioso del yoga, zen...quien desarrollo una aplicación al estudio psicológico del carácter. Las enseñanzas de Gurdjieff se entregan en el cuarto nivel de nuestra Orden.

El eneagrama tiene una larga pero velada historia. Se cree que se originó en Afganistán, casi hace unos dos mil años; quizás en los primeros años de la influencia cristiana en Persia y luego se infiltró en los círculos musulmanes después de que esta religión invadiese Asia Central y el Subcontinente de India.
Hasta el presente siglo ha permanecido estrictamente como una tradición oral y secreta sólo dada a conocer a los adeptos del sufismo. Lo que en Occidente se conoce del Eneagrama tuvo su inicio con George Gurdjieff, si bien no hay una descripción escrita de dicho trabajo.
A Oscar Ichazo se le atribuye el conocimiento del eneagrama sufí en círculos académicos, primero en Chile, de donde es originario y luego en EEUU. Ichazo se educó en Bolivia y Perú y fue introducido en la tradición sufí del eneagrama por un hombre cuyo nombre él prefirió no revelar. Algunos años después Ichazo atrajo la atención de algunos miembros de Esalen (California), entre las que se encontraban Claudio Naranjo, O`Leary, Helen Palmer y otros prestigiosos psiquiatras que actualmente enseñan dicho conocimiento. El sistema del eneagrama fue introducido por primera vez de manera publica en el Curso de Experiencias Religiosas realizado en 1971 en la Loyola University de Chicago y posteriormente en distintos seminarios y talleres por todo el planeta en los que se ha podido constatar experimentalmente la validez de este sistema.

QUÉ ES EL ENEAGRAMA (Eneas=Nueve)
El modelo del Eneagrama se aplica para delinear los procesos cosmológicos y el desarrollo de la conciencia humana. Se trata de un diagrama, de una estrella de nueve puntas, que puede ser utilizado para trazar el proceso de cualquier acontecimiento, desde su principio y a través de todas las etapas de progreso de dicho evento en el mundo material, pero nuestro enfoque es psicológico y está aplicado al estudio del carácter humano.

El propósito principal del eneagrama es descubrir el tipo al que pertenecemos cada uno, descubriendo así nuestra compulsión y aprender a trabajar sobre ella, a fin de lograr en definitiva nuestra libertad, sanación. Es un viaje de autoconocimiento. La compulsión típica de una personalidad se experimenta como una fuerza básica que nos conduce como una fijación a reaccionar de manera irresistible especialmente cuando permanece escondida, sin ser reconocida por nosotros mismos. Todo ello debido a ciertas pautas o mandatos asimilados e introyectados en nuestra infancia. "Nunca confíes en nadie". "Si no tomas el poder, lo perdiste". "Lo mas importante es ocultar los sentimientos". "No estamos en un mundo perfecto". "Yo no valgo", "No soy digno de ser amado". "No merezco amor". Es como la imposibilidad de llegar a ser lo que somos auténtica y verdaderamente.
El descubrimiento de esta compulsión supone una ruptura de la estrategia defensiva cuidadosamente escondida que una persona ha desarrollado para su propia seguridad y una existencia significativa. Cuando esta fuerza o compulsión que nos dirige no ha sido enfrentada directamente tiene gran influencia en las decisiones que tomamos sobre lo que tenemos o no que hacer y cómo pensar en nosotros mismos en relación con los demás.

LOS NUEVE RASGOS
Según el sistema del eneagrama existen nueve tipos de personalidad humana o nueve rasgos característicos. Lo que se intenta no es salir de nuestro rasgo principal sino observarlo para combatir la automatización de nuestras vidas. 










1. LA IRA. El Perfeccionista-Resentido
El tipo "uno" es la ira o la cólera, entendida en todas sus variantes y matices: irritación, frustración, insatisfacción, resentimiento, impaciencia, desdén, intolerancia, rencor.
El elevado rigor ético y de comportamiento del 1 con las exigentes expectativas que abriga respecto de sí mismo y de los demás, le hace percibir enseguida y sufrir la diferencia existente entre el ideal y la realidad. A pesar de todos sus esfuerzos y de su incansable trabajo, la realidad y las relaciones siguen siendo muy imperfectas y dejan mucho que desear. El 1 aprieta los dientes para disimular su insatisfacción y enmascarar su ira, que le produce malestar y disgusto, porque le hace dar una imagen demasiado humana e imperfecta de sí. Está convencido de que las personas educadas no tienen que airarse jamás y su insatisfacción se manifiesta y se somatiza en la tensión de su rostro y en el tono de su voz.
El 1 es una olla a presión, cuya rabia contenida y controlada, puede manifestarse bajo diversas formas, tales como:
- La superioridad: La irritación ante las limitaciones de los demás puede traducirse en actitudes de superioridad profesional, estética, intelectual, de comportamiento.
- La critica: constante inclinación a detectar instintivamente los errores y los aspectos negativos de las personas, así como a puntualizar sistemáticamente las cosas que no funcionan, tanto dentro como afuera.
- El perfeccionismo: excesiva preocupación por los detalles, debido a su obediencia a normas y autoridades abstractas, a su rechazo obsesivo por la mediocridad y a su impaciencia consigo mismo y con los demás.
- El moralismo: tendencia a imponer los propios criterios y juicios, adoptando un tono de sermón y de reprimenda en relación con los comportamientos considerados erróneos; el moralismo degenera a menudo en actitudes culpabilizadoras.
- El supercontrol: la tendencia a la rigidez y a la falta de espontaneidad. La tensión provocada puede dificultar la distensión, perturbar el sueño, complicar la digestión y originar ulceras, gastritis, etc.

Los unos tienen su salida buena logrando la serenidad del corazón mediante la practica de actitudes como las siguientes:
- Educarse en la afirmación de lo que hay de bueno y positivo en uno mismo y en los demás, sin atormentarse por lo que sigue siendo incompleto e imperfecto.
- Ser conscientes de que hay distintos modos de hacer las cosas, sin absolutizar el propio y menospreciar los de los demás.
- Transformar la cólera en energía positiva, sin necesidad de juzgarla o de justificarla, sino canalizándola al servicio de la justicia y de la verdad.
- Tener paciencia y apreciar los pequeños esfuerzos sin lamentarse por los errores cometidos o las oportunidades perdidas.
- Aprender a reírse de uno mismo, desdramatizando los propios desaciertos y relativisando las angustias.
- Valorar la importancia de las cosas objetivamente, sin hacer una montaña de un grano de arena, ni de una pulga un elefante.
- Consolarse con la idea de que la salvación del mundo no depende de los propios esfuerzos y confiar en la providencia.
- Convivir creativamente con las propias limitaciones e imperfecciones.

Crítico de sí mismo y de los demás. Convencido de que existe una sola forma correcta. Se siente éticamente superior. Con frecuencia utiliza palabras como "debo" o "tengo que".
Los unos evolucionados pueden ser héroes morales con excelente capacidad crítica. Los Uno fueron niños buenos, aprendieron a portarse bien, a ser responsables y a hacer lo correcto. Aprendieron a controlarse con severidad. Trabajadores rectos independientes y perfectos. Perfeccionismo excesivo. Están en contra de las cosas como están. Ellos creen que luchan por mejorar algo. Parecen personas muy justas y de gran moralidad. Muy poca aceptación del otro. Intentan acomodar a su pareja a sus expectativas. Son amas de casa "perfectas y pulcras". Puritanos: son más papistas que el Papa. Tienen voz firme y pronunciado mentón. Corrigen lo que está mal, se fijan en la mancha, no en el traje. Se dedican a causas benéficas. Exigentes y estrictos. Exigen respeto. Piden JUSTICIA. Miedo a dejarse llevar, a la pasión. Aristócratas ordenados y limpios. La palabra es CONTROL. Es una no aceptación de la naturaleza. Es realista con convicciones fuertes, prejuicioso y rígido. El deber está por encima del placer. Interés por los reglamentos, por las normas. Tienen la compulsión de decir "cómo debería de hacerse". Echan mano de la razón, abogacía innata.


 2. EL ORGULLO. El que da
 El pecado original de los 2 es el orgullo, que en la tradición cristiana ha sido considerado a menudo como el mas grave de todos los pecados. El 2 cree estar animado en su servicio por los mas altos motivos y hacerlo todo sin segundas intenciones. En la práctica, le resulta bastante difícil observarse a sí mismo interiormente y percibir su subjetivismo. El aparente altruismo de esta personalidad es la manera legitima que tiene de vivir su propio egoísmo. En cierto sentido el 2 está convencido de no tener necesidad de los demás y de que los demás en cambio si tienen necesidad de el; está convencido de que él no necesita a Dios, sino que Dios tiene necesidad de su ayuda para salvar al mundo.
El orgullo, que impide la capacidad de introspección y la aceptación global, no parcial de la verdad, puede manifestarse de diversas maneras:
-La hipervaloración: tendencia a sobrevalorar los propios méritos y a creer que puede afrontarse a cualquier problema contando con las propias capacidades para administrar las crisis y acudir en auxilio del prójimo. El 2 tiene una gran necesidad de sentirse necesario y/o indispensable en la vida de los demás.
- La hipersensibilidad emotiva: excesiva sensibilidad y ansiedad frente a las criticas o los indicios de ser rechazado. Cuando se siente herido, el 2 se cierra en sí mismo y se vuelve agresivo. De vez en cuando aparece la envidia como expresión de su necesidad de mantener dependientes a las personas de su entorno.
-El hedonismo: búsqueda del placer y de toda clase de gratificaciones, incluidas las culinarias, para compensar la falta de afecto y de ternura.
-La seducción: empleo de técnicas, verbales o no para atraer sobre sí la atención de las personas que despiertan su interés o admiración.
-La proyección: método recurrente de atribuir a los demás los propios sentimientos y necesidades, como justificación para honrarles mediante el propio servicio y disponibilidad.

La salida positiva del orgulloso consiste en practicar la humildad que no es otra cosa que un orgullo sanado y santificado. Verse desnudo es como verse desnudo delante de un espejo sintiendo gratitud por lo que este refleja, sin exagerar orgullosamente los propios sentimientos, imaginándolos mayores de lo que son y sin minusvalorarse negándose a aceptar lo que hay.
La humildad se practica a través de actitudes como las siguientes:
- Aceptar las propias limitaciones, necesidades y sentimientos.
- Reconocer que las propias motivaciones, a la hora de ayudar a los demás, están a menudo mezcladas con exigencias personales de fondo.
- Darse cuenta de que cuando estalla la cólera o el resentimiento es porque hay necesidades reprimidas o insatisfechas que piden ser atendidas.
- Aprender a ser uno mismo, mas que esforzarse en complacer a los demás.
- Quererse a uno mismo independientemente de la utilidad práctica que uno pueda suponer para el prójimo.
- Dejarse querer por los demás, sin ceder a la necesidad de comprar o ganarse su afecto con el propio esfuerzo.
- Alegrarse cuando las personas se hacen independientes y autosuficientes.
- Encontrar espacios para estar a solas con uno mismo, como oportunidad para la profundización interior.

Exige aprobación y afecto. Busca ser amado y apreciado volviéndose indispensable para otra persona. Entregado a satisfacer las necesidades de los demás. Manipulador.
Los dos evolucionados son personas genuinamente consideradas y solícitas.
Los Dos poseen una tremenda necesidad de afecto y aprobación. "¿Les pareceré simpático?" Desean ser amados, protegidos y sentirse importantes en la vida de los demás. Durante su infancia estas personas obtuvieron amor y seguridad complaciendo las necesidades de los demás. Por ello son muy intuitivos para captar la necesidad ajena.
La persona orgullosa se siente tan maravillosa que no necesita exhibirse, pero su máxima necesidad es la atención para lo cual seduce: a cada uno le da lo que quiere. Promete más de lo que cumple. Le atraen las emociones y las caricias, necesita gente para abrazar y contactar. Es un dar para recibir un estar en el otro para que le hagan caso. Como princesas. Es una niña buena pero puede resultar fatal. Seduce con total inocencia "Ya sé que soy maravillosa, pero no lo hago queriendo".

3. LA VANIDAD. El organizador.  Falsificación.
El engaño o la mentira es el pecado capital del 3, una personalidad que busca el éxito en todo cuanto hace para lo cual trata de embellecer y manipular la realidad. El 3 recurre a un montón de trucos para enmascarar la verdad o para vender sus propias ideas o productos. Es un maestro del arte de la manipulación que emplea en lugar de la honestidad, porque esta convencido de que las mentiras son un modo de transmitir la verdad, pues considera que es verdadero todo lo que funciona.
La tendencia al engaño, mas o menos evidente, puede manifestarse de las siguientes formas:
- La orientación al éxito: el 3 es instintivo y competitivo por naturaleza y no le interesan mas que los resultados. Sabe imprimir enseguida la marcha adecuada para avanzar tanto en el campo profesional como en el de las relaciones.
- El arte de la manipulación: se expresa en su instintiva habilidad para suscitar la admiración y el favor de los demás y para exponer sus proyectos de manera convincente a la hora de conseguir todo tipo de apoyos.
- El pragmatismo: su filosofía de la vida está orientada a la acción, a posiciones y estrategias concretas. Para el 3 es verdadero lo que es practico y no existen verdades objetivas.
- La atracción sexual: esta personalidad se sirve de sus especiales aptitudes sociales y comunicativas para despertar la atención y ganarse las simpatías, convencido de que toda conquista afectiva es un nuevo éxito.
la ambigüedad. Tendencia a vivir de dos maneras diferentes: la mas visible es la orientada al exterior y está hecha de apariencia, de imagen y de adaptación, la otra tiene que ver con el mundo interior y es mas genuina, privada y protegida.

