Hay una parte de cada ser vivo que desea convertirse en sí misma, el renacuajo en
rana, la crisálida en mariposa, el ser humano herido en ser humano sano. Esto es la
espiritualidad.
ELLEN BASS
A mí me parece que antes de emprender el viaje en busca de la realidad, en busca de
Dios, antes de actuar, antes de tener cualquier relación con otro [...] es esencial que
comencemos por comprendernos a nosotros mismos.
KRISHNAMURTI
Sea cual sea tu edad, tu crianza o tu educación, aquello de que estás hecho es
principalmente capacidad no empleada.
GEORGE LEONARD
rana, la crisálida en mariposa, el ser humano herido en ser humano sano. Esto es la
espiritualidad.
ELLEN BASS
A mí me parece que antes de emprender el viaje en busca de la realidad, en busca de
Dios, antes de actuar, antes de tener cualquier relación con otro [...] es esencial que
comencemos por comprendernos a nosotros mismos.
KRISHNAMURTI
Sea cual sea tu edad, tu crianza o tu educación, aquello de que estás hecho es
principalmente capacidad no empleada.
GEORGE LEONARD
tipo de ideas sobre lo que creemos que necesitamos o deseamos: una relación mejor, un
trabajo mejor, un físico mejor, un coche mejor, etcétera. Creemos que si adquirimos esa
relación perfecta o ese trabajo perfecto o ese «juguete» nuevo desaparecerá el desasosiego y
nos sentiremos satisfechos y completos. Pero la experiencia nos enseña que el coche nuevo
sólo nos hace sentir mejor durante un tiempo. La nueva relación puede ser maravillosa, pero
jamás nos llenará totalmente del modo que creíamos que lo haría. ¿Qué es, pues, lo que
buscamos en realidad?
Si reflexionáramos un momento podríamos comprender que lo que anhelan nuestros
corazones es saber quiénes somos y para qué estamos aquí pero pocas cosas en nuestra
cultura nos animan a buscar respuestas a estas importantes preguntas. Se nos ha enseñado que
la calidad de nuestra vida mejorará principalmente si mejora nuestra fortuna externa, aunque
tarde o temprano comprendemos que las cosas externas, si bien valiosas, no sirven para tratar
la inquietud profunda de nuestra alma.
Así pues, ¿dónde buscar respuestas?
Muchos de los libros actuales sobre transformación personal hablan conmovedoramente sobre
el tipo de persona que todos desearíamos ser. Reconocen la importancia fundamental de la
comprensión, la compasión, la comunidad, la comunicación y la creatividad; pero por
hermosas y atractivas que sean estas cualidades, nos resulta extraordinariamente difícil
mantenerlas o ponerlas en práctica en nuestra vida cotidiana. Nuestros corazones ansían que
volemos muy alto y, sin embargo, casi siempre caemos, para estrellarnos con dolor contra las
rocas del miedo, los hábitos contraproducentes y la ignorancia. Con demasiada frecuencia las
buenas intenciones y los nobles deseos se convierten en nuevas causas de desilusión.
Entonces nos desanimamos, volvemos a nuestras distracciones conocidas y tratamos de
olvidar todo el asunto.
¿Están equivocados o mal orientados la mayoría de los libros de divulgación de psicología?
¿Somos los seres humanos incapaces de vivir vidas más completas y gratificantes? A lo largo
de la historia, los grandes maestros espirituales y morales han insistido siempre en que
tenemos la capacidad para lograr la grandeza, que somos, de hecho, criaturas divinas en un
sentido bastante real. ¿Entonces por qué nos cuesta tanto reconocer este estado y vivir de
acuerdo a él?
Nuestra opinión es que la mayoría de los libros de autoayuda no están por fuerza equivocados,
sino que sencillamente son incompletos. Por ejemplo, en el caso de un tema tan elemental
como el del peso podría haber muchos motivos para que una persona tuviera problemas de
obesidad o con la comida: sensibilidad al azúcar, excesiva cantidad de grasa en la dieta,
necesidad de comer para reprimir la ansiedad, o cualquier otro problema emocional o
afectivo. Sin identificar los problemas esenciales concretos que causan la obesidad no hay
solución posible, por grandes que sean los esfuerzos.
