EL
ARTISTA
EL
ROMÁNTICO
EL
MELANCÓLICO
LA
VÍCTIMA TRÁGICA
EL
ESPECIAL
“Todo arte es un especie de
confesión más o menos oblicua. Todo artista, si quiere sobrevivir, se ve
obligado al final a contar toda la historia, a vomitar la angustia.” JAMES BALDWIN
“Al fin y al cabo la grandeza del
arte resida tal vez en la tensión perpetua entre la belleza y el dolor, el amor
humano y la locura de la creación, la insoportable soledad y la agotadora
multitud, el rechazo y el consentimiento.” ALBERT CAMUS
“La felicidad es beneficiosa para el
cuerpo, pero es la aflicción la que desarrolla los poderes de la mente.” MARCEL PROUST
“Es mejor beber de aflicciones
profundas que catar los placeres superficiales.” WLLLIAM HAZLITT
“Hay que ser un genio para gimotear
de modo atractivo.” E
SCOTT FITZGERALD
► MIEDO BÁSICO: No tener identidad
ni importancia personal.
► DESEO BÁSICO: Descubrirse a sí
mismo y su importancia; crearse una identidad a partir de su experiencia
interior.
► MENSAJE DEL SUPERYÓ: «Vales o
estás bien si eres fiel a ti mismo».
EL TIPO SENSIBLE, RESERVADO,
EXPRESIVO, DRAMÁTICO, ENSIMISMADO Y TEMPERAMENTAL
Hemos llamado el individualista a
este tipo porque los Cuatro mantienen su identidad considerándose
fundamentalmente diferentes a los demás. Creen ser distintos a los demás
seres humanos y que, por lo tanto,
nadie puede comprenderlos ni amarlos lo suficiente. Suelen pensar que poseen
talentos únicos, dones especiales, fuera de serie, pero también que tienen desventajas
o defectos únicos. Más que cualquier otro tipo, los Cuatro conocen muy bien sus
diferencias y deficiencias personales y se centran en ellas.
Los Cuatro sanos son sinceros
consigo mismos: reconocen todos sus sentimientos y son capaces de ver sus
motivos, contradicciones y conflictos emocionales sin negarlos ni edulcorarlos.
Es posible que no les guste lo que descubren, pero no intentan racionalizar sus
estados; tampoco tratan de ocultarlos, ni a ellos mismos ni a los demás. Están
dispuestos a revelar cosas muy personales que podrían ser vergonzosas, porque
están resueltos a comprender la verdad de sus experiencias, para descubrir
quiénes son y hacer las paces con su historia emocional. Esta capacidad también
les permite resistir el sufrimiento con serena fuerza. El conocimiento de su
naturaleza más oscura les hace más fácil procesar experiencias dolorosas que
podrían abrumar a otros tipos.
De todos modos, los Cuatro suelen
decir que creen que les falta algo, aunque tal vez les cueste identificar
exactamente qué es. ¿Fuerza de voluntad? ¿Soltura o naturalidad social?
¿Seguridad en sí mismos?
¿Tranquilidad emocional?; todo esto lo ven en los demás, aparentemente en
abundancia. Con tiempo y suficiente perspectiva, por lo general reconocen que
son inseguros respecto a aspectos de su imagen, su personalidad o la
estructura de su ego.
Creen que carecen de una identidad
clara y estable, en particular de una «fachada social» con la que se sientan a
gusto.
Si bien es cierto que suelen
sentirse diferentes de los demás, en realidad no desean estar solos.
Es posible que en reuniones sociales
se sientan incómodos o tímidos, pero desean intensamente conectar con personas
que los comprendan, a ellos y a sus sentimientos. Los Cuatro son los
«románticos» del eneagrama; ansían que entre alguien en su vida que valore su yo
secreto, el que han sustentado y ocultado del mundo. Si pasa el tiempo y esa
validación continúa inalcanzable, la persona Cuatro comienza a construirse la
identidad en torno a lo distinta que es de los demás. Esa persona
«distinta», por lo tanto, se consuela convirtiéndose en porfiada
individualista: todo ha de hacerlo sola, a su manera, según sus normas o condiciones.
El mantra del tipo Cuatro se convierte en «Yo soy yo. Nadie me comprende. Soy diferente
y especial», al mismo tiempo que en secreto desea poder gozar de la soltura y seguridad
de que disfrutan otros.
Es característico en los Cuatro
tener problemas con una imagen propia negativa y una autoestima baja. Y tratan
de compensarlo cultivando un yo de fantasía, una imagen idealizada que
construyen ante todo en su imaginación. Un Cuatro que conocemos nos ha dicho
que pasa la mayor parte de su tiempo libre escuchando música clásica
imaginándose que es un excelente concertista de piano, estilo Vladimir
Horowitz. Lamentablemente, su dedicación a practicar dista mucho de la de su
imagen de fantasía, y suele pasarlo muy mal cuando le piden que toque. Si bien
sus dotes reales no son pocas, son causa de vergüenza.
A lo largo de la vida, los Cuatro
podrían probarse varias identidades diferentes para encontrar la talla,
basándose en estilos, preferencias y cualidades que admiran en otras personas.
Pero bajo la superficie siguen sintiéndose inseguros respecto a quiénes son
realmente. El problema es que en gran parte basan su identidad en sus
sentimientos; cuando miran su interior encuentran reacciones emocionales
caleidoscópicas, siempre cambiantes. En realidad, perciben con mucha exactitud
una verdad de la naturaleza humana: que es dinámica y siempre cambiante. Pero
dado que desean crearse una identidad estable y fiable a partir de sus emociones,
intentan cultivar solamente ciertos sentimientos y rechazan otros. Se
identifican con algunos sentimientos y con otros no: «Ese soy yo, ese no soy
yo». Creen que son fieles a sí mismos tratando de retener y expresar ciertos
estados de ánimo.
Uno de los grandes desafíos que
enfrentan los Cuatro es aprender a liberarse de los sentimientos del pasado;
tienden a alimentar sus heridas y a aferrarse a los sentimientos por las
personas que los han herido. En realidad, es posible que se aterren tanto a sus
deseos y decepciones que sean incapaces de ver los muchos tesoros que tienen en
su vida.
Leigh es una madre que trabaja y ha
combatido con estos sentimientos difíciles durante muchos años: “Me desmorono cuando salgo al mundo.
He tenido una serie de relaciones desastrosas.
He odiado la bondad de mi hermana,
he odiado la bondad en general. Pasé años sin alegría en mi vida, con sonrisas
fingidas porque no me salían sonrisas verdaderas. He deseado de forma constante
cualquier cosa fuera de mi alcance. Mis deseos jamás se cumplían porque, lo
comprendo ahora, me aferró «al deseo» y no a ningún resultado concreto.”
Hay un cuento sufí sobre un perro
viejo al que habían maltratado muchísimo y estaba a punto de morirse de hambre.
Un día encontró un hueso, lo llevó a un lugar seguro y empezó a roerlo; tenía
tanta hambre que estuvo muchísimo rato masticando el hueso hasta que le sacó todo
el alimento posible. De pronto, un anciano bondadoso vio al perro con su
patético hueso y empezó a ponerle comida calladamente. Pero el pobre animal
estaba tan apegado a su hueso que se negó a soltarlo y muy pronto murió de
inanición.
Los Cuatro tienen ese mismo
problema; mientras creen que hay en ellos algo fundamentalmente malo no se
permiten experimentar ni disfrutar de sus muchas cualidades; reconocer esas
cualidades sería perder su sentido de identidad (víctima que sufre) y quedar
sin una identidad personal relativamente constante (su miedo básico). Los
Cuatro crecen aprendiendo a ver que gran parte de su historia no es cierta, o
por lo menos que ya no es cierta. Los viejos sentimientos comienzan a
desaparecer cuando dejan de contarse a sí mismos su vieja historia, que ya es
inaplicable a su situación actual.
LA PAUTA INFANTIL
Ten presente, por favor, que la
pauta infantil que describimos aquí no es causa del tipo de personalidad. Más
bien describe las tendencias que observamos en la primera infancia y que tienen
una influencia importante en las relaciones del tipo en su edad adulta.
Los Cuatro consideran que no se
parecen a sus padres; muchos dicen haber fantaseado que en el hospital los
cambiaron por error, o que son huérfanos o hubo algún tipo de sustitución. Esto
suelen expresarlo como el sentimiento de que sus padres no los «veían», de que
no conectaban con ellos o viceversa. Desde el punto de vista psicológico, creen
que no tuvieron un buen reflejo, o por lo menos el reflejo de las verdaderas
cualidades y talentos que podían formar parte de su identidad en desarrollo (en
la teoría de los sistemas familiares, tienden a identificarse con el papel del
hijo extraviado/perdido).