La salida buena de los organizadores consiste en integrar la virtud de la verdad, que se cultiva mediante la practica de actitudes como las siguientes:
- Ser transparente y jugar con las cartas boca arriba, sin esconderse detrás de la profesión, el cargo o la imagen.
- Ser consciente de las mascaras y trucos que se emplean para manipular al prójimo o a uno mismo.
- Prestar mas atención a los sentimientos y las necesidades del corazón, sin proyectarse instintivamente en la acción o en los propios proyectos.
- Saber percibir las diferencias entre la acción y el sentimiento, especialmente en las relaciones interpersonales.
- Reconocer la discrepancia existente entre la imagen publica que se quiere dar y el mundo privado que se quiere esconder.
- No permitir que la eficacia sea el principal criterio para valorar las situaciones y a las personas.
- Afrontar con humildad el misterio de la cruz y el fracaso como senderos hacia la verdad de las cosas y aprender a decir "me he equivocado, discúlpame".

Busca ser querido por su rendimiento y logros. Competitivo. Obsesionado con la imagen de triunfador y con status comparativo. Maestro de las apariencias. Pueden aparentar ser más productivos de lo que son en realidad. Confunden su ser real con la identidad del trabajo. Lo tres evolucionados pueden ser líderes efectivos, buenos presentadores, capitanes de los equipos vencedores.
Los Tres fueron niños que recibían premios por sus logros y puesto que eran amados por sus logros aprendieron a reprimir sus propias emociones y a adquirir el rasgo que les garantizara el amor. La idea era esforzarse mucho para lograr el reconocimiento, asumir posiciones de liderazgo y ganar, siendo muy importante evitar el fracaso. Aparentan optimismo y bienestar, abandonando sus emociones y trabajando para obtener recompensas externas. El trepador, el ejecutivo, la "superwoman" que a todo llega.
Son muy activos y evitan el tiempo libre si no les hace escalar u obtener buenos resultados. Su autoestima depende de su rendimiento. Su vida familiar es de anuncio: "Viajamos juntos, hablamos mucho con los chicos, jugamos a tenis". Interpreta la imagen profesional requerida. Competitivos, pasión por el éxito. Sienten que son sólo lo que aparentan, una mujer puede identificarse con su bonita forma, su modo de vestir (su máscara). Muy perfecto pero alienado. "No sé quien soy, pero lograré lo que me proponga", "Debo ser el mejor para que me tengan en cuenta". Arrogantes, ambiciosos, entusiastas, enérgicos, dominantes, tipo neutro, controlado, frío en las emociones, gestos estudiados. Se encuentra mal en soledad, necesita ser admirada. No pierde las formas, solo muestra su tristeza en la intimidad.

4. LA ENVIDIA. El Romántico - La comparación
La envidia, el pecado capital de los 4 es un sentimiento provocado por el deseo de tener lo que no está al alcance de uno. Nace de percepción de la carencia de algo o de alguien. Este sentimiento puede asumir una connotación sexual (el deseo de mantener relaciones con alguna persona), social (la ambición de pertenecer a una clase privilegiada o de desempeñar un papel importante), material (la codicia de bienes físicos, casas, vestidos, alimentos...), intelectual (la atracción por personas cultas, eruditas y estimulantes).
La envidia puede manifestarse de las siguientes maneras:
- La pobreza de la imagen personal: La envidia parte de una insatisfacción por lo que se es o lo que se tiene, el individuo tiene dificultad para aceptarse y reconciliarse consigo mismo.
- La competición: el miedo a encontrarse con alguien que podría resultar mas atractivo e interesante que el lleva a l 4 a entablar una competición para no perder la batalla. La pugna puede situarse en el campo de la imagen, del vestido, del estilo de la vida, de las armas de seducción empleadas para conquistar la atención de alguien.
- La intensidad emotiva: para sentirse vivo y especial, el 4 busca todo cuanto es profundo, hermoso y doloroso, y rechaza la rutina y la vulgaridad.
- El maridaje con el sufrimiento: el sufrimiento es un aliado porque crea intensidad de sentimientos, riqueza de vida, sensibilidad exacerbada y mayor profundidad en el encuentro con los demás. A veces el 4 se desposa con el sufrimiento ensimismándose en el papel de victima o incomprendido.
-la búsqueda de afecto: la superación del sentimiento de vacío, de soledad y de abandono se produce mediante la Búsqueda de alguien que le ame de verdad, para conseguir esa relación puede hacerse dependiente del otro.

La salida de los cuatros consiste en saber descubrir el equilibrio y la armonía mediante la practica de actitudes como las siguientes:
- Aceptar serenamente la insatisfacción de los propios deseos.
- Aprender a satisfacerse sanando la tensión entre la atracción por lo que no hay y la repulsión por lo que hay.
- Vivir el presente, sin dejarse llevar por la nostalgia del pasado ni buscar compensaciones imaginarias soñando con un futuro maravilloso.
- No ceder a la auto-complacencia, sino encauzar las propias energías en acciones constructivas, desarrollando las propias capacidades sociales.
- Valorar con serenidad y apertura lo que es único y exclusivo y lo que es normal y ordinario, tanto dentro como fuera de uno mismo.
-Transformar las propias heridas en compasión y comprensión para con los sufrimientos de los demás.
- Recuperar el equilibrio de la propia vida sentimental.
- Amarse y aceptarse, aprendiendo a ser buena compañía para uno mismo.

Atraído por lo inaccesible; el ideal nunca está presente en el aquí y el ahora. Trágico, triste, artístico, sensible, original; concentrado en el amante ausente, la pérdida de un amigo.
Los cuatro evolucionados son creativos y pueden ayudar a mitigar el dolor en los demás; están comprometidos con la belleza y vida apasionada: nacimiento, sexo, intensidad y muerte.
De su infancia, los Cuatro recuerdan el abandono y como resultado sufren de un sentimiento de carencia y de pérdida. Se quedan concentrados en el amor perdido, en el amor imposible. Se deprimen con frecuencia. Algunos lo aceptan de forma fatalista, permaneciendo en largos periodos de auto-aislamiento, otros luchan contra la depresión a través de una frenética hiperactividad, si bien los hay que pueden profundizar en lado mas oscuro de las personas a través del arte. La melancolía crea una atmósfera de dulce lamento, haciendo que los cuatro se sientan intensamente vivos en estos cambios emocionales.
Se mantienen a una distancia segura, no muy lejos para que la nostalgia familiar no se convierta en desesperación. Tiene miedo a ser nuevamente abandonado. Están en la comparación. "Aquel tiene algo que a mi me falta". Buscan seres poderosos para emparejarse, gente protectora. Tienden a despreciar a quien les ama ya que sienten: "Qué poco vale esa persona que me aprecia, siendo como soy tan poco valiosa"
Carencia, necesidad de ser llenado con algo de fuera. Están en la queja. Rasgos físicos, marcado entrecejo, falta de volumen corporal, imagen original, cara de bruja. Atraen el amor necesitando más. "Se echa al suelo para que le levanten". "Intentos de suicidio para llamar la atención". Nunca están conformes con su pareja. Intentan ampliar su cultura y conocimientos para emular a los otros, llegando a ser muy refinados o artísticos. No se conforman con ser como el otro, además quieren cortarle la cabeza. Hay cierta relación con las maneras homosexuales. Son celosos "Si me quieren, no valen lo suficiente. Críticos y mordaces

5- LA AVARICIA. El Observador-La Negación
El 5 tiende a retenerlo todo para si. tras haber construido con esfuerzo su patrimonio intelectual y su mundo personal, no está dispuesto a privarse de lo que tiene o de lo que sabe por miedo a empobrecerse. La avaricia se manifiesta en distintos contextos: en el ámbito intelectual como tendencia a no comunicar los propios conocimientos e intuiciones; en el ámbito afectivo, como inclinación a no compartir los sentimientos y a mantenerse emotivamente distante; en el ámbito social como resistencia a implicarse y a emplear el tiempo en cosas superficiales; en el ámbito material, como apego excesivo a las cosas queridas.

Las modalidades concretas en que puede expresarse la avaricia son las siguientes:

- La autonomía: el 5 tiene una especial necesidad de exclusividad e independencia, posee una gran capacidad de supervivencia y manifiesta un estilo de vida austero.
- Acumular conocimientos: esta personalidad se distingue por su especial predilección por ampliar su patrimonio intelectual mediante la reflexión y la discusión incluso sobre conceptos abstractos y mediante la lectura de temas interesantes y estimulantes.
- Distanciamiento emotivo: esta tendencia se advierte en el limitado nivel de autoconciencia emotiva, en la sensación de vulnerabilidad en la relación con las personas al nivel de los sentimientos y en el miedo a la implicación afectiva y al consiguiente peligro de dependencia.
- La huida de los compromisos: el 5 se siente incomodo a la hora de asumir compromisos a largo plazo, porque podrían privarle de la necesaria libertad e independencia. Puede por ejemplo negarse al matrimonio porque le nacimiento de los hijos le exigiría emplear un tiempo y unas energías que no esta dispuesto a sustraer a otras esferas vitales de su existencia.
- Dejarlo para mas tarde: Prefiere observar y pensar a actuar y tiende a diferir la acción y a renunciar al propio protagonismo.

La salida que tienen los cinco para su crecimiento consiste en cultivar la virtud del desinterés que se practica mediante actitudes como las siguientes:

- compartir los propios conocimientos sin temor a empobrecerse.
- no dar por supuesto que la manera de pensar de uno sea superior a la de los demás, sino ser conscientes de que hay diversos tipos de inteligencias.
- tomar la iniciativa de revelar los propios sentimientos para establecer relaciones de intimidad.
- implicarse en la acción y con los demás a fin de disminuir el propio aislamiento.
- esforzarse por trabajar en equipo, sin limitarse a confiar en los propios recursos.
- dejar que la vida sea maestra es mejor que depender de los propios esquemas mentales de referencia.
- mantenerse en contacto con la propia corporeidad y encauzar las energías hacia la acción.

Mantiene una distancia emocional con respecto a los demás. Protege su privacidad, no se conecta. Se siente agobiado por los compromisos y las necesidades de los demás. Se aísla de los sentimientos, de las personas y de las cosas.
Los cinco evolucionados pueden poseer excelente poder de decisión, pueden ser grandes intelectuales y monjes.
Son personas tímidas, cerradas e introvertidas, les gusta vivir aislados o solos, lejos de las tensiones emocionales. A menudo desconectan el teléfono y están apartados en los grupos.
De niños, los Cinco se sintieron invadidos, por lo que guardan su espacio y su privacidad. El mundo exterior es percibido como invasivo y peligroso, así que se conforman con lo poco que tienen antes de arriesgarse a salir de casa. Y lo que tienen es gran imaginación y gran capacidad de pensamiento. Encontrarán formas de evitar el contacto. Viven su propia vida como espectadores, intentando no involucrarse. Sienten gran necesidad de afecto pero se ven paralizados para acercarse por lo que vive desconectado de sus emociones creando un enlace mental con el mundo. Son los sabios solitarios.
Avaricia de Tiempo o de energía (no sólo de dinero). Es un cerrarse para no dar. "Si doy lo poco que tengo, me quedo sin nada". Se cansa de la vida social pero en su retiro goza de cada relación con el recuerdo. Se siente carente, retiene lo que posee. Agrede mediante la retirada del cariño. Prefiere estar libre de obligaciones, huye del compromiso. Prefiere confiar en sí mismo. Se guardan lo que sienten, no lloran fácilmente. Tienen problemas sociales de comportamiento. Se amuralla para no ser invadido. Sin movimiento, como catatónicos. Desconecta del otro a través del desconectar de sí. Orden intelectual. Inaccesible. Se siente atrapado por todo.

6. LA COBARDIA. El que duda.
El pecado radical del 6 es el miedo, un sentimiento que surge cuando se prevé una amenaza y que puede deberse a causas externas o internas. La amenaza o la sensación de peligro puede ser real o imaginaria y puede guardar relación con realidades presentes o futuras. El 6 es un especialista en idear escenarios catastróficos y es prisionero de sus propias trampas mentales.
Los miedos que le torturan tienen diversos nombres: miedo al cambio, miedo a equivocarse, miedo a lo desconocido, miedo a la soledad, miedo a la critica, a la hostilidad, al engaño o a la traición...
Frente a estos miedos, encuentra seguridad y refugio en la autoridad externa y en aquellas instituciones que representan puntos firmes de referencia para su acción. Los sufíes definieron a la Iglesia Católica como una iglesia constituida por tipos 6 pensaban efectivamente que el sistema romano se basaba excesivamente en el temor y y había llevado a muchas personas a tener miedo de Dios, del clero, de los pecados mortales, de sí mismos y de su propio cuerpo. Especialmente en el periodo que precedió al Vaticano II, la Iglesia a través de la fidelidad y la obediencia a sus verdades absolutas e indiscutibles, se presentó como un lugar ideal para las personas inseguras.