Por lo general, las recomendaciones de los libros de autoayuda se basan en métodos que han
dado buenos resultados al autor o la autora personalmente, y reflejan su configuración
psíquica y sus procesos personales. Si ocurre que un lector tiene una configuración similar, el
método tal vez le resulte eficaz. Pero si es poca la similitud, los consejos pueden confundir
más que ayudar al lector.
Cualquier método eficaz para crecer debe, por lo tanto, tomar en cuenta el hecho de que hay
tipos diferentes de personas, tipos diferentes de personalidad. A lo largo de la historia se han
propuesto muchos sistemas psicológicos y espirituales para tratar o explorar este
conocimiento esencial: la astrología, la numerología, los cuatro temperamentos clásicos
(flemático, colérico, melancólico y sanguíneo), la teoría de los tipos de personalidad de Jung
(orientación hacia la extraversión o la introversión, y funciones de intuición, sensación,
sentimiento y pensamiento) y muchos otros. Además, estudios recientes sobre el desarrollo
del niño y de la ciencia del cerebro han indicado que las diferencias fundamentales de
temperamento entre distintos tipos de personas tienen una base biológica.
Esta diversidad explica por qué un consejo bueno para una persona puede ser desastroso para
otra. Decirle a algunos tipos que deben centrarse más en sus sentimientos es como arrojar
agua a un hombre que se está ahogando. Decir a otros que necesitan hacerse valer más es tan
tonto como poner en estricto régimen dietético a una persona anoréxica. Al comprendernos a
nosotros mismos y comprender nuestras relaciones, nuestro crecimiento espiritual y muchos
otros asuntos importantes, veremos que el factor esencial es el tipo, no las diferencias de sexo,
ni las culturales ni las generacionales.
Creemos que el conocimiento de los tipos de personalidad es necesario en muchos ámbitos:
en educación, en las ciencias, en los negocios, la literatura, la terapia y, por encima de todo, en
la espiritualidad y el trabajo de transformación. Si bien nuestras inquietudes pueden ser
universales, la forma de expresarlas es mucho más particular; de hecho, está en función del
«filtro» con el cual abordamos la vida. El principal filtro que empleamos para comprendernos
a nosotros mismos y comprender el mundo que nos rodea, para expresarnos, para
defendernos, para hacer frente al pasado y anticiparnos al futuro, para aprender, para disfrutar
y para enamorarnos, es nuestro tipo de personalidad.
¿Y si existiera un sistema que nos capacitara para adquirir más conocimiento sobre nosotros
mismos y los demás? ¿Y si ese sistema nos sirviera para distinguir con más claridad nuestros
filtros y tomarlos debidamente en cuenta? ¿Y si este sistema nos mostrara nuestros problemas
psicológicos esenciales a la vez que nuestras fuerzas y debilidades en las relaciones
interpersonales? ¿Y si este sistema no dependiera de las opiniones de especialistas o gurús, ni
de la fecha de nacimiento, ni del orden de nacimiento, sino de nuestros rasgos de personalidad
y nuestra disposición a explorarnos con sinceridad? ¿Y si este sistema no sólo nos mostrara
nuestros problemas esenciales sino también nos indicara la manera de hacerles frente o
tratarlos? ¿Y si este sistema también nos dirigiera hacia las profundidades de nuestra alma?
Este sistema existe, y se llama Eneagrama.
En sentido espiritual, todo lo que uno desea, a lo que aspira y necesita está siempre
presente, es asequible aquí y ahora, para aquellos que tienen ojos para ver.
IDENTIFICACIÓN DEL TIPO DE PERSONALIDAD
Las grandes metáforas de todas las tradiciones espirituales (gracia, liberación,
renacimiento, despertar de la ilusión) testimonian que puedo trascender el
condicionamiento de mi pasado para hacer algo nuevo.
SAN KEEN
No llores; no te indignes. Comprende.