La consecuencia es que creen que
tiene que haber algo tremendamente equivocado en ellos, lo cual los lanza a una
«búsqueda de sí mismos» que puede durar toda la vida. Piensan: «Si no me
parezco a mis padres y no me veo en ellos, ¿quién soy entonces?». Esto también
los predispone a concentrarse en lo que les falta, lo que les falta en sí
mismos, en su vida y en sus relaciones. Se sienten abandonados e incomprendidos
por sus padres, y después, por otras personas importantes.
Hannah trabaja de administradora en
una universidad. Es esposa y madre muy amada, pero de todos modos sufre
periódicamente del sentimiento de alienación de su tipo: Muy pronto aprendí a
no depender de mi madre, a jugar sola y a buscar mis propias soluciones. Mi
padre, que para empezar no tenía muy claro si deseaba tener hijos, comenzó a
viajar muchísimo cuando yo estaba en enseñanza primaria, de modo que experimenté
más abandono aún.
A consecuencia de esta pauta, los
Cuatro reaccionan con fuerza a las personas que activan ese deseo de
reflejarse, de ser vistos y valorados por quienes son. En el fondo, siempre
buscan a la madre y al padre que creen que no tuvieron. Es posible que
idealicen a otras personas como «salvadores» que los rescatarán de su lamentable
situación. Pero con la misma facilidad suelen sentirse decepcionados y furiosos
con los demás por abandonarlos o por no ver como es debido sus sufrimientos y
esfuerzos personales. Consideran a la otra persona fuente de amor y belleza,
cualidades que ellos creen no tener, lo cual los expone a la expectativa de que
sea la otra persona quien los complete y al miedo terrible de ser abandonados;
las personas que no encajan en uno de estos marcos posibles tienden a interesar
muy poco a los Cuatro de la franja media; es como si quienes no les produjeran
fuertes reacciones emocionales fueran algo menos reales.
Debido a las dudas sobre su
identidad, tienden a jugar al «escondite» con los demás: se esconden, pero con
la esperanza de que se advierta su ausencia. Intentan ser misteriosos e inspirar
curiosidad, para atraer a alguien que se fije en ellos y los redima con su
amor. Pero la ocultación y la revelación se alternan, y se pueden expresar con
tal intensidad y necesidad que, sin darse cuenta, ahuyentan al ansiado
salvador. Mientras no reconozcan esta pauta y vean lo poco realistas que son
sus expectativas para con sus íntimos, corren el peligro de alejarlos con sus
exigencias emocionales.
LOS SUBTIPOS ALAS
EL CUATRO CON ALA TRES: EL
ARISTÓCRATA
Ejemplos: Jeremy Irons, Jackie Onassis,
Tennessee Williams, Judy Garland, Vivien Leigh, Sarah McLachlan, El
Artista (ex «Prince»), Martha Graham, «Blanche DuBois».
Sano. Las
personas de este subtipo combinan la creatividad y la ambición, el deseo de
mejorar y la idea de alcanzar objetivos, que suelen tener que ver con el
progreso personal. Son más sociables que las personas del otro subtipo, y
desean a la vez tener éxito y distinguirse. Sienten la necesidad de comunicarse
y participar a los demás sus esfuerzos creativos, de modo que se preocupan de
encontrar el modo de expresión adecuado y de evitar cualquier
cosa desagradable o de mal gusto.
Crean teniendo en mente un público.
Medio. Estas
personas son más tímidas y más conscientes de los problemas respecto a su valía
personal y de la impresión que causan en los demás que las del otro subtipo.
Desean reconocimiento, de sí mismas y de su trabajo, y ponen más esfuerzo en
todo lo que tiene que ver con su modo de presentarse y cosas afines. Son más
prácticas, pero también más derrochadoras, les gusta el refinamiento, la
cultura, la sofisticación; se consideran de clase alta, elegantes, y les
interesa la aceptación social. Pueden ser competitivas y desdeñosas con los
demás; la grandiosidad y el narcisismo se manifiesta más franca y directamente.
EL CUATRO CON ALA CINCO: EL BOHEMIO
Ejemplos:
Bob Dylan, Anne Rice, Allen Ginsberg, Alanis
Morrisette, Edgar Allan Poe, Johnny Depp, Sylvia Plath, James Deán,
Ingmar Bergman.
Sano. Las
personas de este subtipo tienden a ser muy creativas, combinando emotividad e introspección
con perceptividad y originalidad. Menos interesadas en la aceptación y la posición
sociales que las del otro tipo, son muy personales e idiosincrásicas en su
expresión; crean más para sí mismas que para un público. Disfrutan más del
proceso de creatividad y descubrimiento que de la presentación, y son muy
exploratorias. Para bien o para mal, normalmente desafían las convenciones y la
autoridad, transgrediendo las reglas siempre que hay conflicto de auto-expresión.
Medio. Más
introvertidas y reservadas socialmente que las del otro subtipo, estas personas
tienden a vivir más en su imaginación. El mundo real les interesa menos que los
paisajes interiores que se crean. Se sienten atraídas por lo exótico, lo misterioso
y lo simbólico, y suelen tener un estilo personal excéntrico, insólito.
Prefieren ambientes callados y adoptan estilos de vida minimalistas. Pueden ser
extraordinariamente reservadas, y suelen considerarse rebeldes independientes.
Podrían tener luminosos relámpagos de percepción o conocimiento, pero les
cuesta hacer esfuerzos sostenidos en el mundo real.
LAS VARIANTES INSTINTIVAS
EL INSTINTO DE CONSERVACIÓN EN EL
CUATRO
El sensual. En la franja media, los
Cuatro auto-conservadores tienden a ser los más prácticos y materialistas de
este tipo. Les encantan las cosas más exquisitas de la vida y desean estar rodeados
de objetos bellos. Están muy conectados con la sensualidad del mundo material y
les gusta cultivar un «nido» lleno de objetos que tengan a la vez atractivo
estético y alguna resonancia emotiva. Así, les conmueve recibir regalos y su
simbolismo, y les encanta hacer regalos, por ejemplo rosas al ser amado.
También suelen ser los Cuatro más introvertidos; tener un entorno cómodo y
estético los apoya durante los periodos de aislamiento social.
Suelen ser muy exigentes, incluso
obsesivos, respecto a su entorno físico; desean texturas tranquilizadoras,
iluminación ambiental y temperatura agradable.
Llega finalmente un momento en que
el deseo de intensidad emocional comienza a obstaculizar el buen funcionamiento
de la vida básica. Suelen adoptar la actitud de olvidar toda precaución, que
proviene del entusiasmo de estar con algún tipo de euforia temporal. En el otro
extremo, tienden a complacerse con el fin de aliviar los bajones emocionales.
En cualquier caso, normalmente dejan que sus caprichos dirijan su
comportamiento. Es posible que intenten llevar un estilo de vida encumbrado a
expensas de su seguridad y bienestar físicos (comprar cosas caras cuando aún no
han pagado el alquiler). Podrían convertirse en divos frustrados que ansían
comidas exquisitas y lujos. Con frecuencia caen en malos hábitos alimentarios y
de salud, quedándose hasta la madrugada viendo películas, escuchando música, bebiendo
y comiendo en exceso, como diciendo: «¿Qué más da?». Los hábitos de auto-complacencia
son compensaciones por una vida no vivida.
En la franja insana, los Cuatro
auto-conservadores son muy propensos al alcoholismo y la drogadicción. Se
sienten atraídos por situaciones que minan la estabilidad de su vida, incluso por
el peligro (como la proverbial polilla a la luz), enredándose en aventuras
amorosas ilícitas y relaciones destructivas. De modo similar, pueden ser muy
irresponsables y mostrar una despreocupación total por ganarse la vida, y
olvidar incluso que tienen la necesidad de ganarse el sustento. Abrumados
emocionalmente es posible que no se tomen la molestia de acudir al trabajo o de
pagar sus facturas. Es común el comportamiento destructivo de larga duración con
abuso de drogas y descuido de su persona.
EL INSTINTO SOCIAL EN EL CUATRO
El distinto. En la franja media de
las tres variantes instintivas, los Cuatro sociales son los que más se
consideran distintos a los demás, totalmente únicos. Experimentan este ser
únicos como un don que aportan a los demás y como la carga que deben
sobrellevar. No es de extrañar que también tiendan a ser los más activos y
comprometidos socialmente; ansían relacionarse y formar parte del mundo social,
pero suelen creer que no saben hacerlo. Como los Tres, viven comparándose con
otros, aunque siempre se sienten en desventaja. Desean pertenecer al grupo de
los bellos, los elegantes, la élite, pero dudan de su capacidad de estar a la
altura.
El sentimiento de vergüenza en los
ambientes sociales los lleva finalmente a creer que no saben funcionar como
personas normales. Envidian la felicidad de otros, a la vez que los rechazan
por considerarlos toscos e insensibles. Con frecuencia adoptan una imagen
atractiva y exótica para encubrir sus inseguridades; muchos se sienten atraídos
hacia grupos de estilos de vida alternativos para compensarlo («Busco solaz
entre los demás distintos». Los beatniks de los años cincuenta o la
cultura rock gótica de los ochenta y noventa son ejemplos de esto).