El miedo de los 6 puede asumir diversas manifestaciones:

- La incertidumbre crónica: el 6 vacila, no porque esté confuso acerca de las tareas que debe realizar, sino porque cuestiona sus propias capacidades. A menudo carecen de confianza personal, dudan de sí mismas, vacilan a la hora de tomar decisiones y tienden a recoger constantemente nuevas informaciones para no correr el peligro de equivocarse.
- La dependencia: La recuperación de la seguridad personal se produce a través de la fiel observancia de reglas y normas y la obediencia a la autoridad, mientras que las situaciones no estructuradas provocan ansiedad.
- La sospecha: El 6 no se fía fácilmente de las personas y tiende a dudar de las intenciones de los demás. Presta atención a dudar de las intenciones de los demás. Presta atención a los mensajes verbales y no verbales o a los significados ocultos, desconfía y critica a quien transgrede y esta siempre atento a prevenir eventuales peligros.
- La intolerancia ante la ambigüedad: esta personalidad tiene necesidad de claridad, de llamar a las cosas por su nombre y no soporta la idea de la ambigüedad, por eso puede mostrarse rígido e inflexible frente a aspectos o interpretaciones de la verdad que no coinciden con la suya propia o que le parecen dudosas y ambivalentes.
- La búsqueda de amistad: el 6 evita el peligro de ser rechazado promoviendo una imagen positiva de si a través de la hospitalidad, la afabilidad y la amabilidad a veces pecando de obsequioso o exageradamente fiel.

La salida del seis está en desarrollar la virtud del valor, que puede cultivarse mediante la practica de actitudes como las siguientes:

- Consolidar la propia autoridad interior.
- Aprender a correr riesgos y a tomar decisiones para ganar confianza en uno mismo.
- Crecer mas en los valores de fondo que en las normas o en las instituciones.
- Privilegiar la acción, en lugar de obsesionarse con elucubraciones mentales teñidas de miedos y peligros a menudo imaginarios.
- Responsabilizarse de las propias opciones y acciones, sin esconderse detrás de la autoridad.
- Expresar con claridad las propias ideas sin dejarse llevar por el miedo o por la duda frente a las posibles reacciones o criticas.
- Promover la propia autonomía e independencia, tomando decisiones en sintonía con los propios valores, aunque puedan contrastar con el parecer de los demás.
- Ser audaces, no tener miedo a tener valor.

Temeroso, obediente, lleno de dudas. El pensar sustituye al hacer, teme hacerlo por temor de ser atacado al exponerse. Es leal a la causa, vacila, se siente perseguido y se rinde cuando le acorralan. Al sentirse acorralado sale a enfrentar el terror de forma agresiva.
Los seis mas trabajados pueden ser excelentes miembros de un equipo, soldados leales y buenos amigos. Trabajan en una causa de la misma manera que otros trabajan para su beneficio personal.
Los Seis, de jóvenes, recuerdan haber temido a las personas que tenían poder sobre ellas y haber sido incapaces de actuar por sí mismos. Para aliviar esta inseguridad tratan de encontrar una figura protectora sólida o ir en contra de la autoridad. Brindan lealtad a una institución protectora como la Iglesia, una empresa.. Son en extremo leales, encuentran en el grupo su identidad y su seguridad. La duda, incapacidad para decidir, miedo al castigo. Su vacilación deriva de su inseguridad.
Son paranoicos, se sienten vigilados. Son bastante tímidos, dependen del subtipo (6-belleza, 6-Fuerza o 6-conservación). Lucha contra el miedo. Obediente con los de arriba, autoritario con los de abajo. Necesita apoyarse en otro, busca la alianza por temor a la propia indefensión. Tendencia a controlar sin permitirse el instinto o la intuición. Los hombres Seis tuvieron problemas con el padre. Tienen un nivel muy alto de culpa. Una vez tomada una decisión, aún continúan con la duda. Los Seis Fuerza necesitan demostrar su poder en cualquier situación para prever que nadie se le vuelva en contra, por miedo.

7. LA GULA. El epicúreo - El escapista

El pecado de los "7" es la destemplanza. No se trata solo de una avidez limitado a los pecados de la gula, sino de una inclinación general al exceso y a la inmoderación.
El Peligro esta en idolatrar el placer, un peligro especialmente presenta en la actual sociedad del bienestar, que alimenta la cultura de la gratificación y de la satisfacción inmediata de deseos y apetitos diversos. El pecado de destemplanza puede expresarse a nivel cultural, en la necesidad de asistir a cursos, de vivir nuevas experiencias, de hacer viaje. A nivel físico en la necesidad de satisfacer al cuerpo con los placeres de la cocina y del sexo. A nivel social en la exigencia de establecer nuevos contactos, conocerá otras personas y vivir nuevas e interesantes aventuras. Si el 4 tiende a jijarse en sus carencias, el 7 considera que nunca ha experimentado lo suficiente.
La tendencia a excederse puede manifestarse de las siguientes maneras:

- El permisivismo: orientación instintiva a satisfacer las propias necesidades concediéndose la libertad de obrar de acuerdo con el deseo del momento
- El narcisismo: amor desmesurado a uno mismo, que puede traducirse en el exhibicionismo y el protagonismo o en la necesidad de aparecer como superior a los demás intelectual o socialmente.
- La seducción: el 7 puede valerse de su encanto social para resultar agradable y ganarse la benevolencia, el apoyo y la admiración de los demás.
- La falta de perseverancia: el entusiasmo demostrado ante los estímulos y las novedades se traduce en abandono frente a las dificultades, a menudo los 7 escurren el bulto cuando hay que sacrificarse, ser tenaces y seguir adelante.
- La rebelión: se da en el 7 una actitud de oposición a la autoridad, especialmente cuando esta puede turbar su optimismo o ejercer algún tipo de control sobre su libertad y su imaginación.

La salida de los siete consiste en interiorizar la virtud de la sobriedad, que se cultiva mediante la practica de actitudes como las siguientes:

- valorar cada momento con todo lo que de bueno y creativo puede ofrecer.
- llevar adelante los compromisos adquiridos, sin buscar evasiones, distracciones o cambios.
- escuchar al que sufre sin necesidad de pintar las cosas de color de rosa
- saber discernir prudentemente las prioridades, sin dejarse llevar por el impulso del momento.
- no imponer el propio ritmo ni el propio humor a los demás, sino saber adaptarse a las circunstancias y a las personas.
- amar y celebrar la vida y su aspecto gozoso, pero no a expensas del lado oscuro de la existencia.
- aceptar la enfermedad y las cruces cotidianas como aportación a la propia maduración humana y espiritual.
- experimentar el silencio y la reflexión como ocasiones para acceder a lo profundo de las cosas y no quedarse en la superficie.

Locuaz seductor, busca el placer, evita el dolor. Gastrónomo, simpático, aventurero pero evasivo del compromiso y de los límites. Abierto, compañero divertido, no termina lo que empieza, hace planes pero no los ejecuta. Vende su proyecto pero embauca a otros para que lo realicen.
Los buenos sietes pueden ser buenos teóricos, renacentistas, elegantes y amables.
Los Siete en su infancia eludieron el miedo escapando por medio de las infinitas posibilidades de la imaginación. Suele haber un padre al que se han revelado. Se acercan a las personas para tratar de atraerlas y desarmarlas con su encanto. Adictos a la planificación y a la diversión. Confunde los proyectos con la realidad es un soñador un fantasioso. No tienen límites y sientes que la vida tampoco los tiene. Ansia de satisfacción. Búsqueda del placer, que es una huida del dolor. Complacientes. Capacidad verbal extrema, charlatán. Vendedor, embaucador, tramposo, encantador, poder de persuasión. "No hay . La vida es juego. Son bastante payasos y les importa la popularidad. Utiliza la astucia, es listo. Es generoso, nunca renuncia a nada, es dulce. Su lema es "más y . Tipo gozador. Es narcisista, posee gustos exquisitos y una atracción por las experiencias cumbre. Rehúsa el compromiso o si lo hace no suele cumplir, y aunque parece poco fiable suele ser muy responsable en el trabajo y lo hace con gusto.
Es optimista y siempre ve abiertas futuras posibilidades de éxito.

8. LA LUJURIA. El mandón
El pecado original del jefe es la arrogancia y/o la lujuria. Ambas tendencias nacen de la pasionalidad y en el exceso.
La lujuria es el deseo vehemente de placeres carnales. La arrogancia es la pretensión de estar en la verdad, de imponérsela a los demás o de afirmarla sin amor. Aun manteniendo abiertas ambas tendencias, tomaremos en consideración especial la arrogancia como expresión de poder que puede manifestarse de los siguientes modos.
- El control: exigencia de dominar las situaciones, vencer en una competición, imponerse en un enfrentamiento directo, hacer respetar el propio espacio y las propias opiniones.
- El predominio de la acción: la identidad de esta personalidad esta vinculada a la acción y a los resultados concretos, con el peligro de descuidar o infravalorar la importancia de los sentimientos en las relaciones.
- El sarcasmo: a veces el 8 puede recurrir a actitudes punitivas para hacer valer su superioridad como el sarcasmo, la ironía, la intimidación y la humillación.
- La contestación: frente a las fuerzas que obstaculizan su voluntad y sus convicciones, el 8 puede oponer resistencia rechazando la colaboración, provocando el conflicto, denunciando la injusticia y asumiendo una actitud rebelde.
- La intensidad: la determinación y la aparente seguridad del 8 puede significar falta de sensibilidad a su propio mundo afectivo, inclinación a enmascarar su vulnerabilidad y falta de respeto para con la dignidad y el valor del otro.

Lo que deben aprender los jefes es interiorizar la virtud de la sencillez, que se cultiva mediante la practica de actitudes como las siguientes:
- Dejar que el niño que todos llevamos dentro se manifieste y pueda expresarse.
- Aprender a ser queridos y no temidos por los demás.
- Hacerse mas capaces de expresar el aspecto tierno y vulnerable de la propia naturaleza.
- Ser mas atentos y sensibles a los sentimientos propios y a los ajenos, sin tratar de negarlos o esconderlos.
- Convencerse de que nadie es autosuficiente y de que una sana dependencia de los demás es señal de humanidad y madurez.
- Reconocer que cada cual tiene su parte de verdad que ofrecer y no pretender imponer la propia.
- Aprender a adaptarse a las personas y a las situaciones sin pretender ejercer el control sobre las cosas.
- Ser pacientes con el prójimo, reprimiendo el impulso da formular juicios apresurados y sumarios sobre las personas.

Tiene que tener el control. Hace demostraciones de fuerza, le encantan las luchas de poder y los enfrentamientos. Forma de vida excesiva: demasiadas cosas, sexo, trasnochador, ruidoso. Da la cara por sí mismo y por sus amigos, combativo, extremadamente protector.
Los Ocho evolucionados son excelentes líderes, poderosos. Tratan de proteger a sus amistades de cualquier peligro.
Los Ocho describen una infancia combativa donde los fuertes eran los respetados y los débiles no lo eran. La sólida coraza del Ocho protege el corazón de un niño dependiente, prematuramente expuesto a circunstancias adversas. Para protegerse captan de inmediato las intenciones negativas de los demás. Encuentran su identidad como justicieros, enorgulleciéndose de su deseo de defender a los débiles. Su asunto principal es saber quien tiene el poder para ejercer su propio poder sobre la situación y mantener el control. Si los ocho se encuentran en una posición subordinada, minimizarán el hecho de que la autoridad posee control sobre su comportamiento y abusarán de los límites y de la interpretación de las reglas, hasta tener claro cuales serán las consecuencias. El Ocho siempre considera que la verdad siempre surge durante una riña. Los ochos no permiten que se cuestione su propia opinión. En lugar de buscar alianzas o acuerdos, su estrategia es la total usurpación del poder. El modo de liberar la sobrecarga de energía que tienen consiste en excederse, crear problemas, interfiriendo en la vida de sus amistades, excederse con la comida, el sexo o las sustancias.
Intensidad sin medida. rebeldía. No sienten culpa ni miedo. Primitivos pero no rencor, pena o vergüenza. Posesivos, celosos, agresivos, competitivos. Llevan la verdad hasta el escándalo . Gusto por los peligros, temerarios, niega las normas sociales, intolerancia a la frustración. Son la pura acción. No pide para no arriesgarse a una negativa, lo arrebatan. Atropelladores Rechaza la autoridad, rompe con todo obstáculo que le impida realizar sus deseos. No aparece por los psiquiatras.

9. LA PEREZA. El mediador
La pereza es el pecado capital del 9 que tiene el peligro de abandonarse a la inactividad y dejar para mañana lo que tendría que hacer hoy, o de dejarse influir por el humor del momento o por las decisiones de los demás. Los pecados del 9 son por "omisión" y tienen que ver con cosas que no se han hecho, con oportunidades que se han perdido y con cualidades que se han reprimido y se han mantenido ocultas. Prefiere dejar a otros, evitando los conflictos y no afrontando los problemas. La pereza puede asumir las siguientes manifestaciones:
- La resistencia al cambio: predilección por las cosas habituales y rutinarias, agresividad pasiva, tendencia a la resignación.
- El olvido de si mismo: dificultades para la introspección y para la conciencia de las propias necesidades, renuncia a los deseos para responder a las e expectativas ajenas, tendencia a desacreditarse, necesidad de pasar inadvertido.
- La compensación: tendencia a colmar la inercia mediante actividades compensatorias, como la dependencia del alcohol, de la comida, de la televisión, de la lectura o de un hobby. Trata de narcotizarse para no enfrentar las situaciones difíciles.
- La distracción: inclinación a despilfarrar las energías en intereses del momento, sin objetivos de fondo hacia los que orientar el propio esfuerzo.
- Intensidad a través de las pertenencias: La imagen que el 9 tiene de si mismo está mediatizada por sus contextos de pertenencia, como la familia, el ambiente de trabajo o el grupo de amistades, que contribuyen a definir las funciones y la identidad. Y sobre todo está la búsqueda de fusión con la pareja para compensar la débil identidad personal.

