"Había una vez un cerrajero al que acusaron injustamente de
unos delitos y lo condenaron a vivir en una prisión oscura y profunda. Cuando
llevaba allí algún tiempo, su mujer, que lo quería muchísimo se presentó al rey
y le suplicó que le permitiera por lo menos llevarle una alfombra su marido
para que pudiera cumplir con sus postraciones cada día. El rey consideró justa
esa petición y dio permiso a la mujer para llevarle una alfombra para la
oración. El prisionero agradeció la alfombra a su mujer y cada día hacía
fielmente sus postraciones sobre ella.
Pasado un tiempo el hombre escapó de la prisión y cuando le
preguntaban cómo lo había conseguido, él explicaba que después de años de hacer
sus postraciones y de orar para salir de la prisión, comenzó a ver lo que tenía
justo bajo las narices. Un buen día vio que su mujer había tejido en la
alfombra el dibujo de la cerradura que lo mantenía prisionero. Cuando se dio
cuenta de esto y comprendió que ya tenía en su poder toda la
información que necesitaba para escapar,
comenzó a hacerse amigo de sus guardias. Y los convenció de que todos vivirían
mucho mejor si lo ayudaban y escapaban juntos de la prisión. Ellos estuvieron
de acuerdo, puesto que aunque eran guardias comprendían que también estaban
prisioneros. También deseaban escapar pero no tenían los medios para hacerlo.
Así pues, el cerrajero y sus guardias decidieron el siguiente
plan: ellos le llevarían piezas de metal y él haría cosas útiles con ellas para
venderlas en el mercado. Juntos amasarían recursos para la huída y del trozo de
metal más fuerte que pudieran adquirir el cerrajero haría una llave.
Una noche, cuando ya estaba todo preparado, el cerrajero y sus
guardias abrieron la cerradura de la puerta de la prisión y salieron al frescor
de la noche, donde estaba su amada esposa esperándolo. Dejó en la prisión la
alfombra para orar, para que cualquier otro prisionero que fuera lo
suficientemente listo para interpretar el dibujo de la alfombra también pudiera
escapar. Así se reunió con su mujer, sus ex-guardias se hicieron sus amigos y
todos vivieron en armonía. El amor y la pericia prevalecieron."
(Cuento tradicional sufí y recopilado por Idries Shah. También
incluido en el excelente libro de Don Richard Riso y Russ Hudson, titulado
"La Sabiduría del Eneagrama" Edit. Urano.)
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