Algunos Cuatro sociales podrían
buscar el éxito agresivamente para compensar la fastidiosa sensación de
incapacidad («Ahora ya no se burlarán de mí»). Reaccionan con intensidad a cualquier
comentario sobre ellos, y muchas veces analizan conversaciones pasadas en busca
de indicios de desaire. Lo irónico es que al mismo tiempo podrían defender sus
defectos y sentir sus desventajas («Claro que soy reservado ante la ordinariez
y el egoísmo, pero de todos modos deseo que alguien me ame»).
En la franja insana, el miedo al
rechazo puede conducir a los Cuatro sociales a retirarse casi por completo de
las relaciones con otros. La vergüenza y la expectativa de humillación los invade
de tal forma que no desean arriesgarse a dejarse ver. Al mismo tiempo, sus inseguridades
los hacen incapaces de trabajar de modo constante. En consecuencia, se vuelven
muy dependientes de familiares, amigos y otras personas importantes en su vida.
El aislamiento y las fantasías de consecuciones podrían ser causa de que
desperdiciaran su vida.
EL INSTINTO SEXUAL EN EL CUATRO
Enamoramiento. En la franja media,
los Cuatro sexuales son los que mejor ilustran el romanticismo, la intensidad y
el anhelo de un salvador que caracteriza a este tipo. Pueden ser dulcemente
vulnerables e impresionables, pero también agresivos y dinámicos, sobre todo en
su modo de expresarse. Tienen un componente voluntarioso, en apariencia
extrovertido; a diferencia de las otras dos variantes, no dejan que sus
fantasías románticas sigan siendo fantasías mucho tiempo. A menudo turbulentos
y tempestuosos, su vida emocional gira en torno a la persona que los atrae.
Pueden coexistir en ellos sentimientos intensos de admiración, ansias y odio
por el objeto de su deseo. Sensuales y seductores, también pueden ser celosos y
posesivos como los Dos, y desean ser la única persona importante en la vida del
otro. Suelen tener serias dudas respecto a ser deseables, de modo que se afanan
en adquirir habilidades o talentos que los hagan aceptables (ser grandes
artistas o estrellas, por ejemplo), y se sienten agraviados por aquellos que lo
logran.
Expresión clave: SANO
Nivel 1: Adhesión a la vida, superación.
Abandonan la creencia de que tienen
más defectos que los
demás y así se liberan de su
ensimismamiento. También consiguen su deseo básico, que es descubrirse y
conocer su trascendencia, con lo que se solucionan los problemas de identidad y
estabilidad. Se renuevan, son redentores y reveladores.
Nivel 2: Introspección, sensibilidad.
Centran la atención en sus
sentimientos y preferencias para
establecer un claro sentido de
identidad.
Imagen propia: «Soy sensible,
diferente y consciente de mí mismo».
Nivel 3: Expresivo, creativo.
Refuerzan su imagen expresando su
individualidad mediante acciones creativas. Son elocuentes y sutiles; exploran
sus sentimientos e impresiones y encuentran formas de comunicarlos a los demás.
Su creatividad es muy personal, pero suele tener consecuencias universales.
MEDIO
Nivel 4: Romántico, individualista.
Comienzan a temer que sus cambiantes
sentimientos no los
sostendrán a ellos ni a su
creatividad, de modo que usan la
imaginación para prolongar e
intensificar sus estados de ánimo. Refuerzan su individualidad con fantasía y
estilo y comienzan a soñar que alguien los rescatará.
Nivel 5: Ensimismado, temperamental.
Temen que los demás no los
reconozcan ni los valoren, a ellos ni a su calidad de únicos, de modo que se
muestran inaccesibles, y ponen a prueba a los demás para comprobar si de verdad
están interesados en ellos. Reservados, tímidos y melancólicos» creen que su
fragilidad les atraerá un salvador y mantendrá a raya a los demás.
Nivel 6: Autocomplaciente, decadente.
Creen que las exigencias de la vida
los obligarán a renunciar a sus sueños, y temen que nunca nadie los salvará.
Creen que están desaprovechando la vida y envidian la estabilidad de otros, de
modo que se eximen de «cumplir las reglas», volviéndose sensuales, presumidos e
improductivos.
INSANO
Nivel 7: Odioso, apartado.
Temen estar desaprovechando la vida
y eso podría ser cierto. Para salvar su imagen rechazan a todos los que no apoyen
su opinión de si mismos o no atiendan, a sus exigencias emocionales. La ira
reprimida es causa de depresión, apatía y cansando permanente.
Nivel 8: Auto-rechazo, depresión clínica.
Están tan desesperados por ser las
personas de sus fantasías que detestan todo lo que en ellos no corresponde a
esas fantasías. Se odian y odian a los demás por no salvarlos. Es posible que
saboteen cualquier cosa buena que quede en sus vidas.
Nivel 9: Desesperación, negación de la vida.
Comprender que han desperdiciado su
vida por ir en pos de fantasías inútiles es demasiado para los Cuatro insanos.
Podrían intentar que los rescataran
de estas situaciones mediante comportamientos destructivos o, sencillamente, poniendo
fin a su vida para escapar a la percepción negativa de sí mismos. Algunos
podrían cometer un crimen pasional.
La envidia también es muy visible en
esta variante. Surgen problemas en sus relaciones románticas porque suelen
enamorarse de personas cuyas cualidades admiran o desean para sí mismos, y
luego acaban envidiando, resentidos, a la persona amada justamente por tener
esas cualidades; la idealización de la otra persona suele trocarse rápidamente
en rechazo, a causa de sus defectos más insignificantes. Al mismo tiempo,
suelen sentirse atraídos por personas que, por uno u otro motivo, son inalcanzables;
podrían pasarse mucho tiempo ansiando tener a la persona deseada y detestando a
cualquiera que consiga su atención.
En la franja insana, una fuerte
envidia hacia los demás podría llevar a deseos de sabotearlos con el fin de
vengarse. Los Cuatro sexuales insanos viven inconscientemente el adagio «acompañado
en la desgracia» («Si yo sufro, tú también»); podrían generar competiciones y rivalidades
y sentir que está totalmente justificado provocar la ruina de sus rivales o
herir a quienes los han decepcionado (nos viene a la mente la envidia que
sentía Salieri de Mozart, por ejemplo). Son propensos a rápidos cambios de
sentimientos hacia otras personas, incluso hacia sus protectores y seres
queridos. Este caos emocional podría inducirlos a precipitados actos de
violencia contra sí mismos o contra las personas que creen que les han
frustrado sus necesidades emocionales.
LAS DIFICULTADES PARA CRECER DE LOS
CUATRO
Los siguientes son problemas que la
mayoría de las personas tipo Cuatro experimentarán en algún momento de sus
vidas. Observar estos comportamientos, «sorprendernos en el acto», y simplemente
ver nuestras reacciones subyacentes habituales a lo que nos presenta la vida harán
mucho para liberarnos de los aspectos negativos de nuestro tipo.
LA LLAMADA A DESPERTAR PARA EL TIPO
CUATRO: USAR LA IMAGINACIÓN PARA INTENSIFICAR LOS SENTIMIENTOS
“Es terriblemente divertido
comprobar por cuántos climas diferentes de sentimientos puede pasar uno en un
día.” ANNE MORROW
LINDBERGH
Los Cuatro basan su identidad en sus
estados de ánimo internos («Soy lo que siento»), de modo que tienden a examinar
sus sentimientos más que los otros tipos (por lo general, están más
sintonizados con sus reacciones emocionales ante una experiencia que con la
propia experiencia).
Pero lo único seguro respecto a sus
sentimientos es que siempre cambian. Esto presenta un problema: si su
identidad se apoya en los sentimientos y estos varían siempre, entonces su identidad
es siempre variable. El modo que tienen de resolver este dilema es cultivar
los sentimientos con que se identifican y rechazar otros menos «verdaderos» o
con los que no están muy familiarizados.
En lugar de dejar que sus
sentimientos se presenten espontáneamente como reacción al momento, fantasean
con personas, acontecimientos y situaciones que exciten las emociones que según
ellos reflejan su identidad, aun cuando esos sentimientos sean negativos o dolorosos.
Sean cuales sean estos sentimientos, ellos tratan de intensificarlos para
reforzar su sentido de identidad. Por ejemplo, eligen piezas de música que les
evoquen potentes
recuerdos, canciones que les
recuerden algún amor perdido, y las escuchan una y otra vez para retener esos
viejos sentimientos, o por lo menos los estados de ánimo intensos.
Cuando tratan de crear y sostener
estados de ánimo, en cierto sentido a manipular sus sentimientos, van en la
dirección equivocada. Todo eso los conduce al hábito definitivamente contraproducente de vivir en su
imaginación y no en el mundo real.