La salida para los mediadores está vinculada a la capacidad de desarrollo de la virtud de la diligencia, que se cultiva mediante la practica de actitudes como las siguientes:
- asumir la responsabilidad por los dones recibidos, implicándose en la vida y con los demás.
- encender el fuego interior de la motivación y apretar algo mas el acelerador.
- afirmar el propio valor y dignidad, conscientes de que no es posible amar al prójimo sin amarse a uno mismo.
- desarrollar la pasión por la vida, sacando a la luz las propias energías y capacidades.
- expresar las opiniones propias y afrontar de manera constructiva los conflictos y las diferencias, evitando hacer creer a toda costa que todo es paz y armonía.
- establecer limites y plazos en la realización de los proyectos, sin perderse en infinitas distracciones o casas no esenciales.
- aprender a centrar la atención tomando la iniciativa, estableciendo prioridades y tomando decisiones.

Obsesivamente ambivalente, ve todos los puntos de vista. Conoce las necesidades de los demás mejor que las propias; agradable, manifiesta la ira en formas indirectas. Los nueve evolucionados pueden ser excelentes pacifistas, consejeros, negociadores. Los Nueve fueron niños que se sintieron ignorados durante su infancia, no se sentían escuchados y las necesidades de los demás eran más importantes que las propias. Se adormecieron y olvidaron sus verdaderos deseos procurándose pequeñas comodidades y sustitutos para el amor. Aprendieron a anestesiarse y a olvidarse de sí mismos al darse cuenta de que sus prioridades probablemente no serían consideradas. Pierden el contacto con lo que quieren al fusionarse con los deseos de los demás. Tienen dificultad en decir que no y sienten que al entablar una relación ni siquiera se han preguntado su necesidad sino la del otro. Se encarga de mantener la paz, de mediar, de estar de acuerdo con los otros. No discuten nada, enseguida asumen la opinión ajena. Son lentos se pierden en los detalles y dan rodeos. No llegan al grano de la cuestión. Sin embargo toda esa tolerancia guarda dentro de ellos un volcán de rabia a punto de erupción. Contienen la ira pero la expresan como terquedad o agresión pasiva.
Es un adormecimiento psíquico, no quieren ver ni trabajarse. Pereza de ser, de sentir su interior, Pereza a la intensidad. Su depresión es resignada. excesivo conformismo. Aspecto sano, como el campesino satisfecho, Sancho Panza. Tapan la realidad para no enfrentar el dolor. " La vida es simple, no sé porqué la gente se complica". Ni siquiera se da cuenta que sufre, está narcotizado. Se suele evadir a través del hacer cualquier cosa inútil. Aparenta no tener problemas, si bien va experimentando un empobrecimiento. Adopta valores del entorno.

martes, 18 de diciembre de 2018

TIPO DE PERSONALIDAD NUEVE: EL PACIFICADOR





EL SANADOR
EL OPTIMISTA
EL RECONCILIADOR
EL CONFORMISTA
EL SOÑADOR


“La mayoría se imagina la paz, como un estado en el que «no ocurre nada malo» o «no ocurre mucho». Sin embargo, si queremos que la paz nos llegue y nos haga el regalo de la serenidad y el bienestar tendrá que ser el estado de «ocurre algo bueno.”
E. B. WHITE

“Hay un precio demasiado elevado para obtener la paz, y ese precio se puede poner en palabras. No se debe pagar el precio de la dignidad.” WOODROW WILSON

“Los hombres necesitan alguna clase de actividad externa, pues se mantienen inactivos en el interior.” SCHOPENHAUER

"La indolencia es un estado delicioso, pero triste: hemos de estar haciendo algo para ser felices.” WILLIAM HAZLITT


► MIEDO BÁSICO: De pérdida y separación; de aniquilamiento.
► DESEO BÁSICO: Mantener la estabilidad interior y la paz mental.
► MENSAJE DEL SUPERYÓ:«Vales o estás bien mientras los que te rodean sean buenos y estén bien».


EL TIPO INDOLENTE, MODESTO, RECEPTIVO, TRANQUILIZADOR, SIMPÁTICO Y SATISFECHO

«Sigo la corriente.»

Hemos llamado el pacificador al tipo Nueve porque ningún tipo se dedica más a la búsqueda de paz interior y exterior para sí mismo y para los demás. Suelen ser personas espirituales que anhelan la conexión con el cosmos y con los demás. Trabajan por mantener su paz mental así como por establecer la paz y la armonía en su mundo. Las preocupaciones que encontramos en el Nueve son las fundamentales de todo trabajo interior: permanecer despiertos frente a estar dormidos a nuestra verdadera naturaleza, paz contra sufrimiento, unión contra separación.
Lo irónico es que para ser un tipo tan orientado al mundo espiritual, el Nueve es el centro de la triada del instinto, y potencialmente es el que está más en contacto con el mundo físico y con su cuerpo. La contradicción se resuelve cuando vemos que estas personas o bien están conectadas con sus cualidades instintivas y tienen un enorme poder elemental y magnetismo personal, o están desconectadas de sus fuerzas instintivas y, por lo tanto, separadas y lejanas, incluso podrían ser muy ligeras.
Para compensar la desconexión con sus energías instintivas, también se retiran a sus mentes y a sus fantasías emocionales (por eso a veces se pueden identificar erróneamente con el Siete, «tipo cerebral», o con el Dos y el Cuatro, «tipos de sentimientos»). Además, cuando están desequilibradas sus energías instintivas, usan esas energías en contra de sí mismos, reprimiendo su poder hasta tal punto que todo en su psique se vuelve estático e inerte. Cuando no se utiliza, esa energía se paraliza como un lago que en primavera se llena tanto que no permite la entrada del agua de los manantiales que lo surten. Pero cuando están en equilibrio con su centro instintivo y su energía, son como un gran río que lo lleva todo en su corriente sin esfuerzo.
A veces hemos llamado a los Nueve la corona del eneagrama, porque está en lo alto del símbolo y porque parece abarcarlo todo. Los Nueve pueden tener la fuerza de los Ocho, el gusto por la diversión y la aventura de los Siete, la docilidad de los Seis, el intelecto de los Cinco, la creatividad de los Cuatro, el atractivo de los Tres, la generosidad de los Dos y el idealismo de los Uno. Sin embargo, lo que por lo general no tienen es la sensación de habitar realmente en sí mismos, un sentido de identidad fuerte.
Por lo tamo, paradójicamente, el único tipo al que los Nueve no se parecen es el Nueve. Les aterra ser individuos aislados que deben hacerse valer contra los demás. Prefieren fundirse con otra persona o seguir calladamente sus ensoñaciones idílicas.
Red, un consultor empresarial muy conocido en el sector, comenta esta tendencia: “Noto que me fijo en los demás, que me imagino cómo son, cómo y dónde viven, etcétera. En mis relaciones suelo renunciar a mis planes en favor de los de la otra persona; tengo que estar vigilante para no ceder a las exigencias o peticiones de los demás dejando de lado mis necesidades.”
Los Nueve ilustran la tentación universal de pasar por alto los aspectos perturbadores de la vida y encontrar cierto grado de paz y bienestar insensibilizándose. Reaccionan al dolor y al sufrimiento tratando de vivir en un estado de apacibilidad prematura, ya sea de falsa consecución espiritual o de franca negación. Más que cualquier otro tipo ilustran la tendencia a huir de las paradojas y tensiones de la vida tratando de trascenderlas o buscando soluciones simples e indoloras a sus problemas.
Centrar la atención en el lado agradable o placentero de la vida no está mal, lógicamente, lo que ocurre es que es un enfoque limitado y limitador de la vida. Si para protegerse de la adversidad tienden siempre a buscar el lado bueno de todo, los otros tipos también tienen sus distorsiones en su forma de ver las cosas. Por ejemplo, los Cuatro centran la atención en sus heridas y en sentirse víctimas; los Uno, en lo mal que están las cosas, etcétera. Los Nueve, en cambio, tienden a centrar la atención en el lado luminoso de la vida, para no perturbar su paz mental. Pero en lugar de negar el lado oscuro de la vida, deberían entender que las perspectivas que presentan todos los otros tipos también son ciertas; deben resistirse al deseo de escapar del mundo real a un «nirvana prematuro» o a la «luz blanca» de lo divino; deben recordar que la única forma de salir es pasar por el mundo real.

LA PAUTA INFANTIL

Ten presente, por favor, que la pauta infantil que describimos aquí no es causa del tipo de personalidad. Más bien describe las tendencias que observamos en la primera infancia y que tienen una influencia importante en las relaciones del tipo en su edad adulta.

Muchos Nueve dicen que tuvieron una infancia feliz, pero eso no siempre es así. En los casos en que hubo más problemas, los niños Nueve aprendieron a arreglárselas disociándose de las situaciones o incidentes amenazadores y traumáticos y adoptando el papel de pacificador o mediador durante los conflictos familiares. Aprendieron que la mejor manera de mantener la armonía en la familia era «desaparecer» y no causar problemas a nadie; que si no eran exigentes y tenían pocas expectativas, en resumen, si eran niños de manutención barata, serían capaces de protegerse y al mismo tiempo tranquilizar a sus padres (en un sistema familiar desestructurado, la expresión más adecuada sería la de hijo desaparecido); la idea es: «Si aparezco y me hago valer, voy a crear aún más problemas; si me quito de en medio la familia continuará unida».
Georgia, terapeuta de renombre, lleva muchos años haciendo trabajo interior: “Mi madre era alcohólica y tenía un carácter explosivo, de modo que yo dedicaba gran parte de mi energía a quitarme de en medio y a no molestar. Así aprendí a mantenerme al margen de la vida y a estar atenta a las necesidades de los demás. Decidí vivir de un modo más interior, lo cual en realidad era muy agradable para mí, pues no tenía que enfrentarme a nadie.”
Los niños Nueve crecieron con la idea de que no estaba permitido tener necesidades, hacerse valer, enfadarse ni crear dificultades a sus padres. En consecuencia, nunca aprendieron a hacer valer su voluntad ni, por extensión, a realizarse independientemente de sus padres y de otras personas importantes. Aprendieron a mantenerse en segundo plano, donde las cosas no pudieran afectarlos. En la edad adulta su espacio psíquico está tan lleno con los problemas y planes de las personas a quienes tratan de complacer que suelen ser incapaces de oír la voz de sus necesidades o deseos.
También aprendieron a reprimir la rabia y su voluntad de modo tan completo que perdieron la conciencia de tener rabia o voluntad propias. Aprendieron a adaptarse y a conformarse con lo que la vida o los demás les ofrecían. Rara vez se les ocurría preguntarse qué deseaban, pensaban o sentían. En consecuencia, normalmente deben remover bastante en su interior para conectar con lo que desean para ellos.
Red ha pasado años trabajando los problemas de modestia y de rabia reprimida: “Tengo la clara conciencia de que me dejaban solo porque era un «niñito muy bueno».
Mi madre siempre decía a la gente que yo era un «ángel», porque podían dejarme solo durante horas y sabía entretenerme. Creo que mi madre es tipo Nueve y que yo asimilé muchísimo de su filosofía de la vida. [...] Cuando surgían conflictos entre ella y mi padre, ella usaba expresiones como «No muevas la barca» y «Si no tienes nada agradable que decir, no digas nada». Otro dicho favorito era «Hacen falta dos para bailar un tango», que era su manera de decirme que podía acabar una pelea negándose a discutir.”
En las familias muy desestructuradas, los Nueve podrían haber sufrido traumas emocionales, físicos o sexuales en su infancia. Esos niños aprenden a protegerse de los sentimientos insoportables disociándose o cerrándose. Por una parte, es una especie de ventaja no tener conciencia de los recuerdos traumáticos ni de la ira, pero por otra la consecuencia es una reducción generalizada de su capacidad de contactar con la realidad con cierta profundidad o intensidad. Estas personas podrían dejarse llevar por fantasías y centrar la atención exclusivamente en lo que haya de positivo y apacible en su entorno, aunque después esto resulte haber sido sólo ilusión.
André es un prospero agente inmobiliario de una zona metropolitana importante; gran parte de su éxito procede de su naturalidad y modestia en el trato, rasgos comunes de los Nueve, aunque aprendidos a un elevado precio:
“Durante gran parte de mi infancia mi madre estuvo muy deprimida. Yo sabía que cuanto menos problemas le diera, mejor estaría yo, de modo que intentaba adaptarme lo más posible. Me escapaba al jardín de mi abuela, donde me encantaba estar entre los árboles altos y su colección de animales.”


LOS SUBTIPOS ALAS

EL NUEVE CON ALA OCHO: EL ÁRBITRO

Ejemplos: Ronald Reagan, Gerald Ford, Lady Bird Johnson, Kevin Costner, Sophia Loren, Walter Cronkite, Whoopi Goldberg, Janet Jackson, Ringo Starr, Ingrid Bergman.