SPINOZA
EL ENEAGRAMA es una figura geométrica que representa los nueve tipos de personalidad
fundamentales de la naturaleza humana y sus complejas interrelaciones. Es una descripción de
la psicología moderna basada en la sabiduría espiritual de muchas tradiciones antiguas diferentes. La palabra enea-grama, del griego ennea, «nueve», y grammos, «figura», significa «figura de nueve puntas».
El eneagrama moderno de los tipos de personalidad es una síntesis de muchas y diferentes tradiciones
espirituales y religiosas. En gran parte es una condensación de la sabiduría universal, la filosofía
perenne acumulada durante miles de años por cristianos, budistas, musulmanes (especialmente los
sufíes) y judíos (en la Cábala). La esencia del eneagrama es el conocimiento universal de que todos
los seres humanos somos presencias espirituales encarnadas en el mundo material y que misteriosamente compartimos la misma vida y el mismo espíritu del Creador. Bajo las diferencias y apariencias superficiales, detrás de las cortinas de la ilusión, la luz de la Divinidad brilla en cada persona.
Sin embargo, diversas fuerzas oscurecen la luz y cada tradición espiritual tiene mitos y
doctrinas para explicar las causas de que la humanidad haya perdido su conexión con lo
divino.
Uno de los grandes valores del eneagrama es que se mantiene al margen de todas las
diferencias doctrinales. Ha servido a personas de prácticamente todos los principales credos
religiosos para redescubrir su unidad fundamental como seres espirituales. El eneagrama
tiene, por lo tanto, un inmenso valor en el mundo actual, para enseñar a blancos y negros,
hombres y mujeres, católicos y protestantes, árabes y judíos, heterosexuales y homosexuales,
ricos y pobres, que si buscan más allá de las diferencias superficiales que los separan
encontrarán un plano totalmente nuevo de humanidad común. Con la ayuda del eneagrama,
vamos a descubrir que los tipos de personalidad Seis son como todos los demás Seis, y
comparten los mismos valores con los demás de su tipo. Los negros tipo Uno son más
parecidos a los blancos tipo Uno de lo que se podría imaginar, etcétera. Surge entonces un
nuevo grado de comunidad y de compasión que hace desaparecer la ignorancia y el miedo.
Pero el eneagrama no es una religión; no se inmiscuye en la orientación religiosa de la
persona; no pretende ser un camino espiritual completo. Sin embargo, se ocupa del único
elemento que es fundamental a todos los caminos espirituales: el conocimiento de uno mismo.
Sin conocernos a nosotros mismos no llegaremos muy lejos en nuestro viaje espiritual ni
seremos capaces de mantener ningún tipo de progreso que hayamos hecho. Uno de los
grandes peligros del trabajo de transformación es que el ego intenta pasar por alto el trabajo
psicológico profundo saltando demasiado pronto a lo trascendente. Esto se debe a que el ego
siempre se cree que está mucho más «avanzado» de lo que está en realidad. ¿Cuántos novicios
en su primer año de noviciado se han convencido de que están casi listos para la santidad?
¿Cuántos alumnos de meditación han tenido la seguridad de que alcanzaron la iluminación en
un tiempo récord?
El verdadero conocimiento de uno mismo es un guardián valiosísimo contra ese engaño. El
eneagrama nos lleva lejos (y hace posible el verdadero progreso) porque comienza el trabajo a
partir de donde estamos realmente. Así como revela las alturas espirituales a las que somos
capaces de llegar, también arroja luz, con claridad y sin juicios, sobre los aspectos de nuestra
vida que están oscuros y permanecen aún sin liberar. Si queremos vivir como seres
espirituales en el mundo material, tenemos que explorar más esos aspectos.
Los tres elementos básicos necesarios para el trabajo de transformación son la presencia
(presencia mental, percepción consciente), la práctica de la autoobservación (adquirida del
conocimiento de uno mismo) y la comprensión de lo que se experimenta (interpretación
correcta proporcionada por un contexto mayor como una comunidad o sistema espiritual). El
Ser aporta el primero, tú aportas el segundo y el eneagrama aporta el tercero. Cuando se unen
estos tres elementos pueden ocurrir cosas con rapidez.
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