En su juventud, Beverly era una
hermosa azafata de vuelo; en sus viajes conocía a muchos hombres, pero se
resistía a entablar conversación; no quería relacionarse con nadie: “Dado que
hacía la ruta atlántica a París, me habría sido fácil conectar con muchos
hombres. Una vez acabado el servicio de comida, nos quedaba tiempo para hablar
con la gente, y coquetear un poco ayudaba a pasar el rato. Pero yo prefería
quedarme en la zona de la cocina,
sentada sola, y pensar en alguien
que había visto a bordo o en el aeropuerto antes que hablar con alguien que
probablemente me desilusionaría. En la imaginación podía enamorarme, tener
relaciones sexuales, casarme, ver la casa y los hijos que tendríamos, etcétera,
todo durante el vuelo. Así no tenía que vérmelas con desilusiones ni con el fin
de la relación.”
RECONOCER EL «CANTO DE LAS SIRENAS»
DE LA FANTASÍA
Las personas de tipo Cuatro creen
que si sus emociones no tienen suficiente intensidad desaparecerá su creatividad,
e incluso su identidad. Obsérvate durante el día para comprobar si te sirves
del proceso de usar la imaginación para activar tus sentimientos. Presta
atención a tus fantasías, tus ensoñaciones y tu conversación interior. ¿Qué
refuerzan? ¿A qué finalidad sirven? ¿Crees que algunos de tus sentimientos son
más «tú» que otros? ¿Cuál es tu estado de ánimo «base» la mayor parte del
tiempo? ¿Cómo reaccionas si no estás espontáneamente en ese estado de ánimo?
Observa cualquier tendencia a hacerte comentarios sobre tus sentimientos y
experiencias, como si te preguntaras: «¿Qué dice de mí esta experiencia?».
Cada vez que te sorprendas
fantaseando, sobre todo con un posible romance, con una relación sexual o con
ser tu yo «idealizado», quiere decir que estás entrando más en el trance del
tipo Cuatro.
EL PAPEL SOCIAL: EL ESPECIAL
«Nadie me comprende.»
Los Cuatro de la franja media
insisten en ser ellos mismos y en poner su sello personal en todo. Su imagen
propia se basa cada vez más en lo diferentes que son de los demás (a
medida que entran en este trance oyen con más intensidad el mensaje de su
superyó de «ser fieles a sí mismos»). De modo similar, sus estados de ánimo
suelen contrastar con su entorno («Si los demás están felices, yo estoy triste.
Si los demás están tristes, yo estoy contento, con ganas de reír»). Mantener
sentimientos diferentes a los de los demás refuerza su identidad; así, su papel
social característico es el del especial, o el del misterioso
desconocido, y se sienten muy incómodos si no se relacionan con los demás en
ese papel.
Lo irónico es que cuanto más
insisten en ser diferentes más se aíslan, privándose de muchas fuentes de
satisfacción. Necesitan entender que si insisten en ser únicos y diferentes es probable
que no vean o rechacen muchas de sus cualidades positivas simplemente porque se
parecen a las cualidades de otras personas, sobre todo de sus familiares; por
lo tanto, sin darse cuenta se crean una identidad negativa: «Yo
no soy así», «Jamás podría trabajar en una oficina», «Nunca uso ropa de
poliéster», «En ese sitio no me encontrarían ni muerto». No comprenden que «ser
ellos mismos» no exige esfuerzo, ya que no pueden dejar de serlo.
Cuando dejan de esforzarse tanto por
«ser ellos mismos» encuentran la libertad para descubrir la belleza de lo que
realmente tienen para ofrecer.
Riva, dotada artista visual, remonta
este problema a su infancia:
“Cuando era niña mi mundo era
bastante limitado. No me comunicaba ni relacionaba con facilidad. Me sentía
como una extraña, y rechazada, tal vez por mi apariencia o por mi forma de
hablar o porque soy inteligente y judía, no lo sé. Aunque una parte de mí
deseaba ser «normal» y divertirme, comencé a enorgullecerme de ser «especial» y
más sensible, más madura y perceptiva, capaz de entender las cosas con más profundidad.
Empecé a sentirme como una pequeña adulta entre mis compañeros. Así pues, la
separación inferioridad-superioridad comenzó pronto.”
Llevado a un extremo, ese deseo de
«ser ellos mismos» puede hacer que piensen que las normas y expectativas de la
vida corriente no se aplican a ellos («Hago lo que quiero y cuando y como
quiero»). Así, en lo más íntimo, se sienten grandiosos, pues se imaginan que debido
a su enorme talento no descubierto se merecen ser tratados mejor que las
personas normales. No se sienten obligados por las leyes de la sociedad, hacen
caso omiso de las reglas y reglamentaciones y desprecian cualquier tipo de
restricción, particularmente en lo referente a sus sentimientos.
En consecuencia, muchos aspectos
normales de la vida, tales como ganarse el sustento o ser normal en los hábitos
de trabajo, los toman como impedimentos en su exploración de sí mismos. Desean
ser libres para ir dondequiera que los lleven sus estados de ánimo e
imaginación, aunque con frecuencia
acaban esperando meses (o años) a que les llegue la inspiración. La verdad
podría ser que desperdician improductivamente sus vidas. Riva continua: “Ese
sentido de permisión viene de creerme superior y especialmente sensible, por lo
que no debería esperarse que hiciera lo que hacían los simples mortales, sobre
todo cuando era desagradable estéticamente. Pero ese sentido también tiene que
ver con creerme todo lo contrario, que soy inferior y en cierto modo incapaz,
que estoy muy desconectada de las capacidades comunes que la mayoría de las
personas considera naturales, por ejemplo tener un trabajo regular o una
relación estable y satisfactoria.”
SER DIFERENTE - ESTAR CONECTADO
Si bien es cierto que todos somos
individuos, valiosos por derecho propio, también lo es que compartimos
muchísimas cosas con los demás seres humanos.
Observa tu tendencia a centrar automáticamente
la atención en tus diferencias. ¿Cuánto te cuesta eso en lo que se
refiere a tu conexión con otras personas? ¿Te impide emprender actividades que
podrían ser beneficiosas para ti?
ENVIDIA Y COMPARACIONES NEGATIVAS
“¡Qué vida más maravillosa he
tenido! Ojalá esto lo hubiera comprendido antes.” COLETTE
Como todas las pasiones (o «pecados
capitales»), la envidia nace como respuesta particular a la pérdida de conexión
con el yo esencial. Pero, a diferencia de muchos de los tipos, los Cuatro conservan cierto grado de
conocimiento de esa desconexión con su esencia; también creen que sólo ellos
han experimentado esa pérdida. De niños percibían que las demás personas de su
familia y sus amigos eran más completos y más valorados, mientras que a ellos no
se les prestaba atención. Las consecuencias de esto son una sensación
permanente de soledad, intensos deseos de participar y envidia de los que lo
hacen.
Cass, destacada actriz, explica
algunos de los sentimientos que definieron esa experiencia de su infancia: “Yo
tenía dos años cuando nació mi hermana menor y se convirtió en el centro de
atención. Me sentí excluida y mi visión de mi vida era la de una extraña, la
niña solitaria que mira, desde fuera, por la ventana de una casa llena de luz y
risas. En la escuela me sentía intimidada
y aislada, de modo que me convertí
en una buena estudiante, pero eso me hacía sentir más diferente aún. También
envidiaba a las niñas que tenían el pelo rubio y los ojos azules, y detestaba
mi pelo y mis ojos castaños. Mi padre era frío y distante y solía decirme: «No
sabes lo que quieres y no serás feliz hasta que lo consigas».”
De adultos, la envidia los hace ver
a todos estables y normales, mientras ellos se consideran defectuosos o al
menos inacabados. En realidad, lo que les duele es no estar tan bien disfrazados
como los demás y que todos puedan ver su desnudez y vulnerabilidad, y sienten vergüenza
de sí mismos. Creen que los demás se gustan, que tienen autoestima, que saben presentarse
e ir en pos de lo que desean en la vida; los ven espontáneos, felices,
desinhibidos y animados, todo lo que ellos creen que no tienen o no son.
Cavilan tristemente sobre su condición, mientras envidian la naturalidad social
de que parecen disfrutar los demás.
Leigh, a la que conocimos antes,
recuerda: “Me sentía marginada; veía a todas las demás niñas divertirse y
relacionarse entre ellas, y yo no tenía idea de cómo participar de eso. Por lo
tanto, solía sentirme aislada y diferente, al margen. No me sentía superior,
sino sólo dolorosamente diferente y sin ninguna posibilidad de formar parte del
grupo, de la diversión, el contacto, las amistades, todo eso.”
Aunque a veces la envidia puede
consumir a los Cuatro, por lo general se avergüenzan de ella y tratan de
ocultarla lo mejor posible. Muchas veces la ocultan bajo una actitud de reserva
y distanciamiento. Alternan entre deseos de expresar su angustia para que los
demás sepan lo mucho que los han decepcionado, y periodos de guardarse sus
pensamientos y sentimientos («¡No les daré esa satisfacción!»). Muchos
resuelven el problema expresando indirectamente sus negros sentimientos,
mediante obras de arre o alusiones. Un Cuatro que conocemos suele comunicar sus
sentimientos a su novia mediante casetes en que ha grabado canciones que contienen
mensajes ocultos.