Sano. Las personas de este subtipo combinan la resistencia y la fuerza con la capacidad de ser simpáticas y agradables. Son a la vez enérgicas y afables, capaces de relacionarse con la gente y de ocuparse de las cosas del mundo, de mediar entre personas y frenar los conflictos. De tanto en tanto suelen buscar proyectos nuevos para cambiar el ritmo y la rutina normales.
También son prácticas y atienden sus necesidades inmediatas y las circunstancias físicas y económicas. Más sociables que las del otro subtipo, por lo general prefieren trabajar con otras personas. Son sobresalientes en las profesiones de asistencia y asesoría, suelen tener aptitudes para los negocios, sobre todo para las negociaciones y detección de recursos humanos.

Medio. A estas personas les gusta relacionarse y pasarlo bien, y les atrae más abandonarse a la sensualidad y a las rutinas agradables que obstaculizan su capacidad de centrar la atención en objetivos importantes. Podrían ser tozudas y defensivas, con la tendencia a mantenerse en sus trece y negarse a escuchar a nadie. Suelen tener mal genio, aunque es difícil prever qué las va a enfurecer; por lo general, es una amenaza a su bienestar personal o a su familia, al trabajo o a sus creencias. Pueden ser bruscas y explosivas, pero rápidamente vuelven a un estado de calma y placidez.


EL NUEVE CON ALA UNO: EL SOÑADOR

Ejemplos: Abraham Lincoln, Reina Isabel II, Carl Jung, George Lucas, Audrey Hepburn, Dame Margot Fonteyn, Rose Kennedy, Walt Disney, Garrison Keillor, Norman Rockwell.

Sano. Las personas de este subtipo son imaginativas y creativas; suelen ser capaces de sintetizar diferentes escuelas de pensamiento o puntos de vista en una visión de un mundo ideal. Son especialmente buenas para las formas de comunicación no verbales (arte, música instrumental, baile, deportes o trabajo con animales y la naturaleza) y prosperan en instituciones grandes. Normalmente son amigables y alentadoras, pero tienen un claro sentido de finalidad, sobre todo respecto a sus ideales. Suelen ser buenas terapeutas, asesoras o pastores religiosos, capaces de equilibrar la escucha sin juicios con el deseo de ayudar.

Medio. Estas personas desean orden externo para poner orden a su mundo interno. Tienden a quedar atrapadas en actividades y asuntos no esenciales. Son enérgicas pero de un modo indiferente, no comprometido, que obstaculiza su capacidad para perseverar en objetivos de largo alcance o para conseguir que se les unan otras personas. Son menos aventuradas y más reservadas que las personas del otro subtipo; expresan la rabia con comedimiento e indignación velada. También les interesa la respetabilidad y suelen sentirse moralmente superiores a diferentes clases, culturas y estilos de vida. En su estilo personal podría haber una vena puritana, remilgada, decorosa o perfeccionista.


LAS VARIANTES INSTINTIVAS

EL INSTINTO DE CONSERVACIÓN EN EL NUEVE

El buscador de bienestar. En la franja media, esta variante la forman los Nueve agradables, indolentes, que no le piden mucho a la vida. Prefieren los placeres sencillos fácilmente accesibles: comer en el restaurante de comida rápida más cercano, ver la reposición de una película favorita en la televisión, o «evadirse» en un sillón cómodo. Normalmente no son ambiciosos, aunque podrían tener mucho talento. Por lo general combaten la ansiedad manteniéndose ocupados en fruslerías y rutinas, y se entregan a trabajos pequeños para evitar ocuparse de proyectos más importantes. Poco a poco se van sintiendo más atraídos por pequeños premios para compensar la incapacidad de hacer realidad sus verdaderos deseos, pero siempre con una cierta ansiedad reprimida por no atender a sus verdaderas necesidades.
La inercia del tipo Nueve se manifiesta claramente en esta variante. La apatía y el descuido personal podrían impedir o dificultar la obtención de lo que desean o el cuidado de sí mismos.
Recurren cada vez más a la comida y la bebida para acallar los sentimientos de ansiedad o rabia, y suelen tener mucho apetito y una tendencia a la adicción. No desean que los demás les estropeen su agradable estado de ánimo y suelen resistirse sencillamente no reaccionando o guardando un terco silencio.
En la franja insana, los Nueve auto-conservadores caen en una profunda apatía respecto a su vida y se vuelven cansinos e ineficaces; se convierten en permanentes haraganes del sofá, se cierran a las emociones y estropean lentamente su salud, sus relaciones y sus posibilidades. Las adicciones son comunes.

EL INSTINTO SOCIAL EN EL NUEVE

Una familia feliz. En la franja media, los Nueve sociales son los más interesados en unir a las personas y en hacer la paz. Les gusta relacionarse, participar en lo que sea que esté ocurriendo, pero también se resisten a que se espere demasiado de ellos; aun participando físicamente son capaces de mantenerse separados emocional y mentalmente. Por lo general tienen muchísima energía y les gusta mantenerse activos, pero dentro de estructuras definidas y conocidas. No les importa trabajar o ayudar a los demás, pero les gusta tener muy claro lo que se espera de ellos. Podrían ser sor-prendentemente tradicionales y conformistas, en el sentido de que satisfacen las expectativas de su círculo social, pero también les angustia la idea de perder su identidad, de convertirse en un «clon» o en un apéndice de otra persona.
La inseguridad respecto a su valía más el deseo de agradar y encajar les hace difícil decir no; suelen acabar resistiéndose de todos modos, por lo general de forma pasiva-agresiva. Tratar de complacer a las diversas personas y grupos de su vida podría llevarlos a la dispersión y el desencanto, como los Siete de la franja media. Suelen tener problema para fijarse objetivos independientes y perseverar en sus intenciones.
En la franja insana, los Nueve sociales podrían resignarse y deprimirse por su falta de desarrollo. Por lo general encubren su necesidad y su inseguridad bajo una máscara de insipidez emocional: las manifestaciones de indignación podrían alejar a las personas, aumentando así su sensación de aislamiento social.

EL INSTINTO SEXUAL EN EL NUEVE

Fusión. En la franja media, los Nueve sexuales desean poseer las características enérgicas del otro, y con frecuencia se inclinan por personas agresivas; también ellos podrían exhibir rasgos agresivos. Tienden a ser más descarados que las otras dos variantes, y se enfurecen fácilmente si creen amenazada su relación con la otra persona. Buscan un compañerismo o una unión total, y hablan de «nuestra vida», no de «mi vida»; es como si desearan que la otra persona se fundiera con ellos. A menudo idealizan al otro, no desean ver sus defectos, pero también podrían volverse críticos y exigentes, sobre todo si tienen un ala Uno. Los elogios al otro son elogios a ellos; lo mismo vale para los insultos y las decepciones.
La otra persona se convierte en su centro de gravedad, en el eje de su identidad. En consecuencia, es posible que las personas de esta variante no desarrollen identidad ni independencia propias. Pueden ser muy románticos y parecerse a los Cuatro. En el cuadro también podrían entrar fantasías de rescate, el «complejo Cenicienta», ilusiones engañosas y la dependencia de los seres queridos.
En la franja insana, los Nueve sexuales se disocian y deprimen muchísimo, y parecen carecer de un núcleo propio. Incapaces de fundirse bien con el otro, se sienten perdidos. Las fantasías con el otro podrían mezclarse con fantasías de venganza y furia, pero estas últimas rara vez se expresan en la realidad. Estas personas acaban o bien con una relación de mucha dependencia o debatiéndose solas a la espera de una. También podría ocurrir que su yo se convierta en una función de relaciones pasadas («Meg y yo éramos la pareja más amante y unida. La extraño muchísimo desde que murió»).

LAS DIFICULTADES PARA CRECER DE LOS NUEVE

Los siguientes son problemas que la mayoría de las personas tipo Nueve experimentarán en algún momento de sus vidas. Observar estos comportamientos, «sorprendernos en el acto», y simplemente ver nuestras reacciones subyacentes habituales frente a lo que nos presenta la vida harán mucho para liberarnos de los aspectos negativos de nuestro tipo.


LA LLAMADA A DESPERTAR PARA EL TIPO NUEVE:
SEGUIR LA CORRIENTE A LOS DEMÁS

«Es igual. No me importa.»

Expresión clave: SANO

Nivel 1: Sereno, indómito.
Abandonan la creencia de que su participación en el mundo no
tiene importancia o no es deseada; así pueden conectar en verdad
consigo mismos y con los demás. Paradójicamente, también hacen
realidad su deseo básico: tener estabilidad interior y paz mental.
Gracias a su realización se tornan serenos, dinámicos, ecuánimes,
presentes.

Nivel 2: Natural, apacible.
Centran la atención en el entorno o en las relaciones en su conjunto, deseosos de mantener una estabilidad armoniosa en su interior y en su entorno. Imagen propia: «Soy estable, acomodadizo y amable».

Nivel 3: Generoso, alentador.
Refuerzan su imagen creando paz y armonía en su mundo y
manteniéndolas. Usan un método paciente y sensato para mediar en conflictos y tranquilizar a los demás. Suelen ser muy imaginativos, y estimulan a los demás con una visión sanadora y positiva de la vida.

MEDIO

Nivel 4: Modesto, simpático.
Comienzan a creer que los conflictos de la vida alteran su paz mental, por lo cual evitan posibles conflictos estando de acuerdo con los demás. Consideran que no vale la pena discutir muchas cosas, pero también comienzan a decir sí a cosas que en realidad no desean hacer.

Nivel 5: Indiferente, Satisfecho de sí Mismo
Les preocupa que algún cambio en su mundo o cualquier
sentimiento fuerte destruya su frágil paz mental, por lo cual
organizan su vida de forma que las cosas no les afecten. Se
dispersan en rutinas y hábitos agradables, se dedican a fruslerías y
se desconectan de los problemas.

Nivel 6: Resignado, Apaciguador.
Temen que les exijan reacciones o respuestas que podrían causarles ansiedad y destruir su paz interior, por lo cual restan importancia a los problemas o tratan de evitarlos. Viven la vida de forma estoica, aferrándose a ilusiones y reprimiendo la rabia.

INSANO

Nivel 7: Reprimido, negligente.
Temen que la realidad los obligue a encarar sus problemas, y eso
podría ser cierto. Podrían reaccionar defendiendo la ilusión de que
todo está bien y resistiéndose tenazmente a roda sugerencia de que
enfrenten sus problemas. Son depresivos, ineficientes y apáticos.

Nivel 8: Disociado, desorientado.
Es tal su desesperación por aferrarse a la poca paz interior que les
queda que temen reconocer la realidad. Mediante la disociación y la
negación se cierran 'a todo lo que pudiera afectarlos. Se ven desolados, aturdidos e impotentes, y es frecuente que sufran de
amnesia.

Nivel 9: Descuidada, «desafiado»
Se sienten incapaces de enfrentar la realidad. Se cierran en si
mismos y se insensibilizan totalmente. Podrían intentar eliminar su
percepción consciente para conservar la ilusión de paz fragmentándose en sub-personalidades.

A partir de los niveles medios, los Nueve sienten la tentación de ser excesivamente acomodaticios con los demás porque temen perder el contacto con ellos si dan pie a conflictos. Por ejemplo, si el marido le pregunta dónde le gustaría ir a cenar, la mujer Nueve podría contestar: «No tiene importancia, cariño; donde tú quieras me irá bien».
Dicho en palabras sencillas, los Nueve adquieren el hábito de decir sí a cosas que en realidad no desean hacer. Esa estrategia evitaría desacuerdos durante un tiempo, pero es casi inevitable que lleve a resentimientos por ambos lados. Además, el resentimiento del Nueve suele inducir comportamientos pasivo-agresivos: aceptar hacer algo y luego no hacerlo, lo cual, en definitiva, genera mayores conflictos y malos entendidos con los demás. Con esta actitud acomodaticia también corren el riesgo de que abusen de ellos, puesto que están dispuestos a pagar un elevado precio por mantener la paz.
Hope, dotada terapeuta, reconoce esa actitud en ella:
“He sido demasiado apaciguadora, dócil y poco franca. Recuerdo ocasiones en que tenía que actuar, ponerme firme, por mí o por otras personas, y no podía. Con frecuencia esto se debía a una combinación de miedo al conflicto, miedo a que empeorara la situación y deseo de que «todos se llevaran bien». Durante una buena parte de mi vida minimizaba mi capacidad, ya fuera en deportes o en mi profesión, con el fin de estar en segundo plano y no destacar. Lo importante era contribuir a que otros estuvieran en primer plano, no yo.”
La transigencia y la humildad marcan el comienzo del «acto de desaparición» de los Nueve.
En lugar de imponerse y correr el riesgo de indisponerse con alguien, comienzan a desaparecer en papeles convencionales y a esconderse detrás de perogrulladas y eslóganes; si la ansiedad y los conflictos aumentan, se hacen casi invisibles. Esto se debe a que intentan adaptarse a sus circunstancias, a «no ser problema», pero al hacerlo desaparecen.
Hope recuerda un momento decisivo en esto: “En mi primer año de escuela todavía manifestaba mi independencia y le dije a la maestra que no copiaría lo que ella escribía en la pizarra; se me acercó y me sacudió la barbilla con la mayor fuerza que pudo. Desde entonces nunca fui una alumna difícil, ni en la escuela ni en la iglesia. Me convertí en una «niña buena» y obediente.”


DECIR «SÍ» CUANDO SE QUIERE DECIR «NO»

Recuerda ocasiones en que manifestaste acuerdo con los planes, preferencias o decisiones de otras personas y ocultaste los tuyos. ¿Cómo afectó eso a tu sentido de participación?
¿A tu conexión contigo mismo y con tu experiencia? ¿Te molestó tener que obedecer?
¿Cómo prescindiste de lo que tú querías? ¿Qué esperabas conseguir con eso?


