domingo, 11 de noviembre de 2018

Deja ir…


Estamos todos inter-conectados. Aún el ente más aislado, en el lugar más recóndito de esta tierra, esconde en su interior una fina conexión con todo lo demás.
Inútil es negarlo, ya que todo se encuentra en perfecto orden de inter-relación.
No podrás callar la voz ni la intención, que se mueve en tu interior.

De algún modo todo se sabe, aún resistiéndolo.
No pueden las miradas ni puede el dolor más grande, callar la intrínseca manera que tiene tu mundo interno para comunicar aquello, que quieres mantener oculto.
Habrá siempre un sentido, aunque no lo sepas, aunque no lo admitas, aunque no quieras verlo, que buscará la manera de encontrar un cauce.
Por eso, amigo, suelta. Deja ir y desapega aquello que ya no es; aquello que por las circunstancias se ha vuelto inoperante.
Aprende de las aves, que vuelan, buscando nuevos horizontes. Vuela y conquista los espacios, que están adentro tuyo.
Tal como el diamante en bruto, debes limar tu ira, sacarlo de la superficie y de tu yo más externo.
Tu eres valioso como todo, lo es desde la creación de todo lo que existe y permanece, transformando sus formas.
Sal de tu escondite porque es inútil. Sacúdete las penas y mira hacía el cielo.
Sacude y sacude, dejando salir la rabia. No tiene caso resistirlo, porque tan solo te daña.
Crea, imagina, conéctate a tu yo esencial. Allí, tan solo allí encontrarás tu propia verdad.
La vida no es lucha pura. La vida también te ofrece cada día una nueva oportunidad.
No son débiles, los que sienten con el corazón, sino todo lo contrario.
La verdad y la verdadera fortaleza, se encuentra en tu corazón. Todo lo demás son trampas para envolverte en la mentira eterna, cuando estamos adormilados por la incertidumbre, de encontrarnos perdidos y no sabernos conscientes, de lo que somos en realidad. 

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