Suelen quedarse atrapados en
comparaciones y sentimientos negativos debido a su tendencia a imaginar la
reacción de las personas en lugar de hablar con ellas para descubrir qué es lo
que piensan en realidad. La envidia facilita que se decepcionen a sí mismos y
que proyecten esa decepción sobre los demás, suponiendo de antemano que los
evaluarán negativamente, incluso personas que los quieren. Así, los Cuatro
envidiosos pasan horas sumidos en fantasías melancólicas, envueltos en velos de
tristeza, sintiéndose vulnerables, heridos, incomprendidos por el mundo, y por lo general
innecesariamente.
REFUERZO DE LOS ESTADOS DE ÁNIMO CON
BELLEZA Y SENSUALIDAD
«Hago lo que quiero y cuando
quiero.»
Los Cuatro conservan sus estados de
ánimo cultivando un ambiente que favorezca los sentimientos con que se
identifican. Por lo tanto, les atrae lo estético y exótico, y se rodean de objetos
bellos, luces, texturas y aromas que a la vez reflejen su individualidad e
intensifiquen sus sentimientos; la atmósfera, estilo, el «buen gusto» adquieren
entonces una importancia suprema. Son muy escrupulosos respecto a su entorno y
a los objetos que usan; tienen que tener su propia pluma, pintar con el matiz
exacto el dormitorio, elegir a su manera las telas para las cortinas y el modo
de colgarlas; si no, el Cuatro de la franja media se siente incómodo y
desequilibrado.
Si dejan a su aire el deseo de
persistir en sus estados de ánimo, incluso los negativos, podrían recurrir a
hábitos destructivos que se hacen difíciles de romper. Por ejemplo, si pierden
la esperanza de tener una relación estable y seria, podrían intentar
compensarse con otros placeres: relaciones sexuales anónimas, afición a la
pornografía, a la bebida, abuso de drogas o noches en vela viendo películas en
la televisión. Sus muchos excesos y exenciones los debilitan más aún. Nicholas
es un escritor que sufre de depresión desde hace muchos años: “Tiendo a ser a
la vez demasiado tolerante y demasiado duro conmigo mismo. He sido demasiado
comodón, y tan pronto se presenta algo doloroso, tiendo a renunciar y a tomar
la salida fácil, o bien durmiendo o bebiendo en exceso; pero eso muy pronto me lleva
a sentirme asqueado y muy culpable. Hace unos años tenía que escribir un par de
capítulos de un libro, pero no lograba cobrar ánimos para ponerme ante la
máquina de escribir, de modo que me dediqué a beber y mirar la televisión y
películas alquiladas hasta enfermar. Después, cuando «toqué fondo» en cierto
modo, me recuperé y reanudé el trabajo. Tengo la impresión de que casi necesito
crearme crisis.”
«DECORACIÓN INTERIOR»
Dedica un tiempo a observar detenidamente el ambiente de tu casa, tu
lugar de trabajo y tu ropero. ¿Cuáles son tus accesorios favoritos? ¿Qué usas
para «crear ambiente»? ¿Estás apegado a ese ambiente, hasta qué punto? ¿Haces
alguna cosa concreta para «ponerte en ánimo» de trabajar? ¿Hablar con alguien?
¿Relajarte? ¿Hacer ejercicio o meditar?
RETIRO A UN YO FANTÁSTICO
«Tengo yo secreto que nadie conoce.»
Todos los tipos de la triada del
sentimiento se crean una imagen que creen preferible a su yo auténtico.
Mientras las imágenes de los tipos Dos y Tres están más a la vista, el tipo
Cuatro se crea una imagen interiorizada a la que hemos llamado el yo
fantástico.
Como dijimos antes, los Cuatro de la
franja media se pasan el tiempo soñando con sus talentos y las obras maestras
que van a crear en lugar de desarrollar sus verdaderas habilidades. Claro que
no toda esta imagen existe sólo en su imaginación: una parte de ella la ponen a
prueba con personas de confianza. Pero aun cuando revelan algunos aspectos de
su yo fantástico interior, se guardan para sí la mayor parte.
Si bien ese yo fantástico procura al
tipo Cuatro una persona-fachada ocasional, normalmente esta tiene muy poca
relación con sus verdaderos talentos y por lo tanto tiende a provocar irrisión
y rechazo. La grandiosidad del yo fantástico suele guardar proporción con el
grado de deterioro emocional de la persona; esta podría llegar a tenerse por un
ser casi mágico y a los demás considerarlos muy vulgares e incluso inferiores.
El yo fantástico suele estar basado en cualidades idealizadas que a los Cuatro
les sería prácticamente imposible alcanzar, ni siquiera con arduo trabajo y
mucha disciplina; así pues, por su propia naturaleza, es inalcanzable y está
ligado de modo inextricable con el rechazo que sienten de sus verdaderas dotes
o capacidades.
Cuando se hace más profunda su
identificación con su yo fantástico, tienden a rechazar todo tipo de
intromisión en sus opciones de estilo de vida, y cualquier sugerencia la
interpretan como un entrometimiento o un apremio odioso y hostil. Cuando se
requiere acción práctica creen que no están a la altura y tienden a dejar para
después o eludir los compromisos sociales o profesionales el mayor tiempo
posible. A cualquier comentario o pregunta sobre su comportamiento reaccionan
con desdén, enfado o «actitud dolida». Ansían más atención y apoyo, pero les
cuesta muchísimo aceptar la atención y el apoyo que se les ofrece.
Riva comenta: “Siempre me ha costado mucho buscar
o pedir ayuda. Me resulta muy difícil pedir lo que necesito. Por una parte
espero que los demás me lean el pensamiento (como lo esperaba de mi madre); por
otra, supongo que no van a satisfacer mis necesidades, me imagino que no me
quieren lo suficiente para ayudarme, puesto que en mi infancia no se
satisfacían mis necesidades. Así aprendí a utilizar mi fragilidad, mi hipersensibilidad,
para manipular a mis padres para que me hicieran las cosas, para no tener que
asumir la responsabilidad de mí misma ni de mis errores.”
HACER REALIDAD LOS VERDADEROS
TALENTOS
¿Cuáles son las cualidades que fantaseas tener? De esas cualidades,
observa cuáles podrías ser capaz de desarrollar. Por ejemplo, es verdad que la
música exige tener cierto talento, pero no tendrás ese talento si no lo
desarrollas mediante la práctica y la disciplina. De modo similar, estar en
forma exige hacer ejercicio y seguir una dieta equilibrada. ¿Qué cualidades son
inalcanzables (como, por ejemplo, ser más alto o proceder de una familia o
cultura diferente)? ¿Qué te atrae de esas cualidades? ¿Percibes el rechazo a ti
mismo en el deseo de ser esas cosas? ¿Eres capaz de reconocer el valor de las cualidades
que sí tienes?
HIPERSENSIBILIDAD
«La gente es muy cruel e insensible
conmigo.»
El continuo fantasear, el
ensimismamiento y las comparaciones negativas alejan a los Cuatro de las
acciones basadas en la realidad y los llevan a una exagerada emotividad y a
cambios de humor. En consecuencia, se tornan hipersensibles o susceptibles,
tanto que incluso incidentes o comentarios sin importancia provocan en ellos
fuertes reacciones emocionales. Cass, a la que conocimos antes, explica el
trastorno interior que le han provocado a veces sus sentimientos: “Me considero voluble,
y solía pensar que no había nada entre la euforia y la desesperación, y que era
defectuosa mental. Continuamente estoy a merced de influencias exteriores que
alteran mis estados de ánimo, y me esfuerzo por conservar un centro sereno.
[...] Creo que no soy buena para divertirme, y ansío hacerlo, como todo el
mundo.”
A medida que se ensimisman más,
buscan significados ocultos en sus reacciones emocionales, como también en los
comentarios de los demás. En la imaginación repasan conversaciones del día o
del año anterior, tratando de captar lo que la otra persona quería decir
realmente. La persona Cuatro podría interpretar comentarios inofensivos como
insultos velados: «Te has adelgazado» podría interpretarlo como «Estabas
gordísima», o «Cuánto talento tiene tu hermano», como una comparación que
indica que ella no tiene ningún talento y es una incapaz.
En este marco mental, los Cuatro
término medio son muy poco cooperativos y muy rencorosos, rasgos que no les
proporcionarán amigos ni facilitarán sus relaciones; y, sin embargo, puesto que
son congruentes con su imagen de «sensibles» y «diferentes», rara vez consideran negativa o problemática
su hipersensibilidad.
VERIFICACIÓN DE LA REALIDAD
Pide verificación cuando te creas o te sientas juzgado, criticado o
rechazado por otra persona.