EL PAPEL SOCIAL: NADIE ESPECIAL

Los Nueve de la franja media comienzan a crearse su papel social considerándose «nadie especial», la persona humilde que se contenta con estar en un segundo plano y no causar ninguna incomodidad a los demás («No me hagas ningún regalo de cumpleaños. Sé que me quieres»). Piensan que su presencia, sus opiniones y su participación no tienen ninguna importancia. Por limitador que pudiera parecer esto, a los Nueve les satisface esta autodefinición, pues les permite reducir al mínimo sus esperanzas y expectativas y evitar así sentirse frustrados, rechazados, enfadados o desilusionados.
Es algo difícil entender el papel social de los Nueve, aunque una vez que se ha experimentado es evidente. Su identidad es como un anillo con una piedra preciosa o como mínimo el cuadro: su atención está cu la piedra o en el cuadro, no cu sí mismos, y su identidad y su autoestima surgen de tener una relación (aunque sea imaginaria) con quienes consideran de más valor.
Identificarse como nadie especial también les ofrece un cierro camuflaje, la capacidad de disimularse en el fondo, donde no serán molestados. Este papel social también les da la esperanza de que si no cuidan de sí mismos los demás verán su humildad y correrán a su lado.
También podrían creer que gracias a su humildad la vida no les presentará penas ni tragedias.
Por desgracia, las cosas no siempre funcionan así, y al ponerse en el último lugar tienden a buscarse cierta cantidad de soledad y depresión. Las oportunidades pasan por su lado y los demás comienzan a no tomarlos en serio.
Philip es un distinguido catedrático de universidad cuya activa vida académica no delata sus sentimientos interiores sobre sí mismo:
“Siempre he tenido la sensación de que no soy importante. Siempre he supuesto que los demás cuentan más que yo, que deben considerarse primero, que sus necesidades son más importantes que las mías. Un buen ejemplo de esto es la forma como he reaccionado a mis problemas de salud. Digamos que si siento algún síntoma, normalmente lo soporto durante un buen tiempo. En cambio, cuando mis hijos eran pequeños, si alguno se sentía mal, de inmediato pedía hora y lo llevaba al médico.”
Si no vigilan, el papel de nadie especial puede consumir mucha de su energía y reducir la poca confianza en su capacidad para ingeniárselas con la vida; se deprimen, se cansan fácilmente y necesitan cabezadas frecuentes y muchas horas de sueño. Les resulta cada vez más difícil tomar medidas positivas para sí mismos.


LO VALGO

Haz una lista de las cosas de tu vida que te entusiasman. No las taches ni corrijas. ¿Qué tipo de persona serías si pudieras? ¿Qué pasos puedes dar hoy para parecerte más a esa persona? ¿Esta semana? ¿Este año?


INDOLENCIA Y OLVIDO DE SÍ MISMO

“Morir no es nada; lo terrible es no vivir.” 

La indolencia de los Nueve está relacionada con el deseo de no comprometerse en su interior con lo que hacen. No son necesariamente perezosos para hacer las cosas normales de cada día; por el contrario, podrían ser muy activos en su trabajo, llevando una empresa o la casa.
Su indolencia es interior, es una pereza espiritual con la que pretenden evitar que la realidad los afecte en profundidad. No desean estar presentes en su vida de un modo activo, por propia iniciativa. La consecuencia es que incluso los Nueve de la franja media viven con el piloto automático, para que la vida les sea menos inmediata, menos amenazadora. Viven la vida a distancia, por así decirlo.
La indolencia es entonces una pereza para acordarse de sí mismos, para tener conciencia de sí mismos. No ponen energía en conectar consigo mismos, con los demás ni con el mundo.
Identificarnos con nuestro cuerpo y sus instintos es percibir directamente nuestra mortalidad.
Los Nueve se aterran a ciertos estados interiores agradables o se identifican con algo que los trasciende; en realidad, dispersan su percepción para que el impacto de la mortalidad no los afecte. Difuminan su visión del mundo y se sienten más seguros, pero a expensas de su vitalidad y su animación.
A pesar de que podrían ser buscadores espirituales, suelen tratar de obtener los beneficios emocionales y psíquicos del trabajo interior haciendo lo contrario a estar presentes. Se duermen, se insensibilizan a sus sentimientos y se desconectan de la realidad, esperando al mismo tiempo funcionar en ella sin esfuerzos. Lo irónico es que desean unión entre ellos y el mundo pero acaban logrando sólo una paz sucedánea, una paz falsa de aturdimiento y
disociación, una tenue «serenidad» a la que todo perturba; como cualquier proyecto del ego, está condenada al fracaso.

DESCONEXIÓN DE SI MISMOS E IMPASIBILIDAD

Por paradójico que parezca, los Nueve crean y mantienen su sentido de identidad evitando tomar demasiada conciencia de sí mismos como personas individuales. Todos los demás tipos hacen algo para crear y mantener su sentido de identidad; por ejemplo, los Cuatro hablan constantemente de sus sentimientos y de sus estados interiores, y los Ocho se hacen valer de diversos modos. Los Nueve, en cambio, crean su identidad evitando percibirse a sí mismos directamente; centran la atención en su relación con los demás. Es como si fueran la habitación donde los demás se reúnen, o la página del álbum de fotografías donde se colocan las fotos de los demás. Su sentido de identidad es, por lo tanto, una «capacidad negativa», una capacidad para contener al otro, no a sí mismos.
Esto permite a los Nueve sanos ser de enorme ayuda y apoyo para otras personas. Pero el error fundamental que cometen es creer que para estar conectados con otros deben estar desconectados de sí mismos. Esto también les causa problemas, porque mantener esa capacidad negativa deben resistirse cada ve'/ más a cualquier cosa que perturbe su sensación de armonía y conexión. Su sentido de sí mismos depende de dejar fuera muchas impresiones.
Deben resistirse en particular a cualquier cosa que los haga conscientes de su ira, su sufrimiento, su frustración, de cualquier sentimiento negativo.
Puede que exteriormente hagan muchas cosas, pero gran parte de su actividad tiene un matiz de ajetreo. Trabajan y se ocupan de diversas cosas, pero no enfrentan los problemas más importantes. En ese estado, no comprenden por qué las personas se sienten frustradas con ellos; si no molestan a nadie, ¿por qué se molestan con ellos? Lo que no ven es lo frustrante que resulta su falta de reacciones. Tampoco ven que están sentando las bases para una profecía que lleva en sí su cumplimiento: la indiferencia de los Nueve de la franja media a insanos producirá al final justamente lo que más temen, la pérdida y separación de los demás.
Es importante que comprendan que insensibilizarse no es relajarse. De hecho, la impasibilidad depende de mantener la tensión física. Cuando estamos relajados somos conscientes de nuestra respiración, de nuestras sensaciones corporales y de nuestro entorno.
La verdadera paz se caracteriza por la animación y la energía, y no es la insípida indiferencia que vemos aquí.
André continúa: “En mi peor aspecto me siento aturdido; en realidad, no es depresión sino sólo aturdimiento. Tengo la sensación de que las cosas más pequeñas requieren un esfuerzo enorme. Puedo estar muchísimo rato simplemente mirando por la ventana, pensando, o echado frente al televisor. El tiempo se detiene; es como si me convirtiera en un zombi. Sigo funcionando, en el sentido de que voy al trabajo y parezco amistoso, pero por dentro me siento totalmente cerrado. Es una especie de desesperanza de encontrar una dirección en la vida.”

IRSE

Siempre que adviertas que te «has ido» y llevas un tiempo inconsciente de ti mismo, trata de recordar las circunstancias que precedieron a esa desconexión. ¿Qué había de amenazador en la escena para que desearas retirarte? Cuando tomes conciencia de lo que descubras, aprovecha esa información a modo de sistema de alarma, que te servirá para evitar cerrarte en el futuro.

ENTRADA EN EL REFUGIO INTERIOR

«No permito que las cosas me lleguen.»

Aunque parezca lo contrario, en realidad los Nueve son los más retraídos de todos los tipos, pero dado que su retiro no es físico no es tan evidente como en otros tipos. Los Nueve continúan participando, pero retiran su atención del compromiso activo con el mundo. Desean crear y mantener un refugio interior, un lugar secreto en su mente en el que nadie puede entrometerse («Aquí estoy seguro y nadie me da órdenes»).
Se retiran a ese refugio interior en momentos de ansiedad o dolor o incluso cuando sólo hay una amenaza de conflicto. Llenan ese refugio interior de recuerdos idealizados y fantasías; allí no está permitida la entrada a personas reales ni al mundo real con sus problemas reales; ese es el lugar donde pueden ir para estar libres de las exigencias de los demás. En el lado positivo, eso les permite conservar la tranquilidad durante una crisis, pero también causa problemas de relación y de falta de desarrollo personal.
En los niveles superiores, esto podría manifestarse en forma de una reserva de tranquilidad interior, como cuenta André:
“La mayor parte del tiempo me siento tranquilo y en calma, es una sensación de seguridad y control. Eso me gusta de ser Nueve. Por ejemplo, no hace mucho, durante un terremoto, mi casa crujía como si se estuviera cayendo a pedazos, pero yo no estaba especialmente asustado. Había personas de Nueva York alojadas en casa, y las oía chillar en la sala de estar, pero tenía la impresión de que estaba observando el terremoto desde otro plano. La verdad es que lo encontré bastante interesante. No tenía ningún sentido alterarme; no podía controlar lo que hacía el terremoto, así pues, ¿para qué angustiarme?”
Cuanto más habitan en su refugio interior, más se absorben en nebulosas ensoñaciones. La indiferencia ante lo que ocurre alrededor les da la ilusión de paz y armonía, pero la distracción va en aumento y eso sólo frustra a los demás y los hace a ellos menos productivos y capaces.
Cuando caen en este trance, aun cuando tengan sentimientos por sus seres queridos o incluso por desconocidos o animales que sufren, sus sentimientos no conectan con actos significativos. Cada vez más, sus relaciones ocurren principalmente en su imaginación.


EXPLORACIÓN DEL REFUGIO INTERIOR

Tu refugio interior es un lugar tranquilo, apacible y seguro, pero es elevado el precio que pagas por vivir allí, como tal vez comienzas a comprender. ¿Logras identificar los momentos que pasas en tu refugio interior? ¿Cuáles son los elementos o cualidades de tu refugio que lo hacen seguro? ¿Cuáles son sus elementos no realistas? Define mejor en tu mente lo mucho que ganarías si pudieras participar más en el mundo real en lugar de retirarte a tu refugio interior.


IDEALIZACIÓN DEL OTRO EN LAS RELACIONES

Los Nueve idealizan a los demás y viven mediante un puñado de identificaciones primarias, por lo general con familiares y amigos íntimos. Uno de ellos lo explica así: «No necesito estar en contacto constante con alguien mientras sepa que está allí». Cuando esto continúa, comienzan a relacionarse con la idea de la persona en lugar de con lo que esa persona es realmente. Por ejemplo, un Nueve podría idealizar a su familia, pero si uno de sus hijos tiene problemas con drogas o sufre alguna crisis grave, le costará mucho enfrentar esa realidad.
La idealización les permite centrarse en otra persona y no en sí mismos. También les permite tener una reacción emocional positiva hacia los demás, con lo que satisfacen el mensaje del ego: «Vales o estás bien mientras los que te rodean valgan o estén bien». Estos Nueve idealizadores suelen sentirse atraídos por personas más fuertes y agresivas, y esperan que ellos pongan el «jugo» en la relación; sus amigos más enérgicos y dinámicos les dan la vitalidad que ellos tienden a reprimir en sí mismos. Con frecuencia este intercambio tácito funciona relativamente bien ya que por lo general las personas de voluntad más fuerte buscan a alguien que les siga la corriente en sus planes y aventuras. Idealizar a los demás también les mantiene, e incluso aumenta, indirectamente, su autoestima: tener algún tipo de relación con una persona destacada aumenta su sensación de valía personal.
Pero en este arreglo hay tres peligros importantes. El primero, las personas más seguras, independientes y agresivas podrían aprovecharse de ellos; segundo, las personas más independientes y desenvueltas suelen perder el interés en los Nueve más sumisos y menos osados. Por último, y más importante aún, mientras intenten llenarse fundiéndose con la vitalidad de otra persona, es improbable que hagan el trabajo necesario para recuperar su vitalidad.


DESCUBRIR TUS FUERZAS OCULTAS

Siempre que idealices a alguien en una relación, observa en cuáles de sus cualidades tiendes a centrar la atención. ¿Son esas las cualidades que crees que te faltan? Recuerda que en tu naturaleza esencial ya tienes esas cualidades y que, desde ese punto de vista, la otra persona simplemente actúa de recordatorio de lo que tienes bloqueado. Tus idealizaciones pueden, por lo tanto, servirte de guía para tu trabajo interior de descubrir y recuperar más de tus cualidades positivas.



VIVIR SIGUIENDO FÓRMULAS
O UNA «FILOSOFÍA DE LA VIDA»

«Algún día llegarán las vacas gordas.»

