De algún modo todo se sabe, aún
resistiéndolo.
No pueden las miradas ni puede el dolor más grande, callar la intrínseca manera que tiene tu mundo interno para
comunicar aquello, que quieres mantener oculto.
Habrá siempre un sentido, aunque no lo
sepas, aunque no lo admitas, aunque no quieras verlo, que buscará la manera de
encontrar un cauce.
Por eso, amigo, suelta. Deja ir y desapega
aquello que ya no es; aquello que por las circunstancias se ha vuelto
inoperante.
Aprende de las aves, que vuelan, buscando
nuevos horizontes. Vuela y conquista los espacios, que están adentro tuyo.
Tal como el diamante en bruto, debes limar
tu ira, sacarlo de la superficie y de tu yo más externo.
Tu eres valioso como todo, lo es desde la
creación de todo lo que existe y permanece, transformando sus formas.
Sal de tu escondite porque es inútil.
Sacúdete las penas y mira hacía el cielo.
Sacude y sacude, dejando salir la rabia. No
tiene caso resistirlo, porque tan solo te daña.
Crea, imagina, conéctate a tu yo esencial.
Allí, tan solo allí encontrarás tu propia verdad.
La vida no es lucha pura. La vida también te
ofrece cada día una nueva oportunidad.
No son débiles, los que sienten con el
corazón, sino todo lo contrario.
La verdad y la verdadera fortaleza, se
encuentra en tu corazón. Todo lo demás son trampas para envolverte en la
mentira eterna, cuando estamos adormilados por la incertidumbre, de
encontrarnos perdidos y no sabernos conscientes, de lo que somos en realidad.
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