Pídele que te aclare lo que quiso decir y admite la posibilidad de que
haya dicho exactamente lo que piensa o siente. Evita «sobre-interpretar» cada
gesto y comentario que te hagan; es muy probable que la persona no te esté
analizando con ese tipo de detalles. Presta atención también a tu grado de
interés en los demás y a la naturaleza de tus comentarios y pensamientos sobre
ellos. ¿Los encontrarías aceptables si los hicieran ellos?
ENSIMISMAMIENTO Y NARCISISMO
“Todo hombre se cree no del todo
comprendido ni valorado.” RALPH WALDO EMERSON
La cohibición, la incomodidad en
ambientes sociales y las formas sutiles de atraer la atención están ligados al
narcisismo que vemos en los tres tipos de la triada del sentimiento. En los tipos
Dos y Tres, el narcisismo se manifiesta de modo directo en el aran de ganarse
la validación y la atención de los demás. El narcisismo del tipo Cuatro se
manifiesta de modo indirecto, en el ensimismamiento y en la enorme importancia
que dan estas personas a todos sus sentimientos. Este estado mental puede
conducirlas a una timidez paralizadora.
Carol, investigadora espiritual de
prestigio, lleva muchos años luchando con esos sentimientos: “He sufrido muchísimo en mi vida por
la timidez y la cohibición que me impide acercarme a personas que no conozco o
con las que no me siento cómoda. Necesitaba sentir primero la aceptación para
poder relajarme y ser yo misma. Eso es algo que me esfuerzo por apartar ahora
que tengo más percepción de mí misma, pero sigue siendo una lucha. Todavía me
ocurre que de pronto me separo de un grupo y después me siento excluida.”
Los Cuatro se concentran tanto en
sus frágiles sentimientos que se sienten con plena justificación para exigir
apoyo para todas sus necesidades emocionales. Al mismo tiempo pueden ser
sorprendentemente insensibles a los sentimientos de los demás. Hablan sin parar
sobre todos los detalles de sus sentimientos, de sus sueños y problemas, pero
no suelen manifestar ningún interés por los sentimientos y problemas de los
demás; en realidad, les cuesta centrar la atención en cualquier cosa que no
esté directamente relacionada con sus preocupaciones o intereses emocionales
inmediatos: según ellos, ya tienen bastante carga con sus propios sufrimientos.
Una señal segura de que el Cuatro se
está encerrando en sí mismo es la tendencia a exhibir continuamente un humor
desagradable. Tienden a hacer ostentación de sus sentimientos heridos (mohínos
o tristes de diversos modos) en busca de compasión, sintiéndose decepcionados por la vida, sobre
todo por su pareja o las personas con que trata normalmente.
Creen que nadie los trata como es
debido ni reconoce su situación especial, sus necesidades y sufrimientos; nadie
comprende la profundidad de su sensibilidad. Tienden, por lo tanto, a revolcarse
en la auto-compasión, lo cual aumenta en ellos el temor a no ser capaces de realizarse
en la vida.
Una vez estancados en sus estados de
humor y reacciones, los Cuatro de la franja media suelen apartarse de los demás
para protegerse de más heridas y no exponerse a sufrir humillación, rechazo y
abandono. Pero al contenerse de este modo tienen menos posibilidades de
verificar la realidad, y se les hace cada vez más difícil preguntar a los demás
lo que piensan de sus reacciones emocionales. Además, las pocas personas con
las que están dispuestos a comunicarse casi nunca son las mismas con quienes
tienen agravios o problemas emocionales.
¡POR QUÉ TE LIMITAS A TI MISMO?
Observa cuándo y cómo te sitúas al margen de las personas y los
acontecimientos, te conviertes en un extraño cuando no tienes por qué serlo y
no participas en encuentros sociales o con personas cuando podrías hacerlo.
¿Sabes distinguir cuándo esto es una decisión legítima que has tomado
con ecuanimidad y cuándo es una reacción emocional que tal vez sea consecuencia
de algún viejo problema de la infancia? ¿Eres capaz de contener tu reacción
(sin desahogarla) el tiempo suficiente para averiguar qué hay en su raíz?
INVERTIR EN «TENER PROBLEMAS» Y SER
TEMPERAMENTAL
«Todos me defraudan.»
Por extraño que parezca, los Cuatro
se aficionan inconscientemente a las dificultades. En la franja media-insana,
se resisten muchísimo a dejar de lado sus sentimientos de dolor y su auto-compasión
aun cuando les causen constantes sufrimientos.
Pero el origen de esto no es difícil
de entender. De niños aprendieron a obtener la atención de su familia teniendo
problemas emocionales o siendo temperamentales y resentidos. Muchos
Cuatro aprendieron que podían
convencerse de que los demás los querían portándose mal, así los ponían a
prueba y comprobaban si hacían el esfuerzo de reaccionar. No obstante, en lugar
de estallar en rabietas o pataletas, solían poner caras largas y negarse a
hablar durante varios días, o negarse a salir con la familia de vacaciones o
vestirse de negro durante una semana. La cara larga hace saber a todos que se
sienten desgraciados por algo sin tener que decir qué es.
En realidad, es posible que ni ellos
lo sepan, puesto que con frecuencia se ven abrumados por oscuros, problemáticos
e inesperados estados de ánimo; a veces están tan identificados con esos
estados de ánimo que se sienten obligados a atenderlos primero para poder hacer
otra cosa. Por desgracia, también esperan que los demás los atiendan a ellos
antes de hacer cualquier otra cosa.
William, dotado músico y diseñador
de páginas web de Internet, comenta la tempestividad emocional que le ha
creado dificultades en su profesión y sus relaciones:
“Rara vez me siento estable;
invierto muchísimo tiempo en tratar de equilibrarme emocionalmente; el
desequilibrio emocional es una causa importante de sufrimientos.
Sea cual sea la necesidad emocional
que sienta, el deseo de contacto con otras personas o la depresión deben tratarse
enseguida, no se pueden dejar de lado. Me gusta ser un Cuatro, pero encuentro
que es una situación que requiere mucha atención.”
En todo caso, presentarse como
necesitados también les permite obtener la atención de alguien que esté
dispuesto a ser su salvador, una persona que se ocupe de sus asuntos prácticos,
de modo que ellos tengan el tiempo y la libertad para descubrirse a sí mismos.
Por desgracia, esto sólo los aleja del sentido de responsabilidad personal y de
los tipos de experiencias que podrían darles un verdadero sentido de su valor e
identidad. Es fácil ver que este comportamiento también tiene su origen en la
infancia.
Wílliam continúa: “Recuerdo que
cuando era niño me acostaba sobre una manta en mi cuarto y simulaba estar
dormido, con la esperanza de que mis padres abrieran la puerta y me vieran. Mi fantasía
era que me encontraran tan adorable que me dieran todo su amor. Ansío el contacto
afectivo; es mi alimento. Siempre supe que mis padres me querían, pero rara vez
sentía que fueran capaces de reflejar mis partes más profundas, más
vulnerables.”
Los Cuatro de la franja media
ahuyentan a la gente con su retraimiento y su tempestuosa emotividad, y sin
embargo exigen atención mediante esos mismos comportamientos. De diversas
formas, imponen ciertas normas de relación, obligando a los demás a caminar con
pie de plomo a su alrededor («Será mejor que no saques a colación ese tema; no
quiero preocupar a Melissa otra vez»). Su dramática exigencia de que los dejen
solos es una tentativa de obtener atención, una invitación a que los busquen.
Se retiran con la secreta esperanza de que alguien los siga hasta su guarida de
soledad.
EL PRECIO DEL DRAMA
Muchos Cuatro adquieren el hábito de tener tempestuosos conflictos con
las personas para después volver a conectar con ellas y hacer las paces.
Observa tu tendencia a generar dramatismo en tus principales relaciones.
¿De qué estás frustrado en realidad? ¿Qué comportamiento intentas inducir en la
otra persona? ¿Hasta qué punto te has acercado al extremo de ahuyentar a tus
seres queridos con este hábito?
REACCIÓN AL ESTRÉS: EL CUATRO VA AL
DOS
Como hemos visto, los Cuatro tienden
a ensimismarse en fantasías románticas y a apartarse de las personas tanto para
atraer la atención como para proteger sus sentimientos. Moverse hacia el Dos
representa el esfuerzo por compensar los problemas que estos comportamientos crean
inevitablemente. Así, después de un periodo de retiro y retraimiento, podrían
dirigirse hacia el Dos y, de manera inconsciente, tratar de resolver los
problemas relacionales con una cordialidad un tanto forzada: exageran un poco
en el intento. A semejanza de los Dos, comienzan a preocuparse por sus
relaciones y buscan maneras de acercarse a las personas que les caen bien;
sienten una enorme necesidad de asegurarse de que la relación es sólida. Con ese
fin, suelen expresar su afecto y recordar a la otra persona lo importante que
es su relación.
En casos más extremos, la persona
Cuatro podría provocar escenas emotivas para poner a prueba el amor del otro.