Los Nueve de la franja media se apoyan cada vez más en una «filosofía de la vida» que consiste en una mezcla de aforismos caseros, sentido común, textos sagrados y proverbios, así como de dichos populares y citas de todo tipo. Estas fórmulas les ofrecen un modo de tratar con las personas y enfrentar situaciones que podrían ser dolorosas o problemáticas. Tienen respuestas hechas para los problemas de la vida, pero aunque esas respuestas tuvieran valor para ciertas circunstancias, tienden a ser simplistas y no dan cabida a matices ni a casos individuales. El problema es que ellos emplean esas filosofías herméticas para protegerse en lugar de servirse de ellas para avanzar hacia verdades más profundas o verdadera comprensión. Además, muchas de las filosofías ofrecen solaz («Soy un ser Divino», «Todos somos Uno», «Todo es amor»). Sin exigir ningún esfuerzo, estas ideas pueden convertirse en pretextos para ser más indiferentes y pasivos.
Los Nueve menos sanos podrían usar la espiritualidad para defender todo tipo de fatalismos, aceptando situaciones negativas e incluso perjudiciales como si no se pudiera hacer nada al respecto («Es la voluntad de Dios»). También, a modo de defensa, rechazan sus intuiciones, sus juicios de sentido común, sus percepciones sensoriales, e incluso su experiencia personal y profesional para aferrarse a lo que desean que sea cierto. Es como si pudieran hacer caso omiso de las alarmas interiores sin ninguna consecuencia para sí mismos ni para los demás.
Se resignan prematuramente y tratan de convencerse y convencer a los demás de que no hay que preocuparse ni alterarse por nada. Después de todo, los ángeles se ocuparán de todo.


FILOSOFÍAS HERMÉTICAS

Siempre que te «sorprendas en el acto» de pensar o decir algún aforismo o proverbio, observa dos cosas. La primera, qué sentimiento desagradable o negativo quieres contrarrestar con ese dicho; trata de pasar la atención a tu cuerpo para darte cuenta de las sensaciones que estás sintiendo. Segunda, comienza un ejercicio en el que veas que ese proverbio no es cierto, que tal vez es exactamente lo contrario de lo que te conviene en
ese momento. Tal vez la verdad está en alguna parte del medio.


TOZUDEZ Y RESISTENCIA INTERIOR

«Después me ocuparé de eso.»

Los Nueve saben que han de dedicar atención y energía en su desarrollo personal, en la solución de problemas o en sus relaciones con los demás, pero sienten una indecisión indefinible, como si tuvieran que hacer un enorme esfuerzo para participar más plenamente en sus vidas; todo les parece demasiado problema. La mayoría hemos tenido la experiencia de estar disfrutando de un agradable sueño por la mañana y tener que interrumpirlo y levantarnos para enfrentar algún trabajo difícil en el día que tenemos por delante; muchas veces tenemos la tentación de pulsar el botón para apagar el despertador y disfrutar así de algunos minutos más de ensoñación agradable; incluso podríamos pulsar el botón varias veces, y llegar tarde.
Los Nueve de la franja media tienen un mecanismo similar en la psique que hace que retrasen el despertar.
Cuanto más se los insta a despertar y a reaccionar, más se refugian en sí mismos. Desean «quitarse de encima» a la gente, de modo que apaciguan a los demás, en busca de paz a cualquier precio.
André habla sobre la inutilidad de defenderse de las exigencias de su madre: “Al parecer, lo único que daba alguna satisfacción a mi madre era decorar la casa. Al ser una Cuatro, trabajaba muchísimo para hacer más distintiva nuestra casa normal de barrio suburbano. Cuando llegó el momento de decorar mi habitación, quitó todos mis pósters de las paredes y las empapeló con un horrible papel de diversos tonos pastel.
Me sentí anulado. Lo detesté, pero sabía que ella no lo cambiaría, así que sencillamente no me alteré. Era desperdiciar energía incluso ponerme a discutir con ella sobre el asunto.”
Aunque tienden a ser acomodaticios, tienen un núcleo interior de testarudez y resistencia, el deseo de que no los afecte nadie ni nada que constituyan una amenaza para su paz. Los demás podrían considerarlos pasivos, aunque en su interior albergan enorme fuerza y determinación, al servicio de evitar perturbaciones. Bajo la superficie tranquila, son muros de ladrillo; no cambian de opinión más allá de cierto punto.
Mientras muchos Nueve no quieren dejarse influir ni cambiar por los demás, los menos sanos tampoco quieren dejarse afectar por sus propias reacciones ante los acontecimientos; consideran una amenaza cualquier cosa que los altere. Entre estas cosas no sólo están las emociones negativas sino, irónicamente, también las positivas; piensan que entusiasmarse demasiado por algo puede ser tan amenazador para su estabilidad emocional como un verdadero desastre.
Curiosamente, por muy desagradables que sean sus circunstancias, los Nueve menos sanos se resisten a aceptar ayuda para superarlas. Su paciencia se ha convertido en implacable resistencia: la vida es para soportarla, no para vivirla, y ciertamente no para disfrutarla. Los placeres que se permiten les sirven para distraerse de su creciente insensibilización interior.
Pero comer tentempiés mientras miran reposiciones en televisión, pasar el rato con amigos o vivir indirectamente a través de otros no les compensa del todo el pesar de comprender que sus vidas están estancadas.


DEJAR DE POSTERGAR LA VIDA

Con tu diario de trabajo interior, dedica unos momentos a explorar las muchas y diferentes formas en que dejas para después estar más presente en tu vida. ¿Dónde y cómo pulsas el botón del despertador para seguir durmiendo? ¿Hay determinadas condiciones que activan ese comportamiento? ¿En casa? ¿Con ciertas personas o circunstancias? ¿Qué condiciones necesitas para despertar?


RABIA Y FURIA REPRIMIDAS

«Cuanto más lo repitas, menos lo voy a hacer.»

Los Nueve de la franja media inferior dan la impresión de que no tienen ni una pizca de agresividad (ni combatividad) en sus cuerpos. Pero bajo esa apariencia externa de satisfacción y neutralidad suele haber mucha rabia y mucho resentimiento ocultos que no desean ver ni mucho menos enfrentar.
La rabia es una reacción instintiva, y si no se la procesa se transforma en furia. Si la furia queda reprimida, también quedan reprimidos muchos otros potentes sentimientos y capacidades humanos, incluso la capacidad de sentir amor. Los Nueve de la franja media temen que si dejan aflorar la furia perderán las dos cosas más importantes de su vida: su paz mental y su conexión con otras personas. En realidad, lo que ocurre es lo contrario. Una vez que comprenden esto, la furia reprimida podría servirles justamente como el combustible que necesitan para salir de su inercia interior.
Los Nueve se sienten enfadados (furiosos, negativos) por muchos motivos, no todos evidentes. Subconscientemente los irrita sentirse sin libertad para llevar una vida propia.
Están tan ocupados acomodándose a los demás y manteniendo relaciones armoniosas que acumulan una buena cantidad de resentimiento. También les da rabia que los demás los molesten continuamente, que insistan en que deben moverse y actuar cuando lo que desean es que los dejen en paz, o que les recuerden problemas y dificultades cuando lo que quieren es no pensar en ellos. Por último, les irrita que otros hayan abusado o se hayan aprovechado de ellos de alguna manera y que se sientan impotentes para hacer algo al respecto.
Los Nueve menos sanos tienden a convertirse en «felpudos» y a aguantar pasivamente lo que los demás les arrojen. Los Nueve de la franja media se paralizan siempre que necesitan sus reacciones instintivas auto-protectoras; se sienten incapaces de defenderse, de hacerse valer o de tomar medidas oportunas en defensa de sus intereses. El sentimiento de impotencia es una de las causas más potentes de esa furia reprimida.
Solemos considerar negativa la rabia; pero su lado positivo menos entendido es su capacidad de eliminar los bloqueos que nos tienen cautivos en viejos hábitos. La rabia tiene un lado saludable que podríamos llamar rabia sagrada, la capacidad de adoptar una actitud firme, de fijar límites y de defendernos. Gran parte del trabajo de recuperación de estas personas entraña conectar con la cantidad de energía reprimida y permitirse sentir su rabia.


INTEGRAR LA RABIA

Necesitas practicar sentirte bien aunque sientas rabia, debes considerarla una fuerza que tienes derecho a experimentar y ejercitar. Desde un punto de vista espiritual, la rabia nos da la capacidad para decir no, para protegernos de algo que no queremos en nuestra vida.
Te será, por lo tanto, útil comenzar a darte permiso para decir no a las cosas que no deseas. Si a causa de eso te sientes culpable o atemorizado, simplemente observa esas reacciones y conserva la calma y la serenidad. Preocúpate, sin embargo, de aprender a decir no en situaciones legítimas: pero si pecas, peca por el lado del exceso de noes, por lo menos durante un tiempo, hasta que adquieras más práctica.


REACCIÓN AL ESTRÉS: EL NUEVE VA AL SEIS

Como hemos visto, los Nueve intentan controlar el estrés quitando importancia a sus deseos y preferencias y retirándose a su refugio interior. Cuando estas estrategias de apaño son insuficientes para contener sus ansiedades, pasan al Seis, recurriendo a ideas o relaciones que creen que les darán más seguridad y estabilidad.
Cuando las preocupaciones y angustias salen a la superficie, se concentran intensamente en trabajos y proyectos; es como si después de desatender las cosas durante un tiempo, de pronto se animaran y trataran de resolverlas todas a la vez en una fase de actividad dinámica y frenética. Al mismo tiempo suelen ser muy reactivos a las exigencias de los demás, volviéndose más pasivo-agresivos y defensivos. Se desmoronan sus «filosofías de la vida» positivas dejando al descubierto las dudas y el pesimismo de los que se defendían. También, al igual que los Seis, los Nueve estresados podrían sacar a la luz viejas quejas de los demás y de su suerte en la vida. Aunque deshogarse disminuye temporalmente el estrés, los beneficios duran poco porque continúan renuentes a hacer las paces con las causas de su infelicidad.
Cuando el estrés es extremo, podrían desarrollar una mentalidad de asedio; las sospechas paranoides podrían aumentar de magnitud hasta inducirlos a acusar a los demás de sus problemas y a reaccionar con desafíos. Los estallidos de ira y de mal humor pueden sorprenderlos tanto a ellos como a las personas que los presencian.

LA BANDERA ROJA: EL NUEVE EN DIFICULTADES

Si la persona tipo Nueve ha sufrido una crisis grave sin contar con un buen apoyo o recursos de compensación, o si en su infancia sufrió malos tratos constantes, podría atravesar el punto de choque y entrar en los aspectos insanos de su tipo. Es posible que esto la conduzca al horrible reconocimiento de que los problemas y conflictos no desaparecerán y que incluso podrían empeorar, sobre todo a causa de su inacción. También podría verse obligada por la realidad a hacer frente a sus problemas (aunque lo nieguen, la policía lleva su hijo a casa; a su cónyuge, que tiene un «leve problema con el alcohol», lo despiden del trabajo por ebriedad, o el bulto en el pecho no desaparece como esperaba).
La comprensión de esas cosas, aunque aterradora, sería un punto decisivo en su vida; la persona podría comenzar a cambiar y a avanzar hacia la salud y la liberación. Pero también volverse aún más testaruda y decidida a mantener la consoladora ilusión de que todo va bien («¿Por qué todos quieren preocuparme?», «Cuanto más lo repites, menos inclinado me siento a hacer algo al respecto»). Si persiste en esta actitud, podría pasar a los niveles insanos. Si en ti o en alguna persona conocida observas las señales de alarma del cuadro durante un periodo de tiempo prolongado (más de unas cuantas semanas), es muy aconsejable buscar orientación, terapia u otro tipo de ayuda y apoyo.

SEÑALES DE ALARMA: PATOLOGÍAS POSIBLES:

Trastorno de disociación; trastornos de dependencia y esquizoide; depresión anhedónica, negación extrema, despersonalización grave prolongada.

► Negación de problemas graves de salud, económicos o personales.
► Obstinación y resistencia prolongada a aceptar ayuda.
► Bloqueo y represión generalizada de la percepción y la vitalidad.
► Sensación de incapacidad y negligencia general.
► Dependencia de otros; se dejan explotar.
► Depresión crónica e insensibilidad emocional (anhedonismo).
► Disociación extrema (sensación de extravío, confusión, des-conexión profunda).


PRACTICAS QUE CONTRIBUYEN AL DESARROLLO DEL NUEVE

► Si bien la verdadera humildad es un rasgo admirable, no es necesario que trabajes ese aspecto en ti. Aprende a discernir entre la humildad verdadera y la tendencia a subvalorarte tú y tus capacidades. Es decir, ten presente el papel social del Nueve, el «nadie especial», y observa cuándo caes en él. Tal vez te sientas abrumado por los problemas de la vida y pienses que tienes poco que ofrecer, pero una rápida mirada a las discordias, a la violencia y el sufrimiento que hay en el mundo podría guiarte hacia una sabiduría serena sobre lo que eres capaz de hacer. Si hay una energía que necesita recobrar el equilibrio en este mundo en dificultades, ciertamente es la energía tranquila, sanadora, reconciliadora de los Nueve sanos. Piensa que cuando estás verdaderamente conectado contigo mismo tienes todo el poder y la capacidad que necesitas para cualquier situación que se te presente.
► Aprende el valor de la palabra no. Es muy natural que no desees desilusionar a los demás, pero cuando te propongan algo que te desagrada, es mejor exponer las dudas de inmediato en lugar de aceptar en silencio y lamentarlo después. Además, es mucho más probable que los demás se molesten contigo si después de haber estado de acuerdo te resistes a sus planes de modo pasivo-agresivo. La mayoría de las personas desean saber cuáles son tus verdaderas opiniones o preferencias, aunque en el momento a ti te parezca que no tienen importancia.
► Aprende a reconocer lo que deseas de una situación. Con frecuencia estás tan ocupado tomando en consideración las posiciones y puntos de vista de los demás que tiendes a desatender los tuyos. Debido a ese hábito mental tal vez no sabes qué deseas en el momento.
Si es necesario, no tengas miedo de pedir que te den tiempo para considerar las opciones. Y no tengas miedo de elegir la opción que prefieres cuando se presenta. No olvides que tienes permiso para tener deseos.
► Acepta un consejo de los Tres sanos e invierte tiempo y energía en desarrollarte tú y desarrollar tus talentos. Hay muchas formas agradables y válidas de pasar tu tiempo, divertirte o estar con amigos y seres queridos, pero no te defraudes a ti mismo descuidando tu desarrollo. Los esfuerzos iniciales podrían hacer que afloraran muchas de tus ansiedades, pero las recompensas de perseverar serán mucho mayores y satisfactorias. Además, invertir en ti no te apartará de tu conexión con los demás: todos se beneficiarán de ti si eres más fuerte, si estás más plenamente realizado.
► Observa si te estás imaginando una relación con alguien en lugar de relacionarte verdaderamente con esa persona. Para la mayoría no es muy satisfactorio estar sentado contigo en un sofá mientras tú sueñas despierto sobre una acampada o en un episodio de tu serie televisiva favorita. Si notas que «te vas» cuando estás con una persona, bien podrías preguntarte si estás molesto o enfadado con ella a causa de algo. En todo caso, hablar de eso podría servirte para conectar de nuevo contigo mismo y con esa persona.
► Aprende a reconocer y a procesar tu rabia. Para la mayoría de los Nueve, la rabia es muy amenazadora; piensan que, de todas las emociones, esta es la que más les destruye la paz interior. Sin embargo, solamente mediante la rabia conectarás con tu poder interior, pues es el combustible que quemará tu inercia. Claro que esto no quiere decir que tengas que ir por ahí gritando a la gente ni siendo agresivo con desconocidos. Pero sí significa que si sientes rabia, está bien decir a las otras personas que estás dolido con ellas. Aprende a sentir la rabia en tu cuerpo. ¿Cómo la sientes? ¿En qué parte del cuerpo se registra con más fuerza? Conocerla como una sensación puede servirte para tenerle menos miedo.


APROVECHAMIENTO Y DESARROLLO DE LAS FUERZAS DEL NUEVE

« Todos podemos llevarnos bien.»

Una de las grandes fuentes de fuerza de los Nueve es su inmensa paciencia, un profundo «dejar ser» a los demás que les permite desarrollarse a su manera. Esta es la cualidad que muestra un buen progenitor que enseña pacientemente nuevas habilidades a sus hijos manteniéndose a una distancia respetuosa pero vigilante.
La paciencia de los Nueve está respaldada por una fuerza callada y una enorme resistencia.
Son capaces de resistir firmes en infortunios y experiencias difíciles; muchos dicen haber ganado gracias a su perseverancia a rivales más destacados en ambientes de trabajo y en relaciones, más o menos como la parábola de la tortuga y la liebre. Cuando están sanos, son capaces de trabajar con diligencia y constancia en sus objetivos, y suelen conseguirlos. Su fuerza de voluntad está liberada, y descubren que poseen un aguante y una vitalidad increíbles, como corresponde al tipo que está en el centro de la tríada del instinto.
Los Nueve sanos también son muy eficientes para desenvolverse en situaciones de crisis, porque poseen una extraordinaria estabilidad interior. Los pequeños altibajos de la vida no los desequilibran, como tampoco los problemas, los contratiempos ni los desastres. Cuando todos los demás reaccionan con un exceso de angustia, el Nueve se convierte en el centro tranquilo que continúa hacia delante y hace las cosas.
André sabe lo sencillo y difícil, que puede ser esto:
“Salir de un periodo de malestar y aturdimiento es sencillo: se trata de reconocer que algo va mal y luego decirle a alguien de confianza cómo me siento. Es doloroso conectar con las emociones «alborotadas», pero parece que hacerlo las disuelve. Otra estrategia que me va bien es conectar con mi cuerpo yendo al gimnasio, a una sesión de masaje, etcétera. Tener un perro ha sido también fabuloso para mí: está tan «en el momento», exigiendo toda mi atención, que me resulta difícil entrar en la modalidad zombi.”
Los Nueve sanos son también extraordinariamente acogedores, aceptan a los demás, don especialmente importante en la diversidad de la sociedad actual (esto indica por qué los Seis que tienden a ser excluyentes y a dividir a la gente en grupos «aceptables» y «no aceptables» necesitan integrarse en el Nueve). Si bien todos los Nueve ven lo bueno en los demás (y desean fusionarse con ellos), los Nueve sanos ven también lo bueno en sí mismos (y desean ser más independientes y comprometerse personalmente con su mundo).
Aunque ciertamente les interesa apoyar a otros, no se identifican con los papeles de salvador o ayudador. Son valorados porque escuchan sin hacer juicios, ofrecen al otro la libertad y la dignidad de la filosofía vive y deja vivir. Son tolerantes y dan al otro el beneficio de la duda, buscando siempre la interpretación positiva de una situación. Los demás acuden a ellos debido a su ecuanimidad para acogerlos y darles la posibilidad de explicarse. Son capaces de tomar en consideración diferentes puntos de vista, pero también de ponerse firmes cuando es necesario. Por su simplicidad, su inocencia, su franqueza y su candor inspiran confianza en los demás y hacen que se sientan cómodos.
Los Nueve sanos permiten e incluso valoran las diferencias de opinión, conflictos y tensiones.
Suelen tener la capacidad de llegar a una nueva síntesis que resuelve la contradicción o conflicto en otro plano. Así pues, son capaces de ser muy creativos, aunque tienden a ser modestos respecto a sus dotes. Además, por lo general les gusta expresarse de modos no verbales, a través de la música, el arte, la pintura o el baile. Suelen ser extraordinariamente imaginativos, y disfrutan explorando el mundo de los sueños y los símbolos. Su forma de pensar es global y desean sentirse uno con el universo. Los mitos son una forma de hablar de los temas trascendentes de la naturaleza humana y sobre el orden moral de la existencia: final, todo es bueno y funciona como es debido.


EL CAMINO DE LA INTEGRACIÓN: EL NUEVE VA AL TRES

Los Nueve se realizan y se conservan sanos aprendiendo a reconocer su valía esencial, como los Tres sanos. En efecto, abandonan el papel social del «nadie especial» y reconocen que su tiempo y su energía son valiosos. Trabajan en desarrollarse y desarrollar sus capacidades, salen al mundo y hacen saber a los demás lo que tienen para ofrecer.
El mayor obstáculo para su realización personal es su tendencia a la inercia. Los Nueve en proceso de integración suelen experimentar sensaciones de pesadez o somnolencia siempre que intentan hacer algo en bien de sí mismos. Pero a medida que se integran van descubriendo que ganan energía y, con ella, carisma. Después de haberse pasado la mayor parte de su vida creyéndose invisibles, les sorprende que los demás no sólo los escuchen, sino que además los busquen. Cuando reconocen su valía los demás los valoran más también. Cuando recuperan la vitalidad de su naturaleza instintiva, dan energía a los demás. Así, a medida que se integran se ven reflejados por otras personas, y eso los sorprende y les encanta.
También conectan con su corazón, la sede de su identidad, y se expresan con una sencillez auténtica que puede ser muy conmovedora. También son capaces de hacerse valer cuando es necesario, comprendiendo que esto no equivale a agresividad. Desaparece su resistencia a la realidad, y esto los hace más flexibles y adaptables a las circunstancias.
Claro que para los Nueve, integrarse no significa imitar las cualidades del tipo Tres de la franja media; volverse ambiciosos, competitivos o preocupados por su imagen hará muy poco en favor de su verdadera autoestima; por el contrario, esto perpetuaría sus ansiedades respecto a su valía y los mantendría disociados de su verdadera identidad. Pero cuando encuentran la energía para su desarrollo personal, el amor y la fuerza de su corazón se convierten en un indómito poder sanador de su mundo.


TRANSFORMACIÓN DE LA PERSONALIDAD EN ESENCIA

“La unidad no es algo que estemos llamados a crear; es algo que estamos llamados a reconocer.” WLLLIAM SLOAN COFFIN

En definitiva, los Nueve recuperan su naturaleza esencial enfrentando su miedo básico de perder la conexión y abandonando la creencia de que su participación en el mundo no es importante, que no tienen para qué «estar presentes». Comprenden que la única manera de lograr realmente la unidad y compleción que buscan no es «huir» a los dominios de la imaginación, sino participando plenamente en el momento presente. Eso exige que vuelvan a conectar con su naturaleza esencial y con su ser físico de un modo inmediato. Muchas veces esto significa que deben enfrentarse a los sentimientos de rabia e ira reprimidos que resultan tan amenazadores para su identidad ordinaria. Pero cuando permanecen con ellos mismos y logran integrar su rabia, comienzan a experimentar la estabilidad y la firmeza que han estado buscando. Desde esa plataforma de fuerza interior, los Nueve en proceso de realización se transforman en fuerzas indómitas, gráciles y potentes, y alineadas con la voluntad divina. Esas cualidades las vemos en personas Nueve extraordinarias como Abraham Lincoln o su santidad el Dalai Lama.
Para lograr la verdadera conexión y completud, deben aprender a aceptar y abrazar este dominio de la experiencia mortal. Si bien es cierto que hay muchos aspectos de la realidad que trascienden el mundo manifiesto, no nos realizamos negando ese mundo. Es decir, no podemos trascender realmente la condición humana: sólo adhiriéndonos a ella totalmente llegamos a la plenitud y la totalidad de nuestra verdadera naturaleza.
Cuando los Nueve comprenden y aceptan esta verdad, se vuelven extraordinariamente dueños de sí mismos e independientes. Aprenden a hacerse valer con más libertad y a experimentar más paz, ecuanimidad y satisfacción. Su serenidad les permite crear relaciones muy gratificantes con los demás, porque están verdaderamente presentes en sí mismos: vivos, despiertos, exuberantes y alertas; son personas dinámicas, alegres, que trabajan por la paz y curación de su mundo.
Lejos de ser indiferentes o reprimidos, advierten que disfrutan de participar en la vida, y hacen sorprendentes descubrimientos, como comenta Red:
“Sé exactamente lo que necesito decir y hacer, y tengo la fuerza y la convicción para hacerlo. Dejo de intentar agradar a otros y centro la atención en agradarme a mí mismo. Lo curioso es que el esfuerzo por satisfacer mis necesidades muchas veces satisface las necesidades del grupo, como si al concentrarme en mis necesidades previera intuitivamente las necesidades del grupo.”

EL SURGIR DE LA ESENCIA

“Felicidad: disolverse en algo completo y magnífico.” WILLA CATHER

Los Nueve recuerdan la cualidad esencial de completud y totalidad. Recuerdan la interrelación de todas las cosas, que en el universo no existe nada separado de nada. Este conocimiento produce una inmensa paz interior y, desde un punto de vista esencial, su finalidad en la vida es ser recordatorios vivos de la naturaleza espiritual de la realidad y, en consecuencia, de la unidad subyacente a nuestra verdadera naturaleza.
Los Nueve liberados están totalmente presentes y conscientes de la totalidad y unidad de la existencia, al mismo tiempo que conservan su sentido de identidad. Los Nueve menos sanos tienen la capacidad de percibir algunas de las cualidades ilimitadas de la realidad, pero tienden a extraviarse en o a fusionarse con su entorno. Los Nueve liberados no se olvidan de sí mismos en estos estados ni se refugian en fantasías idealistas. Ven cómo están mezclados lo bueno y lo malo («Dios hace llover sobre justos y pecadores»). Aceptan la paradójica unión de los opuestos; aceptan que el placer y el dolor, la alegría y la tristeza, la unión y la pérdida, el bien y el mal, la vida y la muerte, la claridad y el misterio, la salud y la enfermedad, la virtud y la debilidad, la sabiduría y la estupidez, la paz y la ansiedad, están ligados inextricablemente.
Este es un conocimiento al que Martín, consultor empresarial, ha llegado por sí mismo:
“Cuando murió mi mujer el año pasado me sentí aniquilado, hasta que comprendí que su vida y su muerte formaban parte de un acontecimiento mayor; tal vez de uno que superaba mi capacidad de entendimiento, pero que sí parecía tener sentido. Una vez que acepté la totalidad de su vida, comprendí que su muerte formaba parte de ese todo más grande y fui capaz de aceptarla.”
Otra cualidad esencial del Nueve es lo que Óscar Ichazo llamó «amor sagrado», aunque esto hay que entenderlo bien. El amor esencial al que nos referimos es una cualidad dinámica del ser que fluye, transforma y derriba todas las barreras que encuentra a su paso; supera los sentimientos de separación y aislamiento dentro de los límites del ego, problemas que acosan a la triada del instinto. Por eso el amor verdadero produce miedo: entraña la disolución de los límites y la muerte del ego. Sin embargo, cuando aprendemos a rendirnos a la acción del amor sagrado, reconectamos con el océano del ser y comprendemos que en nuestro núcleo o centro somos ese amor. Somos esa presencia infinita, dinámica, transformadora de percepción amorosa, y siempre ha sido así.

Del Libro “La sabiduría del Eneagrama” de Riso y Hudson