Este tipo de comportamiento suele cansar a la otra persona y ser causa de que
pierda interés o incluso de que la abandone, lo cual desencadena
inevitablemente la preocupación por el abandono. Entonces el Cuatro podría ir
al Dos y tratar de retener a la persona aferrándose a ella. También es posible
que, igual que los Dos de la franja media, consideren un riesgo expresar el
grado de su necesidad y comiencen a ocultar sus problemas concentrándose en los
problemas del otro («Estoy contigo para ayudarte»).
Finalmente necesitarán un mayor
apoyo emocional y económico para continuar con su estilo de vida no realista.
Temen que sin apoyo podrían perder la capacidad de hacer realidad sus sueños.
Para evitarlo, los Cuatro estresados comienzan a exagerar su importancia en la
vida de los demás; les recuerdan los muchos beneficios que deben a su relación
con ellos, se atribuyen su felicidad y buscan maneras de aumentar la
dependencia de estas personas. Intentan crearles necesidades para satisfacerlas
y se tornan más celosos y posesivos. Igual que los Dos, los Cuatro estresados también podrían
buscar reconocimiento por lo que han hecho a la vez que se quejan de lo poco
valorados que son.
LA BANDERA ROJA: EL CUATRO EN
DIFICULTADES
Si la persona tipo Cuatro ha sufrido
una crisis grave sin contar con un buen apoyo o con recursos de compensación, o
si en su infancia sufrió malos tratos constantes, podría atravesar el punto de
choque y entrar en los aspectos insanos de su tipo. Es posible que esto la
conduzca al horrible reconocimiento de que sus fantasías y excesos emocionales
hacen que eche a perder su vida y que desaproveche sus oportunidades.
SEÑALES DE ALARMA: PATOLOGÍAS POSIBLES:
Depresión grave; trastorno de
personalidad narcisista; trastorno de personalidad evasiva; crímenes pasionales:
asesinato y suicidio.
► Angustiosa sensación de separación
de sí mismo y de los demás.
► Volubilidad emocional extrema y
susceptibilidad (no una reacción maníaca).
► Dependencia de una o dos personas,
con relaciones inestables.
► Estallidos de cólera, hostilidad y
odio.
► Depresión crónica y desesperanza.
► Episodios de sabotaje a sí mismo y
rechazo de influencias positivas.
► Obsesión por la muerte, morbosidad
y odio a sí mismo.
Si logra reconocer la verdad de esos
temores, podría comenzar a cambiar su vida y a avanzar hacia la salud y la
liberación. Pero también podría aferrarse aún más a sus fantasías e ilusiones
engañosas respecto a sí misma y rechazar a cualquier persona o todo lo que no apoye
sus exigencias emocionales («Todos son unos vulgares egoístas. Nadie me comprende»;
«Sé que necesito encontrar un trabajo, pero sencillamente no estoy en condiciones
para trabajar»). Si persiste en esa actitud, podría entrar en la franja insana.
Si en ti o en alguna persona conocida observas las señales de alarma del cuadro
durante un periodo de tiempo prolongado (más de unas cuantas semanas), es muy
aconsejable buscar orientación, terapia u otro tipo de ayuda y apoyo.
PRACTICAS QUE CONTRIBUYEN AL
DESARROLLO DEL CUATRO
► Recuerda el dicho «las sensaciones no son hechos». Las sensaciones
pueden ser potentes y a veces ofrecer importantes percepciones sobre el propio carácter. Sin
embargo, no nos dan necesariamente buena información sobre las motivaciones de
los demás. Muchas de nuestras reacciones emocionales a las personas están
fuertemente influidas por relaciones de la infancia, al margen del tipo que
seamos. Desconfía en especial de las «interpretaciones» que das a las
intenciones o comentarios aparentemente negativos acerca de ti.
► Ni la volubilidad emocional ni los cambios de humor equivalen a
sensibilidad; además, son buenos indicios de que tenemos el corazón cerrado.
Las cualidades más profundas del corazón son más sutiles, y no son reacciones a
los actos de los demás ni a nuestro entorno. Las reacciones emocionales suelen
impedirnos que las experiencias nos afecten en un plano más profundo. Lo
paradójico es que indican un miedo o una renuencia a explorar los sentimientos más
profundos y verdaderos que la situación podría activarnos.
► Reconoce los aspectos de tu yo fantástico que no están alineados con
la realidad de tu vida.
Es fabuloso tener objetivos creativos; pero es contraproducente
postergar su realización porque piensas que no tienes «genialidad» suficiente,
o porque no tienes los instrumentos que necesitas, o porque es más fácil soñar
con tus talentos. De igual modo, aprende a aceptar y valorar tus verdaderos
talentos y a no rechazarlos porque alguna otra capacidad te parezca más
atractiva o deseable. Eso es envidia en su aspecto más auto-destructivo.
► Busca amigos sinceros que te reflejen con exactitud y sinceridad.
Busca personas que sepan ver tus verdaderas buenas cualidades y dotes y te
apoyen en su desarrollo, y que te hablen con comprensión pero con franqueza
acerca de tus debilidades. Los Cuatro, como la mayoría de las personas, se
benefician de las verificaciones de la realidad, sobre todo cuando se trata de
sus sentimientos acerca de sí mismos y sus intereses románticos.
► Procura no caer inconscientemente en la suposición de que tus amigos
íntimos deben cargar con tus altibajos emocionales. Las personas que te quieren
desean estar por ti de la manera que son capaces, pero no puedes exigirles que
te hagan de padres ni que carguen con los problemas de tu infancia. Recuerda
que estas personas también tienen problemas y que no siempre serán capaces de
sobrellevar tus intensas reacciones.
► Establécete rutinas positivas y constructivas. Los Cuatro tienden a
esperar que les llegue la inspiración, pero esta tiene mejores posibilidades de
llegar si cada día te programas y organizas de un modo que apoye tu
creatividad, tu salud física y emocional y, sobre todo, tu compromiso activo
con el mundo. En tu caso, un poco de organización puede hacer muchísimo para
liberar tu creatividad.
APROVECHAMIENTO Y DESARROLLO DE LAS
FUERZAS DEL CUATRO
«Tengo que ser yo.»
Los Cuatro son los buceadores del
fondo del mar de la psique; se sumergen en el mundo interior del alma humana y
vuelven a la superficie a contar lo que han encontrado. Son capaces de
comunicar verdades sutiles acerca de la condición humana, de formas profundas, hermosas
y conmovedoras. En un sentido fundamental, nos recuerdan nuestra humanidad más profunda,
lo que hay de más personal, oculto y precioso en nosotros, pero que, paradójica-mente, es también lo más universal.
Dada su sintonía con sus estados
interiores, con sus sentimientos e impulsos subconscientes, suelen ser muy
intuitivos, actitud que alimenta la creatividad y el auto-descubrimiento.
Aunque tengan dotes intelectuales, tienden a depender principalmente de lo que
les dice su intuición respecto a sí mismos y a su entorno, momento a momento.
Con frecuencia no saben muy bien cómo logran llegar a sus percepciones;
encuentran misterioso y sorprendente el funcionamiento interior de su
conciencia.
Carol, que anteriormente nos habló
de las limitaciones de su percepción de sí misma, nos explica aquí el don de su
intuición: “Siento las cosas aunque no siempre
sé qué es lo que siento. Por ejemplo, en ciertas situaciones podría sentir una
inquietud interior y no saber cuál es la causa. Con los años he aprendido a
prestar atención a esa sensación. [...] En mi mejor aspecto, soy muy intuitiva;
sé las cosas sin saber cómo. A medianoche de pronto me incorporo en la cama y
sé la respuesta a un dilema; esas veces no hay la más mínima duda en mi mente,
incluso cuando habría preferido una respuesta diferente.”
Al mismo tiempo, los Cuatro sanos no
se toman demasiado en serio; tienen un sutil sentido del humor (que suelen
expresar con ironías) que ve sus debilidades con afabilidad y buen talante. Su
elocuencia para expresarse y su sentido del humor suelen ser poderosas
ventajas, tanto en el trabajo con otros como en su propia curación.
Los Cuatro no son el único tipo
creativo, puesto que puede serlo cualquier tipo del eneagrama. Sin embargo,
ellos tienen un tipo especial de creatividad, una creatividad personal,
fundamentalmente autobiográfica; esta suele ser una exploración de su historia
y su mundo sensible, y, particularmente, de cómo han influido en ellos su
familia, sus amores y los diversos incidentes del pasado. Esto explica por qué
muchos dramaturgos, poetas y novelistas son tipo Cuatro.
Riva nos habla de su entusiasmo por
sus percepciones de la condición humana y del gozo de encontrar maneras de
expresarlas: “Cuando estoy en forma, tengo la
capacidad de elevarme a las alturas; veo extensos panoramas, sintetizo los
diferentes planos y logro comunicar lo que veo en un lenguaje poético y preciso
que arrastra a las personas y les permite verlo también. Tengo la capacidad de
ver profundos principios bajo la superficie, verdades universales y matices
sutiles de experiencias, y los comunico con claridad y potencia. En mi mejor aspecto,
estoy afirmada en la percepción espiritual y puedo ser una fuente de sabiduría y
curación para otros. En mi mejor aspecto, soy capaz de expresar lo inefable.”
Los Cuatro sanos reciben el reflejo
que buscan compartiendo las profundidades de sus almas.
Al hacerlo descubren aliviados que,
en el fondo, su naturaleza no es diferente de la de los demás. Su conexión con
su vida interior no es causa de separación, sino una manera de llegar a otros y
comprometerse constructiva-mente con ellos.
EL CAMINO DE LA INTEGRACIÓN: EL
CUATRO VA AL UNO
Los Cuatro sanos se comprometen con
la realidad mediante actos significativos; al comprometerse con principios y
actividades que trascienden el dominio de sus reacciones subjetivas, no sólo
descubren quiénes son sino también que lo que son es bueno. Conectan más con la
inmediatez de sus instintos y se dejan seducir menos por las situaciones
cargadas de emoción que representan en sus mentes.
Los Cuatro en el Uno también
comprenden que expresarse no significa entregarse a sus estados de ánimo; de
buena gana se organizan, se disciplinan y trabajan en aportar algo valioso a su
mundo. Sin ser ya espectadores apartados a la espera de ser reconocidos, participan
plenamente en la vida y desarrollan un sentido de sí mismos más fuerte mediante
su trabajo y su conexión con los demás.
Sin embargo, no hay que pensar por
ello que adopta los rasgos críticos o perfeccionistas del tipo Uno de la franja
media. El superyó del tipo Cuatro ya es lo bastante punitivo, de modo que
intimidarse con proyectos de mejoría personal puede conducir fácilmente a los
Cuatro a hacerse más recriminaciones. Así pues, es importante desarrollar otro
rasgo del Uno sano: la discriminación. Los Cuatro aprenden lo que los Uno sanos
saben: que la realidad de una situación y nuestra reacción emocional a ella son
dos cosas diferentes.
Los Uno sanos también ilustran la
aceptación de la realidad, pues trabajan con los verdaderos componentes de una
situación en lugar de resistirlos o rechazarlos. Los Cuatro en proceso de integración
también comprenden que la aceptación es la clave para dejar atrás el pasado y ocuparse
de manera creativa de sus vidas en el presente. Con la aceptación de sí mismos
les llega el perdón de los errores y dificultades del pasado. Con la aceptación
de los demás les llega la capacidad de comprometerse en relaciones mutuamente
satisfactorias. Ya no necesitan idealizar a otras personas como a salvadores ni
bajarlas del pedestal por no estar a la altura de sus expectativas. Ven al otro
como al otro y son capaces de percibir con más exactitud sus propias cualidades
valiosas sin recurrir a un yo fantástico.
Por último, el Cuatro en proceso de
integración es capaz de desarrollar un verdadero y duradero sentido de
identidad y autoestima, porque lo basa en acciones y relaciones de la vida real,
no en su imaginación ni en estados emocionales pasajeros. Reconoce en sí mismo cualidades
que antes le eran invisibles: fortaleza, fuerza de voluntad, determinación y claridad.
Además, una vez que aterriza en la realidad del momento, todos los aspectos de
la vida se convierten en ocasiones para la creatividad. En lugar de ser
arrastrado a una interminable introspección o al turbulento río de sus reacciones
emocionales, está presente para sí mismo y para el mundo que lo rodea y así
empieza a despertar a las verdades más profundas del corazón humano. Al
permitir que el proceso progrese, se le revela su verdadera identidad en cada
momento de su existencia.
TRANSFORMACIÓN DE LA PERSONALIDAD EN
ESENCIA
“Es cierto de todos, sea cual sea
nuestro trabajo, que somos artistas mientras estemos vivos a lo concreto del
momento y no lo usemos para otro fin.” M. C. RICHARDS
En el proceso de transformación, los
Cuatro abandonan una determinada imagen de sí mismos: la de que son
inherentemente más defectuosos que los demás y carecen de algo que los demás
tienen. También comprenden que no hay nada malo en ellos, que son tan buenos como
cualquiera; y que si no hay nada malo en ellos, no necesitan que alguien los
salve; son totalmente capaces de manifestarse solos y de crear sus vidas.
Descubren que su verdadero yo es más evidente cuando no hacen algo para crearlo
o sostenerlo. Es decir, «ser ellos mismos» no exige ningún esfuerzo especial.
En esta fase ya no necesitan sentirse
diferentes ni especiales; comprenden que, en realidad, el Universo nos ha
creado a cada uno diferente y especial, y que cada uno forma parte de todo lo demás,
no está aislado ni solo. Entonces la vida deja de ser una carga, algo que hay
que soportar. También sienten, tal vez por primera vez, gratitud por los
dolores y sufrimientos pasados porque, a su manera, estas cosas les han
permitido llegar a ser las personas que son ahora. «Quiénes son» continúa siendo
un misterio, tal vez un misterio mayor que nunca; pero en lugar de aferrarse a
la idea preconcebida de su identidad, los Cuatro liberados se permiten estar
receptivos al momento, experimentar la renovación del yo que trae el momento.
King es un terapeuta que después de
años de trabajo interior ha llegado a reconocer la riqueza de su naturaleza
interior:
“En mi mejor forma, estoy totalmente
vivo; tengo alegría y energía, y estoy conectado de modo importante con los
demás y con la vida. ¡Soy sólido! Expreso lo que siento, en lugar de rumiarlo
solo. Me estimula la disciplina de realizar lo que sé que debe hacerse y no
buscar «motivos» para no tener que producir como todos los demás. Soy creativo
e imaginativo, capaz de descubrir estructuras, pautas y sentidos ocultos en todos
los desafíos de la vida. ¡Soy libre!”
Una vez liberados de su miedo
básico, los Cuatro se convierten en obras de arte y dejan de necesitar el arte
a modo de sustituto de la belleza que encuentran en abundancia en sí mismos.
Dado que son conscientes de su yo
esencial y se desembarazan del enredo de sus reacciones emocionales, conectan
más profundamente con la naturaleza siempre cambiante de la realidad, y se
sienten estimulados y embelesados por ella.
Diane, ingeniera, describe
bellamente esta sensación de conexión:
“En mi mejor forma, soy desinhibida
y espontánea. En lugar de estar continuamente confundida por las minucias de
mis estados internos, me siento libre para prestar atención al mundo y a las personas
que me rodean. Es una experiencia maravillosamente liberadora desprenderme del
habitual proceso de controlarme, analizarme e inhibirme. Entonces es como si el
tiempo avanzara más lento y el mundo saltara dentro de mi conciencia con toda
su riqueza y sutileza. Las cosas me parecen diferentes, más tridimensionales,
detalladas y nítidas. Soy capaz de centrar la atención, sin esfuerzo, en los
demás, hacerme eco de sus estados emocionales, escuchar sus historias sin
quedarme atrapada en las mías.”
EL SURGIR DE LA ESENCIA
El tipo Cuatro nos revela la verdad
fundamental de que nuestro verdadero yo no es algo que tenga atributos
predeterminados, es un proceso siempre transformador y renovador. Las manifestaciones
de nuestra verdadera naturaleza surgen y se transforman de manera constante en
otra cosa igual de maravillosa e inesperada, como un calidoscopio mágico. El
trabajo espiritual de los Cuatro consiste en evitar que su yo
caleidoscópico se convierta en una imagen estática enmarcada, de las que
se cuelgan en la pared. Así, descubren que su verdadero ser es un fluir
de experiencias mucho más hermosas, ricas y satisfactorias que cualquiera de
las que podían inventar en su imaginación.
La experiencia del contacto íntimo
con este fluir nos abre a un contacto más profundo con los demás y con los
aspectos más sutiles de la realidad espiritual. Este contacto siempre se percibe
como algo personal, precioso y del momento. En cierto sentido, los Cuatro nos ayudan
a reconocer la unidad del yo personal y los demás aspectos más universales de
nuestra naturaleza.
Así pues, la cualidad esencial especial
de los Cuatro es encarnar el elemento personal de lo divino. Aquello que
es eterno en nosotros experimenta el mundo a través de nuestras experiencias
personales. Un aspecto fundamental del alma es su calidad de impresionable, la
capacidad de experimentar y crecer con las experiencias. Cuando estamos
receptivos y presentes, las experiencias nos tocan y nos transforman el
corazón. En realidad, cada vez que nos dejamos tocar realmente por la vida,
esta nos cambia de modo profundo.
Y, en definitiva, ¿no es acaso tocar y transformar el corazón
humano el objetivo de toda expresión propia creativa?
Cuando los Cuatro residen en su
verdadera naturaleza son uno con la incesante creación y transformación que
forma parte de la dinámica de la esencia. En su núcleo, los Cuatro representan
la creación, el constante fluir del universo manifiesto y cambiante en el ahora
eterno. El don más precioso de los Cuatro es ser símbolos de esto y recordar a
los demás tipos que ellos también participan de la creatividad divina.
Del Libro “La sabiduría del
Eneagrama” de Rizo-Hudson.
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